La declaración emitida al final de la jornada no deja duda de que existe una voluntad superior de evitar un escalamiento indeseable pero a su vez reafirma que la República Bolivariana de Venezuela no está dispuesta en ninguna circunstancia a ser actor pasivo mientras factores de poder nos despojan del territorio Esequibo
La política tiende a ser benévola con quienes mantienen posiciones de principios en su ejecución; especialmente cuando el fundamento de la razón acompaña determinada postura. No fue sorpresa por tanto que la República Bolivariana de Venezuela estuviera, al mismo tiempo, en capacidad de llevar a cabo una estrategia nacional en defensa del territorio de nuestra Guayana Esequiba, mientras desarrollaba esfuerzos internacionales, desde la Diplomacia Bolivariana de Paz para sentar en la mesa a la República Cooperativa de Guyana en torno al diferendo que tenemos sobre dicho espacio territorial.
Por ello, cuando internacionalmente fue anunciada una reunión en San Vicente y Las Granadinas entre los presidentes de la República Bolivariana de Venezuela: Nicolás Maduro Moros, y el de la República Cooperativa de Guyana, Irfaan Alí; gracias a los auspicios del presidente de Brasil, Lula da Silva, y del primer ministro de la nación anfitriona de este encuentro, Ralph Gonsalves, en su condición de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); nuestra patria no tuvo reparo en afirmar su beneplácito ante este encuentro.
Esta posición vino directamente de una carta enviada por el Presidente Maduro, donde fija parte de los elementos centrales de la estrategia venezolana para la defensa del territorio Esequibo; convertida hoy en mandato popular por el abrumador apoyo obtenido en el referéndum consultivo del pasado 3 de diciembre.
Reafirma el Jefe de Estado venezolano, en su respuesta al Primer Ministro de San Vicente y Las Granadinas:
«Apreciado Ralph
Al enviarte un afectuoso saludo, aprovecho la oportunidad para expresarte mi agradecimiento por tu carta de fecha 09 de diciembre de 2023 para sostener el próximo jueves 14 de diciembre, en San Vicente y las Granadinas un diálogo de alto nivel con el presidente de la República Cooperativa de Guyana, Mohamed irfan Ali, con el aval del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Siva y del primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, para abordar de manera directa la controversia territorial entre Venezuela y Guyana
Venezuela agradece a la Comunidad del Caribe (CARICOM) que haya considerado nuestra solicitud por dialogo directo y preocupación para preservar nuestra zona de paz. Fuimos los promotores de esta declaración en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), porque sabemos los riesgos históricos que se ciernen sobre la conformación misma de nuestra región
Esta controversia ferritorial fue reconocida, de manera directa, por el Reino Unido de la Gran Bretaña en el año de 1966 a través de la firma del conocido Acuerdo de Ginebra, luego que Venezuela demostrara que el laudo emitido en 1899 por el Tribunal Arbitral de Paris era nulo e írrito producto de un complot, construido bajo el amparo de la Doctrina Monroe, entre los Estados Unidos y el Reino Unido de la Gran Bretaña.
Desde ese entonces, la posición de nuestro pais siempre ha sido la via del dialogo con Guyana, a efectos de conseguir una solución práctica a la controversia que ha de ser amistosamente resuelta en forma que résulte aceptable para ambas partes, como reza el mencionado acuerdo, del cual el Gobiemo de la República Cooperativa de Guyana es parte.
Estimado amigo, por estas razones es que acojo con beneplácito la inciativa que propones en tu misiva, con el deseo de que se convierta en un punto de partida hacia el retorno de las negociaciones directas entre ambos países, las cuales se han visto perturbardas en los últimos años por una serie de acciones contrarias al espiritu del propio Acuerdo de Ginebra.
Acudiré a la cita con un mandato de mi pueblo, que de manera transparente acudió a un Referendo Consultivo, convocado por la Asamblea Nacional, el pasado 3 de diciembre y de manera contundente fijó las acciones politicas y diplomáticas, enmarcadas siempre en el Derecho Internacional para la defensa de nuestros legítimos derechos sobre la Guayana Esequiba.
El pueblo venezolano ratificó el rechazo a los limites establecidos en el laudo arbitral de 1899, y reafirmó la ruta del Acuerdo de Ginebra de 1966 como la única via para alcanzar la solución de la controversia. Adicionalmente, se comprobó el respaldo popular a la posición histórica de Venezuela, de no reconocer la jurisdicción compulsiva u obligatoria de la Corte Internacional de Justicia, de soberania que compartimos 119 países, lo cual impide alcanzar una solución eficaz a la controversia por esta via, la cual se trata de imponer de manera unilateral contraviniendo los compromisos asumidos entre las partes.
La imposición de la Corte Intemacional de Justicia, como instancia para buscar una solución a la controversia territorial, es violatoria del principio de consentimiento mutuo ya convenido entre las partes; lo que la convierte en uno de los factores de mayor incidencia y amenaza con un deterioro de la situación.»
No hay que tener mucha agudeza analítica para darse cuenta que cualquier encuentro como el ocurrido el pasado 14 de diciembre, deriva no sólo de la perseverancia de Venezuela y del Presidente Maduro en sentar en la mesa al presidente guyanés; sino que es consecuencia directa del inobjetable resultado popular del pasado 3 de diciembre, lo cual se evidencia en la carta de respuesta aceptando dicha invitación.
Aparte de esta aceptación desde Venezuela, dos elementos previos se presentaron a este encuentro y resultan propios del lenguaje de la diplomacia en política; tratando de generar masa crítica favorable antes de dicho encuentro entre Guyana y Venezuela.
En primer lugar, se llevó a cabo un encuentro a puerta cerrada en el Seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde sin lugar a dudas, se abordó la inconveniencia de un nuevo frente de guerra, a pesar de las torpes y poco constructivas declaraciones del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, poniéndose casi del lado guyanés; y siendo uno de los principales responsables de incrementar las tensiones en este tema al enviar este caso de manera unilateral e inconsulta a la Corte Internacional de Justicia, que Venezuela desconoce.
Toda esta determinación movió un andamiaje de actores, no sólo en Brasil y San Vicente y Las Granadinas, sino además en la CARICOM, la CELAC y hasta en Naciones Unidas, promoviendo que en efecto se llevara a cabo la reunión bilateral; tal como Venezuela lo viene solicitando desde el mismo momento que Guyana decidió accionar unilateral y escaladamente violando el Acuerdo de Ginebra, desde el año 2015.
Por otro lado, vimos a una República Cooperativa de Guyana, amparándose en la ExxonMobil y el Comando Sur, tratando de elevar el tono en la previa a esta reunión, con posiciones que incluso pudieron poner en riesgo la ocurrencia de este primer diálogo en San Vicente y Las Granadinas. El propio Irfaan Alí dio pasos irresponsables al afirmar la autorización para el establecimiento de bases militares de EEUU en territorio Esequibo, mientras desde la transnacional petrolera se emitían posturas de permanencia a toda costa en dicho espacio.
Todas estas bravatas, en lenguaje diplomático, no eran más que pretensiones de posicionarse fuertemente en la conversación con Venezuela, a sabiendas de que el simple hecho de sentarse en una mesa de diálogo, estando hace un mes indispuesto, es cuando menos una victoria de Venezuela y de la Diplomacia Bolivariana de Paz; evidencia que condujo a mantener una postura de contención ante estas provocaciones.
Con la experiencia propia del ejercicio político, el presidente de la República mantuvo el centro estratégico en los elementos dipuestos en su carta de aceptación; así como en el hecho relevante de fraguar un diálogo directo después de muchos desaires y provocaciones unilaterales desde Georgetown.
Todo esto, apalancado además en una declaración de América Latina como Zona de Paz, tal como fue emitida y consensuada en 2011 por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC, de la cual tanto Guyana como Venezuela forman parte.
La reunión se llevó a cabo, y dejó a las claras una lógica propia de un primer encuentro, luego de mucho tiempo sin un diálogo bilateral; más sobre un tema tan complejo como un diferendo territorial. Con la presencia de factores de Naciones Unidas, CELAC y la CARICOM, Nicolás Maduro e Irfaan Alí estrecharon sus manos e iniciaron una reunión que duró un poco más de dos horas.
La declaración emitida al final de la jornada no deja duda de que existe una voluntad superior de evitar un escalamiento indeseable pero a su vez reafirma que la República Bolivariana de Venezuela no está dispuesta en ninguna circunstancia a ser actor pasivo mientras factores de poder nos despojan del territorio Esequibo.
La Doctrina Maduro conjugada en los tres pilares que hemos afirmado en varias oportunidades (asumir el ejercicio protagónico del pueblo venezolano para indicarnos la hoja de ruta, desarrollar una estrategia nacional de aproximación institucional al territorio Esequibo, y fomentar una Diplomacia Bolivariana de Paz; para posicionar desde nuestra unidad nacional el tema en el ámbito internacional) fraguó un documento muy positivo para promover un diálogo que promueva justo el centro de lo que afirma el Acuerdo de Ginebra de 1966: un arreglo práctico y satisfactorio para ambas partes.
Tal cuestión quedó plasmada en los 11 puntos de la declaración conjunta leída por el Primer Ministro de San Vicente y Las Granadinas Ralph Gonsalves, de la cual enfatizamos los siguientes:
- Acordaron que Guyana y Venezuela, directa o indirectamente, no se amenazarán ni utilizarán la fuerza mutuamente en ninguna circunstancia, incluidas las derivadas de cualquier controversia existente entre ambos Estados.
- Acordaron que cualquier controversia entre los dos Estados se resolverá de conformidad con el derecho internacional, incluido el Acuerdo de Ginebra de 17 de febrero de 1966.
- Se comprometieron con la búsqueda de la buena vecindad, la convivencia pacífica y la unidad de América Latina y el Caribe.
- Tomaron nota de la afirmación de Guyana de que está comprometida con el proceso y los procedimientos de la Corte Internacional de Justicia para la resolución de la controversia fronteriza. Tomaron nota de la afirmación de Venezuela de su falta de consentimiento y falta de reconocimiento de la Corte Internacional de Justicia y su jurisdicción en la controversia fronteriza.
- Acuerdan que ambos Estados se abstendrán, ya sea de palabra o de hecho, de intensificar cualquier conflicto o desacuerdo derivado de cualquier controversia entre ellos. Los dos Estados cooperarán para evitar incidentes sobre el terreno que conduzcan a tensiones entre ellos. En caso de que se produzca un incidente de este tipo, los dos Estados se comunicarán inmediatamente entre sí, con la comunidad del Caribe (CARICOM), con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y con el Presidente de Brasil para contenerlo, revertirlo y evitar que se repita.
- Acordaron establecer inmediatamente una comisión conjunta de los Ministros de Relaciones Exteriores y técnicos de los dos Estados para tratar los asuntos mutuamente acordados. Una actualización de esta comisión conjunta será presentada a los Presidentes de Guyana y Venezuela en un plazo de tres meses.
- Ambos Estados acordaron reunirse de nuevo en Brasil, en los próximos tres meses, o en otro momento acordado, para considerar cualquier asunto con implicaciones para el territorio en disputa, incluida la mencionada actualización de la comisión mixta.
No hay dudas de que este primer paso es una victoria de la estrategia venezolana y un aporte para buscar soluciones pacíficas y de consenso a la controversia territorial, dónde hagamos valer nuestro justo reclamo sobre una Guayana Esequiba que es íntegramente nacional desde el primer momento de nuestra génesis.
También es claro el momento de que estos avances son una victoria política del liderazgo del Presidente Nicolás Maduro Moros, y eso no hay forma de contestarlo cuando la fuerza de los hechos lo ha reafirmado en San Vicente y Las Granadinas.