Hace cinco años, Juan Guaidó se creía un presidente todopoderoso, apadrinado por Donald Trump. Hoy su destino está sujeto a lo que consiga, o más bien ratifique, el Buró Federal de Investigaciones (FBI), ente que ha iniciado una pesquisa para determinar cómo se administraron los fondos (millones de dólares) que por concepto de “ayuda humanitaria” le entregó la Casa Blanca cuando ─oh ingenuidad sin límites─ tenían fe en la capacidad, liderazgo, sabiduría e inteligencia de este personaje.
Hace cinco años también, integrantes de la Unión Europea dependientes de las líneas que se les dictan desde Washington reconocían la figura ilegítima de un presidente de cartón.
Hace cinco años, en las metrópolis del llamado mundo occidental democrático, jefes de Estado, políticos, ejecutivos de empresas y dueños del capital transnacional; se frotaban las manos orando por la caída de un gobierno electo por el voto popular mediante todo tipo de medidas encubiertas; o abiertamente ilegales.
Hace cinco años, el extinto Grupo de Lima estaba en la plenitud de su existencia. Su importancia se magnificaba al infinito por sus aliados naturales, los medios de comunicación de masas, propiedad de las familias que habitualmente ayudan a colocar o a quitar del poder a los presidentes en América Latina y el Caribe.
Hace cinco años, Fedecámaras recibía sin mayor rubor al hoy residente en Miami, Florida, Estados Unidos; y aprendiz de jugador de tenis, Guaidó, para que este genio le explicara a su directiva las bondades de su Plan País.
Hace cinco años, María Corina Machado Parisca usaba el argumento de: mafias, narcotráfico y terrorismo (islámico); para pedir una intervención armada y “severa en el uso de la fuerza” de las “democracias occidentales” para lograr su capricho de gobernar el país.
En cambio, hoy en día:
Guaidó no pasa de ser una mala caricatura, bastante incómoda para todos sus antiguos dueños. Poco dormirá porque a diario camina, cual rehén, al filo de la navaja en territorio imperial.
María Corina ya aburre con su cantaleta de siempre, sus amenazas, su jean y franelita blanca, que lucen bastante artificiales; tanto como sus promesas de amor, tolerancia, reconciliación y paz.
Estados Unidos y la Unión Europea se enfrentan a tensiones internas tan preocupantes como las de los problemas que les vienen de más allá de sus fronteras. El grupo de Lima pasó a la historia sin pena ni gloria.
Y Fedecámaras clama por la eliminación de las sanciones que, según esta misma institución, afecta en más de 80 por ciento las actividades de casi todos sus afiliados.