Por: Beatriz Rondón
En la comunidad Los Soleados vivía Alex. Desde pequeño, Alex poseía una conexión especial con la naturaleza. Un día, en asamblea comunitaria, Alex propuso que se sembraran árboles para aplacar el sol inclemente que achicharraba a visitantes y propios de la comunidad.
Su idea se aprobó por mayoría y también decidieron que los árboles que sembrarían serían frutales y araguaneyes, sobre todo. Se organizaron y comenzaron la siembra.
Alex, habló con vecinos y familiares sobre la importancia de cuidar los árboles, organizando pequeñas campañas de reforestación en su comunidad. Su iniciativa no pasó desapercibida. Pronto, otras comunidades cercanas se unieron a su idea. Juntos, iniciaron la recolección de semillas y la siembra de árboles en áreas deforestadas, organizaron talleres educativos sobre el cuidado del ambiente y sensibilizaron a la comunidad sobre la importancia de la conservación ambiental.
El 4 de junio de 2006, para alegría de la Comunidad Los Soleados, el Comandante Hugo Chávez lanzó la Misión Árbol durante el programa Aló Presidente número 257.
«Comienza la Misión Árbol, ¡bravo! La Misión Árbol en toda esta tierra mágica de Venezuela (…) «al árbol debemos solícito amor, jamás olvidemos que es obra de Dios… “Esa canción sale del fondo de todo niño que uno lleva por dentro”, manifestó el comandante Chávez, desde el Waraira Repano.
La Misión Árbol procura el equilibrio ecológico, la restauración de espacios degradados, con el impulso de una nueva ética ambientalista, para, de esta manera, rescatar y preservar la flora y mejorar la calidad de vida del pueblo venezolano.
Con la creación de la Misión Árbol, la Comunidad Los Soleados, junto a otras comunidades vecinas, con Alex liderando las asambleas, se unieron brigadas ambientales conformadas por voluntarios. Se convirtieron en la columna vertebral de la Misión Árbol. Trabajaron arduamente plantando árboles, cuidando las áreas verdes y educando a la población sobre la importancia de su conservación.
Se espera que estas brigadas contribuyan a la formación de ciudadanos y ciudadanas conscientes de la importancia de la conservación ambiental. La creación de las brigadas ecológicas es una iniciativa importante para proteger el ambiente en Venezuela. Así, en alegría, se unieron las comunidades y celebraron la creación de la Misión Árbol y las brigadas, con un recital por parte de los poetas de las comunidades y el maestro Eulogio festejaron un poema del Poeta Barinés José Esteban Ruíz -Guevara, llamado el «Maestro Ñángara» del comandante, quien sembró en él toda esa conciencia de vida:
El Árbol y el Hombre son hermanos
(Al Dr. Víctor Mazzei González)
El árbol es esclavo, el hombre libre; al árbol lo esclaviza el pie y al hombre lo libera la cabeza. Sin embargo, el árbol y el hombre son hermanos.
El árbol es más hijo de la tierra que el hombre porque hunde cada vez más sus raíces en la entraña de la madre, mientras el hombre huye de ella en pesadillas marcianas y lunares. Sin embargo, el árbol y el hombre son hermanos.
El árbol busca al árbol para dar sombra a los hombres y a los otros árboles; el hombre busca al hombre para exterminar hombres y para talar árboles.
Sin embargo, el árbol y el hombre son hermanos. Cuando el acero del hachero fogoso se hunde en las carnes palpitantes y fibrosas del árbol para separarlo del rebaño del bosque, el hombre, en el sangriento campo de batalla también es separado del inhumano rebaño del ejército por la bala enemiga que le destroza un miembro o le arrebata la vida. Entonces, el árbol y el hombre son hermanos.
El árbol al morir nace de nuevo, reencarnado en el utensilio simple o complicado que el hombre usa en la vida desde que nace hasta que muere y el hombre también al morir reencarna en el recuerdo.
J. E. Ruiz-Guevara. E
[Cárcel pública de Puerto Ayacucho 1958]