Solo la desesperación y el temor pudieran explicar las declaraciones del presidente de Guyana, en las que anunció que acudirá a la Corte Internacional de Justicia para solicitar que sea suspendido el referendo consultivo del tres de diciembre.
Está muy claro que este señor nada entiende de un concepto que es la savia misma de la democracia: “la soberanía reside en el pueblo”, y también debería comprender que no hay fuerza en el mundo que nos pueda quitar el derecho a decidir sobre los asuntos de interés supremo de la nación, tal y como lo establece nuestra Carta Magna.
El 3 de diciembre habrá referendo consultivo diga lo que diga la Corte, o el siniestro personajillo que funge como secretario general de la OEA, o sea cualquiera que sea la amenaza del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos, aquí, en la Patria del Libertador Simón Bolívar, quien decide sobre sus asuntos es el pueblo soberano.
No cabe duda de que el presidente de Guyana y la ExxonMobil están asustados, saben que Venezuela decidirá que no acepta la patraña del Laudo de Paris de 1899, que no fue otra cosa que el robo de un territorio que es nuestro, y que bajo ningún respecto reconocemos a la Corte Internacional de Justicia para decidir sobre el diferendo limítrofe.
Para consumar el robo de nuestro territorio la ExxonMobil y el presidente de Guyana se han lanzado por el precipicio de la confrontación y la ilegalidad, muy por el contrario, el jefe del Estado de Venezuela, Nicolás Maduro, reafirma su indeclinable posición de resolver este diferendo por la vía pacífica y diplomática, que es la que establece el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Venezuela está unida en la defensa de su territorio, nos asiste la razón y el Derecho Internacional; y sabemos que nuestro Sol nace en el Esequibo.