EE.UU. volver a relanzar en el presente la obsesión anticomunista; y tratar de construir personajes capaces de hacer atractivo un modelo capitalista en crisis sistémica, cuestionado por el surgimiento de un mundo multicéntrico y multipolar
“Querida Patricia. Me gustaría agradecerles por la reunión de ayer con el Sr. Armstrong Williams y el Sr. William Barr. Creo que nuestra reunión fue muy productiva y juntos podemos trabajar para sacar del poder al dictador Maduro. Después de una larga conversación con la señora María Corina, creemos que la cantidad ofrecida ($ 3,2 millones) será suficiente para poder financiar toda la campaña electoral y centrarnos mucho en las redes sociales. Tomamos la decisión de utilizar a la fundación Disenso como receptora de nuestros recursos y si esto les resulta extraño estaré encantado de explicarles el motivo de nuestra decisión, tendremos que tener cuidado con todas las transacciones porque el gobierno de Maduro siempre nos está monitoreando”.
La copia certificada de esta carta es uno de los documentos producidos por Venezuela News en su primicia del 16 de mayo. Se trata del pacto, firmado por María Corina Machado y de acuerdo con Juan Guaidó, con importantes lobbies políticos de la empresa estadounidense Howard Stirk Holdings (HSH). A cambio de la suma de 3,2 millones de dólares, pagada a Machado para organizar sus “primarias”, los dos prometieron entregar la compañía petrolera nacional, PDVSA, a Chevron, después de ganar las elecciones.
Así lo reveló la periodista brasileña Patricia De Oliveira Souza Lelis, quien ha trabajado en Estados Unidos, cubriendo América Latina para diversos medios como Fox News, como organizando lobbies internacionales. Mientras trataba con el lobby en Venezuela, De Oliveira conoció a Machado, quien se presentaba a sus padrinos norteamericanos como candidata presidencial. Lelis dice que las cosas comenzaron a complicarse para ella cuando se negó a traer una maleta llena de dólares a Venezuela para las “primarias” de Machado.
Una campaña que ─señala Venezuela News─ la representante de Vente Venezuela llevó a cabo de manera ilegal y sin el apoyo del CNE; precisamente porque contaba con un apoyo financiero similar. También es fácil entender por qué Machado no se molestó en ocultar el alcance de la farsa, que también fue denunciada por sus aliados: como siempre, a la extrema derecha venezolana no le importa la opinión de los votantes, sino la de sus financistas.
El caso es que, desde entonces, la periodista fue puesta bajo control por el FBI, que la acusó de haber expresado posiciones de izquierda en las redes sociales, y la amenazó, enviando a sus funcionarios a buscarla a México. Patricia Lelis mostró evidencia de que quienes la amenazaron eran agentes estadounidenses involucrados en todos los planes para matar a Maduro y derrocar al gobierno bolivariano.
El FBI también ofreció a la periodista una gran suma a cambio de los documentos en su poder, ilustrados en la entrevista con Venezuela News, y difundidos por la agencia de noticias. Finalmente, afirma Lelis, comenzaron a hacer acusaciones falsas en su contra a través de un juez, Russell Carlberg, quien, según la periodista, está al tanto del plan y sus implicaciones.
Un plan que pasa por una poderosa campaña de descrédito en las redes sociales para presentar al presidente de Venezuela como un «dictador», al tiempo que enfatiza la figura de Machado como alternativa en una supuesta «transición». La periodista revela que, cuando le propusieron transportar dinero a Venezuela, tuvo una reunión con Guaidó sobre el uso de ese dinero en la «transición», porque EE.UU. quería saber más.
Lelis también afirmó que Machado, Guaidó y otros líderes de extrema derecha; hablaban abiertamente de matar a Nicolás Maduro. “Yo estaba en la oficina de Washington DC y se hacían este tipo de cosas con políticos en Florida, vinculados a Guaidó y María Corina”, dijo, ofreciendo otros detalles sobre el lugar de estas reuniones: una casa en Puerto Vallarta, en México, comprada ilegalmente a nombre de Terry Giles y Armstrong Williams, un abogado republicano vinculado a Trump y William Barr”.
Un marco que permite incluso a los más ingenuos reflexionar sobre los temas, estrategias y actores que configuran los proyectos de la extrema derecha venezolana de cara a las presidenciales de 28 de julio, qué intereses la mueven y quién mueve los hilos.
La fundación Disenso, creada en España y presidida por el líder del partido de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, reúne a partidos y organizaciones similares en Europa y América Latina, con la tarea de impulsar a figuras como Milei o al hijo de Bolsonaro, con el cual Machado animó debates para la fundación.
Con Disenso, Abascal impulsó la “Carta de Madrid”, firmada por la exdiputada de Vente Venezuela, para atacar al Foro de São Paulo y al Grupo de Puebla y renovar la obsesión anticomunista contra Cuba, Venezuela y el Socialismo del Siglo XXI. Entre los firmantes, también está la francesa Marion Maréchal, sobrina de Marine Le Pen; y Giorgia Meloni, actual presidenta del Consejo de Ministros de Italia.
Disenso forma parte de una poderosa red de laboratorios de ideas, financiados por Washington a través de articulaciones internacionales, responsables de organizar la injerencia y la desestabilización en países que no le gustan, desde un punto de vista económico, ideológico e incluso militar. Una red que sabe «lubrificar» adecuadamente a periodistas y comentaristas a nivel internacional, como intentaron hacer con Lelis. Y que promueve lucrosos premios, como el de “Hace falta coraje”, que recibió Machado en Panamá, y que recogió su hija.
“Mi llamado es crear una plataforma ciudadana sin precedentes, con 600.000 personas. Algo nunca visto en Venezuela”, dijo Machado en una entrevista con El Mundo, que la presentó como la “Walesa de Venezuela”. La alusión al papel desempeñado por el ex sindicalista polaco, que luego se convirtió en presidente, contra la entonces Unión Soviética, indica lo importante que es para los EE.UU. volver a relanzar en el presente la obsesión anticomunista; y tratar de construir personajes capaces de hacer atractivo un modelo capitalista en crisis sistémica, cuestionado por el surgimiento de un mundo multicéntrico y multipolar.
Un reportaje publicado por Le Monde Diplomatique muestra quiénes son los personajes que, desde Madrid, donde viven lujosamente con el dinero robado al pueblo venezolano, patrocinan las campañas sucias contra el socialismo bolivariano, uniéndose en el odio contra Maduro, el insoportable extrabajador del metro, candidato del pueblo.
Por esta razón, Estados Unidos y sus redes de intoxicación ideológica intentan incluso distorsionar en su opuesto el papel explosivo desempeñado por el comandante Chávez en las elecciones de 1998. Un intento grotesco que choca, aunque sólo sea por usar el sentido común. Por un lado, está el recuerdo inolvidable de un gran líder independentista, por el otro, una títere de Estados Unidos, flanqueada por un anciano hecho de papel maché, que recuerda los años obscuros de la Cuarta República.