Con una visión bastante errada de la realidad, diversos analistas, y hasta operadores políticos pensaron que la República Bolivariana de Venezuela se iba a quedar de brazos cruzados ante lo que parece una de las tantas verdades amargas en torno a nuestra determinación de defender los derechos incontrovertibles de nuestra patria sobre el territorio de la Guayana Esequiba: la trampa-jaula de la Corte Internacional de Justicia y su orientación a validar un nulo laudo arbitral de París; para concretar un despojo inaceptable para los venezolanos y venezolanas.
Para no variar, se volvieron a equivocar con Venezuela, cuyas instituciones empiezan a mover fichas para hacer valer un reclamo poco escuchado por más de 123 años seguidos; con la promoción de nuestra parte de elementos jurídicos en la búsqueda de una resolución pacífica de este diferendo territorial.
Por supuesto, mover ficha implica activar posibilidades políticas de respuesta ante el desafío que comprende la concreción de este despojo, donde la República Cooperativa de Guyana se encuentra en contubernio con el Comando Sur de EEUU y un lobby petrolero al que parece importarle poco legalidad, estabilidad, paz; y sí, mucho, su sed de recursos petroleros y gasíferos; en la que, por cierto, se conjugan tantas banderas que uno puede afirmar, sin tapujos, que en negocios no hay ideología ni aliados estratégicos que valgan.
Lo cierto es, que la convocatoria por parte de la Asamblea Nacional de un Referendum Consultivo, para precisamente dar fuerza a las diversas alternativas para abordar este asunto tan complejo; acompañado del afianzamiento de una perspectiva venezolana de disposición de la Diplomacia Bolivariana de Paz, como herramienta fundamental, para encauzar posibles entendimientos por las vías expuestas en el Acuerdo de Ginebra de 1966; tienen desesperados tanto a la élite genuflexa de Guyana como a sus verdaderos mandatarios del Comando Sur, quienes les utilizan a conveniencia y como pieza de amenaza y provocación.
Justo acá se presenta otra verdad amarga, que no necesitará confirmación el venidero 3 de diciembre. Y es que desde hace ya mucho rato, junto al contubernio que respalda a Guyana en su pretensión de robarnos el territorio Esequibo de más de 155 mil kilómetros cuadrados, se les ha juntado un grupúsculo de personajes que se hacen llamar venezolanos y venezolanas pero que, en realidad, y en momentos cuando hay que demostrar estatura política, hacen un esfuerzo bien dedicado y a gusto por demostrar todo lo contrario.
Basta con mencionar dos hitos. El primero de ellos es cómo, en un ejercicio inconstitucional, ilegal e irresponsable, la entonces Asamblea Nacional, en 2019, designó una «embajadora» en Reino Unido para el gobierno interino que trató de hacer fraguar en Venezuela, por mandato y apoyo de Washington, siendo una de las perlitas lanzada por la ciudadana Vanessa Newman, designada para un cargo inexistente, que Juan Guaidó debía afirmar que Guyana era quien tenía derechos sobre ese espacio territorial, a cambio de un apoyo irrestricto de Londres al adefesio presidencial que montaron, contando esta acción lesiva al interés nacional con la anuencia de quien trataba de usurpar la primera magistratura venezolana.
El segundo hito, después de poco reflexionar su actuación antinacional en 2019, vino recientemente cuando un funcionario del Gobierno de Joe Biden, Brian Nichols, quien es ni más ni menos que Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occcidental de EEUU, espetó que esa administración apoyaba a Guyana en sus «derechos soberanos» sobre el Esequibo con arreglo al Laudo de París de 1899.
Resulta que la Plataforma Unitaria, que es por cierto la única de tantas oposiciones en Venezuela que reconoce el Gobierno de EEUU dada su gran capacidad de asimilar y hacer todo cuanto les instruyen desde allá, ni un comunicado, declaración, ni una lanza quebrada por la Venezuela que dicen defender, ni un rechazo a las declaraciones de quien les recibe a cada rato en Washington en medio de selfies, sonrisas y recepción de instrucciones, ni una sola afirmación vimos, ni hemos visto, ni veremos, por parte de ese factor de oposición, lo cual revela a las claras su verdadera postura de entrega del territorio de la Guayana Esequiba, afortunadamente aislada del país nacional por ser ajena a nuestra raíz histórica y vergonzosa en todo sentido.
Al margen de estas verdades amargas, que muestran a las claras lo que debe ser la posición genuflexa y antinacional de pequeños grupos opositores, rechazando que Venezuela se movilice en defensa de sus derechos sobre el territorio de la Guayana Esequiba, existe un contexto de razones sagradas para expresarnos y contribuir a la construcción de una voluntad nacional amalgamada, cuya primera expresión se encuentra en participar en el Referendum del venidero 3 de diciembre confirmado por el Poder Electoral.
- El Laudo Arbitral de Paris, de 1899, por sus características lesivas al interés nacional venezolano ya que nos despoja del Territorio de la Guayana Esequiba de 155mil kilómetros cuadrados, fue debidamente denunciado por uno de sus partícipes, Severo Mallet-Prevost, quien mostró elementos de la forja a la cual fue sometido dicho Laudo, atentando contra nuestros intereses, lo cual suma elementos de nulidad del mismo, acompañado de los innumerables testimonios históricos que nos otorgan soberanía sobre ese espacio territorial, con documentación necesaria y suficiente desde los tiempos de creación de la Capitanía General de Venezuela en 1777. De suyo la primera pregunta del referéndum consultivo nos da la posibilidad de activar elementos más allá de los casi 123 años de reclamo jurídico, considerando además las actuales declaraciones agresivas provenientes de la República Cooperativa de Guyana, indispuesta a negociar en los términos del Acuerdo de Ginebra de 1966 que de suyo sustituyó al infame Laudo de 1899, que rechazamos abiertamente y en todos sus términos respondiendo afirmativamente esta pregunta.
- La denuncia interpuesta ante Naciones Unidas por el entonces canciller Marcos Falcón Briceño, en noviembre de 1962, abre las puertas para una negociación que llevará al Acuerdo de Ginebra de 1966 mediante el cual no sólo se reconocen derechos soberanos de Venezuela sobre el territorio de la Guayana Esequiba, sino además sustituye los términos del írrito Laudo de Paris de 1899, privilegiando en tal sentido los medios diplomáticos para un arreglo entre las partes, reconociendo a su vez los derechos legítimos de Venezuela. La segunda pregunta del referéndum consultivo procura dar mayor legitimidad popular, desde la democracia participativa y protagónica dispuesta en la Constitución Nacional, en su artículo 5, al Acuerdo de Ginebra de 1966, como única vía jurídica expresa aceptada por el Estado Venezolano y por el pueblo en general para resolver la controversia sobre el territorio Esequibo con la República Cooperativa de Guyana.
- Teniendo en cuenta que el Acuerdo de Ginebra de 1966 es el único documento jurídico válido aceptado por la República Bolivariana de Venezuela, es inaceptable la presencia de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, basado en tres fundamentos: a. Que la República Cooperativa de Guyana ha acudido de manera unilateral a la Corte, sin la anuencia de la República Bolivariana de Venezuela, siendo que el Acuerdo de Ginebra establece que todos los pasos que se deban dar se tienen que acordar por vía de consenso entre las partes; b. Que la Corte ha pasado a analizar directamente sobre el Laudo de París de 1899, cuando el documento válido para llegar a un arreglo definitivo en torno a este diferendo es el Acuerdo de Ginebra de 1966; c. Que de fondo existe un contubernio poderoso entre el lobby petrolero, el Comando Sur y una clase política guyanesa indispuesta a negociar, para legalizar por vía de la Corte este írrito Laudo de París, pretendiendo así concretar un robo. La tercera pregunta deja clara la decisión de Venezuela desde una legitimidad popular, en torno a no aceptar la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia en este diferendo territorial, lo cual nos da posibilidad de tomar medidas antes que se venza el plazo dispuesto por dicha instancia para abril de 2024, momento en el cual se presenta la fecha límite que tiene Venezuela para presentar sus descargos en contra del Laudo de París y su validez.
- La doble importancia estratégica del territorio Esequibo, geográfica por un lado, y energética por el otro con la reciente confirmación de la existencia de poderosos yacimientos en materia de petróleo y gas que han activado al lobby petrolero mundial, encabezado por la Exxon Mobil y que algunos analistas petroleros han dispuestos en más de 10mil millones de reservas potenciales en estos rubros de energía fósil. Las movidas recientes del Gobierno de Guyana y los apoyos dados por el Comando Sur para tratar de proteger la aprobación de explotación de crudo en territorio que es parte del diferendo territorial con la República Bolivariana de Venezuela, nos disponen en la necesidad de avanzar acciones en defensa de nuestros derechos soberanos. La cuarta pregunta da legitimidad popular al Estado Venezolano para que tome las acciones que considere necesarias en pro de garantizar los derechos de la República Bolivariana de Venezuela, confrontando con todos los medios a disposición la pretensión de explotar crudo, o desplegar cualquier tipo de actividad ilegal en el territorio objeto de este diferendo sin la connivencia de nuestra patria.
- Dado el hecho de la imposibilidad, hasta ahora, de obtener logros a través de 123 años de reclamos jurídicos, se hace necesario disponer de nuevas acciones en el campo político e institucional para que el Estado Venezolano promueva la defensa concreta de los derechos sobre el territorio Esequibo, siendo uno de ellos la creación de un Estado denominado Guayana Esequiba, así como activar el proceso de cedulación de los pobladores esequibanos, hechos políticos de la determinación nacional. La quinta pregunta del referéndum consultivo dota al Estado Venezolano de respaldo popular no sólo para el establecimiento de estas acciones, sino para acompañarlas de la utilización de los medios de seguridad interna y seguridad y defensa nacional tendentes a fortalecer la eventual creación del nivel político territorial correspondiente.
Finalmente el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, al anunciar la conformación del Comando de Campaña «Venezuela Toda» para votar cinco veces si a las cinco preguntas de esta Consulta Nacional, expresó el carácter histórico de la decisión que estamos tomando:
«Esta reunión de esta inmensa fuerza social, política del país, de raíz clara y legítima, ha sido para organizarnos para la gran campaña electoral que se va a desarrollar de acuerdo a los parámetros constitucionales. A partir del próximo lunes 6 de noviembre al viernes 1° de diciembre, el pueblo de Venezuela se va a las calles en movilización consciente, organizada y participativa para prepararse para una decisión histórica y trascendental: qué vamos a hacer sobre la Guayana Esequiba como derecho histórico».
Son elementos sustanciales de una cita con la historia que tendremos el venidero 3 de diciembre, fecha que con nuestra participación reafirma no sólo nuestro profundo sentimiento y convicción venezolana, de lo afirmativo venezolano; sino además pone en su sitio a todos quienes pretendan contribuir a un despojo que toda Venezuela unida y en movilización, impedirá.