Año de barbarie, el que finaliza. Año de barbarie el que iniciamos. Año en el que reafirmamos la decadencia de Occidente. Un Occidente que ve, con omisión cómplice, como en pleno siglo 21, sus dirigentes políticos son cómplices del genocidio que el Estado israelí perpetra en Palestina.
Empezamos el año tal y como lo finalizamos: con impotencia. Impotencia ante la imposibilidad de hacer algo más, algo efectivo, para detener la masacre.
Empezamos el año consternados, resignados a ser unos contadores de cuantos palestinos son asesinados día a día.
Sí, es cierto, protestamos, nos movilizamos, denunciamos, ganamos las batallas en la opinión pública, creamos conciencia, que es importante, pero la sangría no se detiene.
Aquí es donde Occidente queda retratado, queda en evidencia.
Primero, porque el Estado de Israel es una creación de ellos. Concebido bajo sus parámetros y concepción. Emergido bajo sus estructuras, bajo la que surgió luego de la Segunda Guerra Mundial. Pero, en esa misma línea, Occidente queda retratado porque ya esa estructura, con sus organismos, la ONU, principalmente, ha demostrado su inutilidad para afrontar este conflicto gestado, como se sabe en los años 40 del siglo pasado. Estas masacres son la continuación de otras, menos ruidosas, pero constantes, en casi ocho décadas.
Son consecuencia del despojo territorial que han sufrido los palestinos por casi 80 años. Pero, además, porque Occidente ha demostrado, sus líderes por lo menos, han demostrado su falsedad, su hipocresía.
Lo señalamos anteriormente, el 27 de septiembre, pocos días antes de la reacción de Hamas ante la ocupación israelí, Benjamín Netanyahu habló, ante la ONU, de un proyecto para crear una especie de franja comercial, económica, en la que estuvieran involucrados países como Egipto, Jordania, la misma Arabia Saudita, que conectaría dicha zona del Medio Oriente con Europa. Muchos interpretaron el proyecto como una iniciativa para confrontar la Nueva Ruta de la Seda que China viene implementando desde hace una década.
Occidente, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), acogieron la iniciativa con entusiasmo. Siempre lo hacen.
Revisando información sobre el asunto, encontramos también que hace un año, en uno de esos tantos alardes, la baronesa Von der Leyen, anunciaba que ya tenían la solución para reemplazar el gas que recibían de Rusia, estaba en Israel.
Y uno se preguntaba, ¿Israel es una potencia gasífera, petrolera? ¿Entonces? ¿Cómo harían? ¿Cómo harán?
Bueno, en las costas de Gaza hay yacimientos de hidrocarburos. De allí piensan suplir, aunque la cantidad en los yacimientos no es muy grande tampoco, los combustibles que enviaba Rusia.
Mal le va a Occidente, sobre todo a los europeos, que han devenido en apéndices de Washington.
Ese sabor a hiel que nos dejó el 2023, es parte de la dinámica del nuevo orden mundial que emerge. Porque si bien hubo desolación en Palestina y otros rincones del planeta, también hay reacciones, hay movimientos geopolíticos que se están dando, que nos hacen reafirmar la esperanza en un mundo, más justo, más equilibrado, más democrático.
Por ejemplo, ante la masacre israelí en Palestina, más allá de las voces de los pueblos, que se escucharon en todo el planeta, ya ha habido pronunciamientos oficiales.
Allí está la reacción del gobierno de Sudáfrica que denunció al Estado de Israel ante un tribunal mundial de primer nivel, acusando a Israel de genocidio en un largo expediente en la Corte Internacional de Justicia.
El país africano entregó 84 páginas, señalando que las acciones israelíes «son de carácter genocida, ya que se cometen con la intención específica requerida de destruir a los palestinos en Gaza como parte del grupo nacional, racial y étnico palestino más amplio».
Muchos países han apoyado esta posición, muchos han roto o suspendido relaciones diplomáticas con Tel Aviv.
Pero los dirigentes políticos israelíes prosiguen su posición altanera, agresiva, contra Gaza y otros vecinos. Allí están sus recientes ataques a zonas del Líbano, de Siria.
Allí, volvemos al tema, Estados Unidos y la Unión Europea siguen respaldando a Israel. Lo bueno, en medio de la tragedia, es que pierden la batalla ante la opinión pública. Ya no la manejan ni controlan a su antojo, como antes.
Recordemos el quejido de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, quien cuestionó el trabajo de Telesur, asegurando que su país seguirá por «el camino de la libertad y la democracia de los pueblos».
Según su óptica, el canal multiestatal, creado en 2005 con sede central en Caracas, representa una amenaza para sus intereses.
«En América Latina tenemos más de 31 millones de seguidores con Sputnik Mundo, Russia Today Español y Telesur. No practican el periodismo de justificación o verificación. Difunden desinformación, socavan las democracias en todo el hemisferio y debemos hacerlo mejor que eso, debemos tener algo en la región que promueva de manera muy específica las democracias», dijo la inefable Richardson.
Si, para ellos la colonización mental es uno de sus puntos vitales; hoy la pierden.
Lo pierden porque, como en el caso de Palestina, no hay sinceridad, no hay coherencia entre su discurso y su accionar. Lo pierden porque han surgido otras narrativas, otras concepciones, expresadas en medios como este, en el que leen estas líneas, o los ya citados Telesur, Rusia Today, Sputnik Mundo.
El mundo sabe también que hay otros modelos políticos, económicos, viables. Otras formas de convivencia internacional, otras formas de entenderse.
Por eso resultó muy positivo que se ampliara el número de quienes integran los BRICS.
Ya, la semana pasada, se incorporaron oficialmente Arabia Saudita, Irán, Etiopía, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, en una medida destinada a acelerar su impulso para reorganizar el orden mundial a favor del Sur Global. La expansión añade peso económico a los BRICS, cuyos miembros actuales son China, la segunda economía más grande del mundo, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. Lamentable para el pueblo argentino, que por la impostura ideológica de su actual presidente no hicieran efectiva su incorporación.
Les pesará. Ya China ha tomado algunas medidas con un crédito de 6 mil 500 millones de dólares que había pendiente. Ya sabrán los argentinos que las medidas proteccionistas de Washington no les va a dejar mayor margen para sus exportaciones.
De acuerdo a lo señalado por CNN, con la expansión de los BRICS y la larga lista de espera para unirse, la oferta de Xi Jinping de un orden mundial alternativo está encontrando oídos receptivos en el Sur Global, donde muchos países se sienten marginados en un sistema internacional que consideran dominado por Estados Unidos y sus aliados ricos.
Interesante, también, el alejamiento entre Estados Unidos y Arabia Saudita. No solo por su incorporación a los BRICS, sino que en el tema petrolero se alineó con Rusia.
No olvidemos el acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, lo que resulta una modificación importante en la geopolítica regional, mundial. La hegemonía norteamericana en la zona se resquebrajó. Quizá por ello la brutal arremetida en Gaza.
Esa jugada geopolítica, propiciada por China, que tiene muchos proyectos encaminados con ambos países, entraña, también, otro paso en el fin de la hegemonía del dólar.
De otro lado, Occidente no puede enmascarar su fracaso en la guerra que montaron en Ucrania contra Rusia. Dan por hecho la derrota. Es evidente. Es tan cierto que ya en octubre varios medios occidentales publicaron un informe donde la inteligencia estadounidense cree que Rusia ganó el conflicto en Ucrania, “pero la Casa Blanca y los medios estadounidenses mienten al respecto”, dijo el periodista estadounidense Seymour Hersh, citando una fuente de la comunidad de inteligencia.
Los servicios de inteligencia estadounidenses creen que Kiev está desmoralizada y los servicios de inteligencia no consideran posible romper las defensas rusas, agregó Hersh.
Pero, ¿cómo la presentan ante sus ciudadanos? ¿Cómo hacen para deshacerse de Zalenski? ¿Cómo justificar los cientos de millones de dólares malgastados en esa aventura militar?
En los últimos días Rusia arreció su ofensiva, quizá pensando en que cuando deban sentarse con quien la OTAN decida para resolver la capitulación de Ucrania, estén en mejor posición para imponer condiciones.
Además, entrando Estados Unidos en tiempo electoral, estando Europa en crisis económica, parece que ya no hay mucha disposición de seguir enviando recursos a Ucrania.
Parece que la prioridad la tiene Israel, en su exterminio contra ciudadanos palestinos.
Ya se dieron cuenta, todo resultó en vano. No pudieron quebrar ni económica ni militarmente a Rusia.
Finalizando el año, se produjo otra noticia positiva en el Sur Global, en Venezuela: La liberación de Alex Saab. No vamos a entrar en los detalles de su secuestro, las triquiñuelas que se hicieron para detenerlo, trasladarlo ilegalmente a Estados Unidos, de eso ya se han encargado muchas voces autorizadas. Prefiero referirme a lo que significa su caso a nivel global. Y es que es otro ladrillo más en la pérdida de credibilidad de Occidente, de Washington. Otro más en su pérdida en la narrativa.
Saab es un diplomático venezolano, por lo tanto, ostenta una serie de prerrogativas, no podía ser detenido como lo detuvieron. ¿Por qué lo hicieron, inclusive en contra de los reglas de juego que ellos impusieron?
Eso produjo indignación entre los pueblos del Sur, era lógico. Pero también preocupación entre quienes defienden el sistema y se preocupan porque quienes deberían preservarlo violan sus normas. Lo hacen, no porque sean buenas personas, sino porque así preservan su modelo.
Si ellos mismos no respetan sus normas, sus lineamientos, el modelo colapsa. Peor aún, para ellos, cuando otras narrativas, otros poderes, emergen.
Los nuevos poderes, las nuevas potencias, suman simpatías, alianzas y ellos las pierden. Así se redibuja el mundo. El repudio casi unánime al genocidio israelí en Gaza, con apoyo de Washington, les preocupa, porque Estados Unidos no olvida cómo la opinión pública se les volcó en contra y fue un factor importante en su derrota en Vietnam.
Tienen además un problema legal, aunque parece ser más político, con la candidatura de Donald Trump. La pugna es si lo dejan participar en las elecciones presidenciales o no.
A propósito, ¿si la justicia norteamericana decide impedir la candidatura de Trump, ya en algunos Estados se han pronunciado en ese sentido, voceros norteamericanos insistirán en que en Venezuela se permita la candidatura de María Machado, pese a la inhabilitación existente?
Hablando de elecciones, la primera de trascendencia global será en Taiwán, el 13 de enero. Y es trascendente porque esa zona del Asia se ha convertido en foco de tensión, aguijoneado por Washington.
Se enfrentan el gobernante Partido Demócrata Progresista (PDD) con el tradicional Kuomintang, que tiene mejores relaciones con Pekín, que acusa al PDD de ser muy influenciado por Washington.
En todo caso, el Kuomintang, forjado en las luchas independentistas chinas de inicios del siglo 20, cuando el gigante asiático fue expoliado por potencias europeas y Japón, es más proclive a algo así como “Un país, dos sistemas”.
No olvidemos la importancia de Taiwán en la guerra tecnológica que sostienen Washington y Pekín, sobre todo porque la isla ocupa un lugar estelar en la producción de microchips.
Otro evento electoral del presente año se efectuará en Europa. Allá en el Viejo Continente se tienen previstas elecciones supranacionales. Unos 450 millones de ciudadanos deben elegir nuevos eurodiputados del 6 al 9 de junio.
Preocupa a muchos la fuerza que están tomando partidos y frentes de extrema derecha en los 27 miembros de la Unión Europea.
Se habla del impulso del Partido Popular Europeo y sus planteamientos racistas, xenófobos.
Claro, el apoyo, la sujeción de la UE a Washington, les fue ocasionando a lo largo de este siglo 21, crisis migratoria, económica. Sobre todo por involucrarse en el conflicto de Ucrania. Hoy tienen un problema en Gaza, porque la población deplora el genocidio del régimen israelí, pero las autoridades no saben como deslastrarse de ese apoyo a Tel Aviv; además, recuerden el tema de los hidrocarburos.
Los europeos ven cómo la cúpula que maneja la UE los afecta en sus problemas cotidianos, eso ha generado que reaparezcan sentimientos nacionalistas, confundidos con los de extrema derecha.
Veremos si eso significa el inicio de un desapego a Washington, por lo menos en la instancia parlamentaria. Veremos si merma el poder de quiénes conducen la UE luego del evento.
Antes, a mediados de marzo, habrá elecciones en Rusia. A estas alturas, ni sus más acérrimos enemigos, dudan de una victoria contundente de Vladimir Putin.
Otro país fundador de los BRICS, India, tiene elecciones planteadas para este año.
Narenda Modi, el primer ministro, encabeza la preferencia en todas las encuestas y estudios de opinión que dan por hecho su reelección al cargo.
Unos 945 millones de ciudadanos deben estar participando en los comicios de la que se presume, en breve, será la tercera economía del mundo.
En Latinoamérica habrá elecciones en El Salvador, República Dominicana y dos países muy importantes en el conglomerado geopolítica regional y mundial: México y Venezuela.
En este mundo de pujas, realineamientos, donde el hegemón intenta inmiscuirse en todos los procesos, los pueblos deben estar alertas para que sus deseos sean respetados.
La responsabilidad de quienes representan las opciones populares, humanistas, es despertar la conciencia y exponer con claridad lo que significan las opciones neoliberales, fascistas.
Si se logra exponerlos, desenmascararlos, demostrar quienes encarnan los intereses populares, más allá de manejos mediáticos o en redes, las posibilidades de éxito son muy buenas.
Eso requiere, también, exponer planes y proyectos viables, aplicables, que no lleven a decepciones posteriores.
Hay motivos para el optimismo, esperemos que quienes deban hacerlo, actúen con lucidez y constancia.
En este mundo de pujas, realineamientos, donde el hegemón intenta inmiscuirse en todos los procesos, los pueblos deben estar alertas para que sus deseos sean respetados