Por: Federico Ruiz Tirado
En la introducción a Sueño y Ocultismo, Freud brinda un ejemplo de las maneras de razonamiento útiles para desentrañar y entender las formas del comportamiento humano: habla de una junta de científicos que discutía el contenido del núcleo interior del planeta y surge un ponente con una tesis peregrina: la tierra está llena de mermelada. La tesis es rechazada por absurda y así finaliza el simposio.
En el mismo texto, Freud nos interpela acerca del error metodológico de los refutadores, pero recuerda el carácter esencial del análisis del comportamiento. Dice que poco importa sí el científico de la mermelada está o no en la razón. Lo importante es preguntarse qué clase de hombre se aventura a decir que la tierra está rellena de mermelada.
Esta referencia a Freud nos sirve para leer entre líneas las corrientes ocultas del accionar político de la derecha, o en palabras del mismo Freud, para recorrer “una senda estrecha que puede llevarnos a una vasta perspectiva”.
Si nos detenemos en las matrices comunicacionales establecidas por las corporaciones mediáticas mundiales, para fijar el surgimiento de Milei como un fenómeno expresor del nuevo «salto civilizatorio» del capitalismo; debemos saber que existen elementos a considerar y acciones que justifican episodios identificados en los medios hegemónicos; así como otros de corte histórico, pero igual de contundentes.
Pero, ¿cuáles serán estos escenarios y con cuales actores, además de Milei, cuenta el capitalismo hoy? O mejor aún, y tomando la paradoja freudiana ¿seguirán pensando en la mermelada?
De amplio centimetraje ha sido la corriente de opinión que destaca la derrota del Factor K; aunque poco ha sido señalado el origen profundo de este personaje que se exhibe como un «extra» tenebroso del judaísmo, el ángel apocalíptico (Abaddón) que arrasará con el modelo del estado de bienestar o «gestor», regulador del mercado, «medium» de un perro aullando desde el más allá para ubicar la nueva mercancía.
Es en este punto donde debemos detenernos con una lección del Comandante Chávez. ¿Por qué el monstruo cambia de cabezas, pero posee el mismo cuerpo? No son Milei ni su hermana ventrílocuos de Conrad: sí, un experimento dotado de múltiples e insospechados metalenguajes destinados a la precipitación social, al desquiciamiento del «orden» y a la instauración del caos discursivo, como quien le da un garrotazo a la piñata en medio de la oscuridad.
La necesidad del imperio
El pueblo argentino no podrá tener sosiego esta navidad. Como caballo desbocado anda Javier Milei estos días. El miércoles por la noche aprobó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) en el que derogó 300 leyes para liberar completamente el comercio, la propiedad de la tierra, la producción y venta de medicamentos y vacunas, la producción de los ingenios azucareros, además de la desregulación del sistema financiero y bancario.
Este decreto también libera los contratos de los alquileres de viviendas, permitiendo que se hagan en cualquier moneda ─en un país en el que la mayoría de la población alquila─. También deroga la ley de abastecimiento o “ley de góndolas”, permitiendo que la mano invisible del mercado fije libremente los precios de los alimentos, lo cual afecta a su vez la soberanía alimentaria nacional.
Es importante indicar que todas las medidas contenidas en el decreto son completamente lesivas para la población y la soberanía del país. Cada punto del “decretazo” está hecho a la medida de los poderes económicos concentrados internos y externos. Por ejemplo, el punto relativo a la propiedad de la tierra favorece directamente al inglés Joe Lewis, quien se apropió de miles de hectáreas de tierra en la Patagonia, incluso de aquellos territorios que ancestralmente les pertenecen a los Mapuches.
¿De dónde viene el ángel?
En el marco de este escenario calamitoso para la Argentina y América Latina, resulta oportuno preguntarse quién es el actual presidente de Argentina, dónde y cómo surgió y, sobre todo, cómo es que el pueblo argentino votó a su propio verdugo. La respuesta está en el trabajo psicológico y emocional de construcción de una figura, a través de los medios de información privados, pero fundamentalmente las redes sociales, entre ellas tik tok.
Milei es un personaje hasta hace pocos años desconocido. Destaca la velocidad con que salta a la palestra y de repente se roba el escenario de la política. Hasta hace unos dos años, Milei era un sujeto prácticamente desconocido.
Sus primeras apariciones públicas ocurrieron en programas de espectáculos y entretenimientos de stand up y canto. Javier Milei surgió como cantante de temas de Sandro en la televisión, en los que aprovechaba para desplegar su histrionismo y la naturaleza disruptiva de su carácter. Empezó a mostrarse como un sujeto casi al margen de la sociedad, un fracasado o perdedor con cientos de derrotas, en cuyas crisis y abatimiento solo contaba con su perro Conan y su hermana, Karina. Muchas veces lloró ante las cámaras de televisión o incluso comentarios contra sus “progenitores”, con quienes no tenía contacto a causa de una historia familiar profundamente traumática.
Dentro de esa trama familiar perversa, su compañía y protección era Karina, a quien Milei llama “el jefe” y la erige como la verdadera ideóloga e inspiradora del proyecto libertario, que opera tras bastidores. Junto a ella están sus perros, clones de Conan, el compañero canino en las desventuras y crisis. Si bien Conan está muerto, se comunica “desde el más allá”.
Los gritos, la comedia de stand up, la disrupción psicológica, sus aires mesiánicos y místicos lo convierten como la típica figura del populismo de derecha, que mueve las emociones más bajas y oscuras de una sociedad fragmentada.
En la época de las pasiones tristes, el odio de clase, la frustración y deseo de venganza hacia los políticos ─y desprecio a la política─ de un sector de la población que se entronizó con lo que representaba Milei.
En ese relato de vida triste, de paria frustrado, Milei encontró la empatía en un público ingenuo que fue siendo presa de la seducción de este tipo de discursos emotivos. El desequilibrio mental que expresaba este personaje se convirtió en la principal arma para cautivar y emocionar hasta las lágrimas a cualquiera.
En el último tiempo a Milei se le pudo ver en distintas oportunidades ante las cámaras de televisión y las redes sociales lanzando improperios y gritos contra “la casta”, ese epíteto que utilizó para denominar a los políticos tradicionales. De ese modo, marcaba su antagonismo con la política y se mostraba como un “outsider”; que viene de afuera a depurar las prácticas corruptas y la desigualdad impuesta por los privilegiados de siempre. Extrañamente, en esta denominación de casta no entraban los banqueros, los empresarios o los fugadores históricos.
Hoy en día, el discurso de la casta ha desaparecido del discurso presidencial. Incluso, se desconoce si toda esa disrupción y elocuencia expresada en los cientos de horas de rating que tuvo en los últimos años fue pura actuación. Milei es ahora el clásico político neoliberal, que cumple a rajatabla con las recetas ortodoxas de los amos del mundo. Va de la mano con Macri y con el empresariado apátrida, con la verdadera casta que viene a terminar de saquear las arcas del estado y los recursos naturales que tiene la Argentina, principalmente el litio, el gas y el petróleo.
Milei, es el ángel apocalíptico fugado de Abaddon, El Exterminador. La gran metáfora del mal novelada por Ernesto Sábato.