Por David Gómez Rodríguez
Paul Valery afirmó que «Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido», no obstante, creo que omitió el más grande de sus enemigos: el fascismo. Los libros como las personas han sido perseguidos por esta ideología de la derecha extrema que intenta enmascafrarse y revivir en el mundo de hoy.
El 10 de mayo de 1933, en un acto simbólico, pero materialmente desgarrador, los estudiantes universitarios seguidores de Hitler quemaron más de 25.000 libros en Alemania. Esa tarde los estudiantes de derecha marcharon con antorchas y se reunieron para arrojar al fuego los libros, iniciando un tipo de ritual o ceremonia con bandas musicales y “juramentos de fuego”. Muchos fueron los escritores víctimas de la barbarie, pero son fundamentales de nombrar el poeta socialista Bertolt Brecht; el padre del materialismo histórico y dialéctico, así como del manifiesto comunista, Carlos Marx; así como el periodista y afamado escritor, Ernest Hemingway. Los estudiantes fascistas también lanzaron a la hoguera los libros del autor alemán Thomas Mann, que ganó el premio Nobel en 1929 y que había manifestado su apoyo a la República de Weimar. Pienso que Arcimboldo, pintor italiano del siglo XVI, a pesar de su aire cortesano, se hubiese convertido en un luchador antifascista para defender su obra El librero, pintura en la que abandona los vegetales y las frutas para reinvindicar el poder constitutivo de los libros sobre el ser.
«Donde se queman libros se terminan quemando también personas» dijo el poeta Heinrich Heine, en su contexto histórico, se refiere a la quema de libros durante la Inquisición. No obstante, el fascismo resulta ser extremista, irracional, metódico, antidemocrático, cruel e insistente: se niega a morir. Sus prácticas incendiarias contra libros y personas no sólo se ejercieron en Alemania, sino que en España, en Chile, en Palestina y hasta en Venezuela hemos visto cómo los extremistas de derecha han quemado personas y libros como forma de manifestar su odio en diferentes contextos: Ya sea una monarquía fascista y conservadora; una dictadura militar neoliberal; un genosidio moderno promovido por el sionismo; o una oposición extremista financiada por el imperialismo norteamericana; el fascismo se manifiesta de maneras similares.
Helen Keller interpeló a la horda de estudiantes que se organizaron para realizar esa gran hoguera de ideas cuando les escribió en una carta “La historia no les ha enseñado nada si creen que pueden matar a las ideas. Los tiranos lo han intentado muchas veces y las ideas se han alzado con todo su poder y los han destruido a ellos”. Keller era ciega y sorda, pero tenía la suficiente luz para levantarse valientemente contra las acciones del fascismo. Creo que es el mismo ímpetu que guía la poesía de José Miguel Mendez al recitar en la vigésima edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN). El joven poeta conocido como Chemi también sufre de ceguera y de sordera, no obstante, no deja de ser profesor, poeta y promotor cultural, resiste, como ha resistido todo un país asediado; resiste, como ha resistido la FILVEN frente a la guerra económica. El imperialismo no ha utilizado el fuego de una manera tradicional, sino que ha buscado, a través de las sanciones cercenar los derechos culturales del pueblo venezolano. Han procurado que esta fiesta de la palabra y las ideas se consuma, pero más ha podido la voluntad de los que amamos la literatura, creemos en el debate democratico y defendemos la cultura como a la propia patria… porque los libros también son patria, son el conuco donde cultivamos ideas y sentimiento para dar alimento a la consciencia y al alma.
No será poco el alimento que compartiremos en esta FILVEN, pues su programación cuenta con más de 630 actividades entre foros, presentaciones de libros, exposiciones, conversatorios y actos dedicados a los niños. Los libros que en esta feria se encuentran son de los más variados el ensayo “De Hitler a Milei. Curiosidades de-mentes criminales”, la edición centenaria de la novela “Ifigenia”, el libro biográfico “Maja mía”, “Un siglo con María Magdalena Rodríguez”, “Discursos al pie del hemiciclo (II)”, “Antonio Lauro: un músico total”, “I am a man”, “La invasión y otros breves movimientos” y centenares de otras novedades. En la FILVEN, como en la obra de Arcimboldo, libro a libro constituimos nuestro cuerpo y con ellos va tomando forma nuestra conciencia.
La pintura fue criticada con vehemencia y rabia en su tiempo, pues con ella el pintor se burlaba de la ignorancia de la gente acaudalada, que solo compraba libros para adornar las estanterías de sus bibliotecas. Parecía mostrarles, además, el camino que realmente debían tomar: hacer los libros parte de sí.
La obra tiene una composición piramidal y la disposición de los objetos cambian la realidad del cómo percibimos las cosas. Los detalles nos hablan del trabajo minucioso de Arcimboldo: Una cinta constituye la oreja y los dedos son en realidad papeles que se desbordan de los libros apilados. Además del concepto, las formas geométricas y los tonos que determinan la colocación de los libros y la luz son las características más atrayentes de esta obra, ya que pueden analizarse como un antecedente del cubismo y del propio surrealismo.
Otra obra necesaria de recordar en este artículo es el óleo de Picasso que representa a la amante del artista, Marie-Thérèse Walter, en la pintura ella está desnuda y dormida en un sillón, con la cabeza inclinada ligeramente hacia el lado izquierdo y con un libro abierto en el regazo. El libro parece constituir el centro de sus sueños y de sus placeres, fue el preludio de su onírica y al mismo tiempo constituye parte de su anatomía sexual al está abierto justo en su entrepierna.
La pintura fue uno de los motivos que tuvo la bailarina rusa Olga Khokhlova para dejar a Picasso. El artista y Marie-Thérèse fueron amantes desde que se conocieron en 1927 en una estación de tren de París. Mirando el cuadro Olga se dio cuenta que la mujer de La Lectura no era ella. La lectura, es además una obra fundamental de Picasso al ser parte de su periodo cubista tardío, tiempo en que el artista estaba experimentando con nuevas formas de representación y divorciándose de las convenciones artísticas establecidas para el momento.
La FILVEN es Como ese sillón rojo que sostiene las esperanzas de la mujer que duerme. Al mismo tiempo, como esa mujer, nosotros debemos soñar y alimentar esos sueños con acciones: levantarse para leer y transformar.
@davidgomez_rodriguez