Por: Federico Ruiz Tirado
(I)
Después del golpe de Carmona Estanga en 2002, tuve la ocasión de conversar con Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en Venezuela en aquel entonces. A Germán le tocó enfrentar la invasión de Capriles Radonski a la embajada. El tipo subió por las escaleras de la casa como trepando un palo ensebado, “más sudao que Camilo Sesto” ─dixit, Joselo Díaz─, aupado más por su turba «mandibuleada» que por su probable excitación. Mientras los medios de comunicación privados transmitían cómics de Tom y Jerry y a Napoleón Bravo le supuraba el bigote de euforia, los burguesitos trasnochados destrozaban vehículos, instalaciones eléctricas y cerraban llaves de paso de agua; amenazando de muerte a los diplomáticos en cadena nacional: «van a comerse los cables y a sufrir de hambre y sed, porque de allí difícilmente van a salir ilesos», gritaba «Cabeza e’ motor», un señor de apellido Pérez.
Capriles entró a la sede diplomática y Germán ya había preparado a sus compañeros para un combate o un acto de inmolación. Aquí no se rinde nadie.
Me dijo categórico: «lo que iba a ocurrir en este país era la implantación del nazismo criollo».
(Il)
¿Alguien recuerda a José Luis Betancourt?, presidente de aquella cofradía de ganaderos identificados con esa oligarquía criolla de Capriles y María Corina Machado, cuando rompió públicamente la Gaceta Oficial en la que se había publicado la Ley de Tierra y Desarrollo Agrario, un acto que simbólicamente cifraba una suerte de » bombardeo quirúrgico» como diría el lingüista Vicente Romano.
(III)
Tras paralizar una industria petrolera, la derecha venezolana fue construyendo lo que Ernesto Sábato le atribuye a la literatura fantástica argentina, una especie de arquitectura aparentemente monótona, silente, pero en la que subyace la teatralidad, la pérdida de la racionalidad, de los límites.
(IV)
La acción violenta contra la mayoría, la victimización (tal como lo expresa el rostro de María Machado en el vídeo que anuncia la creación de «los comanditos para enfrentar a Maduro el 28 de julio») y las voces desafiantes de otros voceros de la oposición, incluyendo instancias de la UE y del gobierno norteamericano y sobre todo del poder mediático, son señales de los tiempos que vienen, que pueden ser diferentes a los actuales; pero podrían parecerse a otros ciclos históricos vividos.
(V)
Es por eso que la memoria no es una estatua sino una corriente zigzagueante de la sociedad y la cultura.
La embestida contra el CDI de la comunidad La Limonera, un modelo de cooperación en materia de salud que simboliza a Chávez y a Cuba y el modo de enfrentar los servicios de las clínicas privadas, alguien lo recuerda?
Once personas muertas, equipos e instalaciones médicas destrozadas, el dolor del pueblo venezolano, el llanto desgarrado de la hija ante el cadáver de su madre, constituyen quizás la primera página de la historia infame del fascismo en Venezuela.
Ahora vienen «los comanditos»
El marketing político-comercial ofrece a precio de gallina flaca un colorido surtido ideológico:
los «comanditos» de María Corina Machado, con “deliverys” a la puerta de su casa.
Se venden Guarimbas en todas sus modalidades. Guayas, hogueras, cierre de calles y avenidas, gases lacrimógenos al estilo de Leopoldo López y otras variedades más. Llame ya.
(VI)
La voluntad de Hugo Chávez se mantiene intacta hoy. Nicolás Maduro ha mantenido a raya el avance de esta jauría. Pese al criminal efecto del secuestro y robo de los activos venezolanos, de los zarpazos contra la estabilidad, de las sanciones y medidas coercitivas, y de la guerra económica; es innegable su liderazgo para conducir el barco en medio de la tormenta.