Maduro tiene a su favor los indicadores económicos, que muestran un crecimiento, y una recuperación de la producción, que ha reducido la dependencia del petróleo en un país que posee las mayores reservas del mundo
¿Las elecciones? La elegante dama de cabello con reflejo y tez pálida se encoge de hombros “Amanecerá y veremos”. Un dicho popular que, en Venezuela, se utiliza para referirse a situaciones en las que existe un alto grado de incertidumbre. La mujer que la acompaña (es morena, viste unas calzas raídas y una franela con la inscripción «el Señor es mi pastor»), agacha la cabeza y sigue empujando un carrito lleno de productos importados. Estamos en el este de Caracas, en una urbanización de clase media, tradicionalmente de derecha y también de extrema derecha.
Aquí, en repetidas ocasiones, grupos ultrarradicales han animado las llamadas «guarimbas», violencias callejeras que han causado varias muertes, entre ellas de algunos trabajadores engañados por la oscuridad, cuyas gargantas fueron cortadas por cables tendidos de un lado de la carretera a el otro, y otros quemados vivos por llevar una franela roja, como el joven Orlando Figuera, en 2017. Venezuela ha pedido en repetidas ocasiones a España la extradición del ciudadano italiano, Enzo Franchini, fotografiado mientras lideraba el linchamiento, que luego huyó a Madrid.
En la capital española, en barrios de lujo han encontrado refugio muchos prófugos de la justicia venezolana, tanto por fraude económico como por ataques a la Constitución. Un grupo poderoso y bien conectado que, desde los escaños del Parlamento Europeo, donde fue elegido el primer diputado venezolano, Leopoldo López Gil, entre las filas del Partido Popular, influye en las elecciones políticas, proporciona sus propias estadísticas y pide nuevas «sanciones» contra el país bolivariano. El candidato de la Plataforma Democrática Unida (PUD), el exdiplomático Edmundo González, también tiene familiares cercanos en ese grupo.
Otros, como el expresidente de Pdvsa (la petrolera venezolana renacionalizada por Chávez), Rafael Ramírez, truenan desde Italia contra el «madurismo», y difunden extensos documentos en los que dirigen todo tipo de epítetos y acusaciones contra el actual presidente, Nicolás Maduro, elegido tras la muerte del Comandante, en 2013.
En estos días, previos a las elecciones presidenciales del 28 de julio, un grupo de venezolanos «en el exilio» se reunió con los medios de comunicación en Madrid para anunciar que, «si gana Edmundo González» (candidato de cartón de Machado, que lidera la oposición radical a Maduro), regresarán a Venezuela. Y están dispuestos a apostar por «una victoria histórica, posible por primera vez por medios democráticos».
De su lado, tienen una avalancha de estadísticas, encargadas a poderosos laboratorios de ideas, generosamente financiados por Washington y sus aliados, que tienen fuertes vínculos en Venezuela: como, por ejemplo, Cedice Libertad, un centro de estudios que difunde la economía ultraliberal, pero de una manera atractiva para los jóvenes, que los involucra en investigaciones y encuestas (pagadas) y que luego transmiten a los grandes medios internacionales.
He aquí, pues, un vaivén de vaticinios que acompañan las movilizaciones opositoras y que, incluso cuando no se da la toma correcta y no es posible documentar «las multitudes» que esperan que llegue la palabra «trumpista» a Venezuela, anuncian que Maduro perderá 80 a 20.
Algunos analistas internacionales, ̶pocos, a decir verdad, considerando el aluvión de noticias ultranegativas difundidas contra la Venezuela bolivariana en cada elección; señalan que esto también ocurrió en México cuando, a pesar de la realidad evidenciada en las calles, que dio la victoria total a la candidata progresista, Claudia Sheinbaum, los medios internacionales pronosticaron un resultado invertido, en términos porcentuales, que le daba la victoria a la oposición.
En apoyo de esta tesis, la inteligencia artificial aparece como un nuevo verbo indiscutible. Entonces, sólo por ejemplo, mientras los periódicos ocupan titulares sobre el abismo de violencia en el que se ha convertido Quito, la capital de Ecuador, resulta que, «según la inteligencia artificial», la ciudad más peligrosa del mundo es Caracas.
Datos virtuales, fruto de intercambios entre bots y troles, y no expresión de opiniones reales, como también tendrán oportunidad de comprobarlo los acompañantes internacionales, muchos de los cuales ya llegaron al país: más de 635, entre el Centro Carter, el Consejo de Expertos Electorales de América Latina (Ceela), la Unión Africana, funcionarios de organismos electorales y diversos expertos de la ONU. Del lado de la oposición también llegarán los habituales ex presidentes latinoamericanos (de derecha), que respaldan las posiciones de quienes consideran a Milei y los de su calaña «una esperanza histórica» también para Venezuela.
Pero si el protagonismo de la extrema derecha sigue dando resultados y alineamientos a nivel internacional ̶-la candidatura de la proatlántica María Corina Machado, inhabilitada por atacar la Constitución, fue abiertamente apoyada por la Unión Europea-, ya no parece ser igualmente eficaz entre los sectores que la extrema derecha dice representar en Venezuela. De hecho, hay bastantes empresarios deseosos de retomar el lucrativo comercio del petróleo, cuyos hilos se mantienen gracias a la «flexibilidad» de los Estados Unidos respecto a algunas «sanciones», concedidas previa solicitud.
Y también crecen los gemidos de quienes, en los bastiones de la derecha, no tienen billeteras lo suficientemente abultadas para mover los hilos, y que están cansados de proporcionar mano de obra sin ver materializarse la ansiada «salida», la expulsión de Maduro del poder, .
“Hemos devuelto a nuestros hijos, mientras que los suyos los envían a estudiar al extranjero”, espeta una anciana que se dispone a rezar el rosario en grupo.
Son comentarios que se escuchan o se leen en las redes sociales, tanto en estas urbanizaciones acomodadas de Caracas, como en otros estados de Venezuela, donde ganó la oposición -Cojedes, Zulia y Nueva Esparta-, y donde el chavismo está organizando grandes movilizaciones, concentrándose particularmente en el estado Barinas, un antiguo bastión rojo que vio nacer a Chávez, que luego fue ganado por estrecho margen por la derecha.
El Partido Socialista Unido de Venezuela ha desplegado toda su extraordinaria fuerza organizativa, que existe a nivel generalizado en todos los territorios. El juego es crucial, el plan de la extrema derecha ya está listo y no es nuevo, desconocer los resultados en caso de una victoria chavista, con la vista puesta en dos fechas cruciales: las elecciones estadounidenses de noviembre y la toma de posesión de nuevo presidente, en enero de 2025. Además, tras la farsa de la autoproclamación de Guaidó, siempre se puede inventar algo más…
Los volantes indican cómo votar con el sistema ultraautomatizado y a prueba de fraude que también guía esta nueva elección presidencial, organizada en un día simbólico como es el natalicio de Hugo Chávez. Por otro lado, se reproducen los rostros de los candidatos con sus respectivos símbolos e instrucciones de voto. A la derecha, el cuadro parece muy fragmentado.
El chavismo, a diferencia de la oposición, se muestra compacto, uniendo en torno a un único candidato y al PSUV, tanto los partidos del Gran Polo Patriótico como a formaciones de reciente creación
De los diez candidatos opositores, uno de los cuales -Luis Martínez, que representa a Copei, Acción democrática y Une, ha decidido apoyar a Maduro-, sólo tres formaciones se identifican con la Pud; los demás se lanzan por separado. También está Enrique Márquez, quien, a pesar de su pasado de extrema derecha, recopila la información electoral de algunos militantes que pertenecieron al Partido Comunista de Venezuela, y que ahora acusan a Maduro de ser… “neoliberal”.
El chavismo, por el contrario, se muestra compacto, uniendo en torno a un único candidato y al PSUV, tanto los partidos del Gran Polo Patriótico como varias formaciones de reciente creación, como el Movimiento Futuro o el Partido Verde, que aglutinan demandas alternativas que comparten principios y proyectos, pero no la estricta militancia del PSUV.
Incluso las encuestas más favorables a la oposición predicen una alta participación electoral y no dan tanto peso a los indecisos o desilusionados.
De su lado, Maduro tiene los indicadores económicos, que muestran un crecimiento, y una recuperación de la producción, que ha reducido la dependencia del petróleo en un país que posee las mayores reservas del mundo. También debido al bloqueo norteamericano, el gobierno ha desarrollado contramedidas para que hoy el país sea capaz de producir los alimentos necesarios para sus necesidades. Y las exportaciones no petroleras (radiadores, baterías, textiles, aluminio o productos metalúrgicos) llegan a 47 países.
Con el aumento de los ingresos (y de los impuestos a los muy ricos), el gobierno ha comenzado a fortalecer nuevamente los planes sociales, empezando por las Misiones y Grandes Misiones, diseñadas por Chávez para desmantelar la vieja estructura del Estado burgués desde adentro. Estas últimas están dedicadas a las personas mayores y a las mujeres, que recientemente recibieron al candidato feminista con una gran convención preelectoral.
A principios de julio, durante una asamblea con trabajadores de todo el país, que tuvo lugar en el estadio Monumental Simón Bolívar, de Caracas, Maduro invitó a la clase trabajadora a organizar mesas de trabajo en el palacio de Miraflores, a partir del 22 de julio. El objetivo es discutir el contenido y las etapas de la nueva Ley Antibloqueo para la clase trabajadora, diseñada para recuperar el poder adquisitivo de trabajadores y pensionados lo más rápido posible, evitando las trampas de la «inflación inducida», que se desencadenan con cada nuevo aumento salarial.
El sabotaje económico y las sanciones han afectado a todo el sistema productivo, provocando, además de la drástica reducción de los ingresos de divisas en el país, el debilitamiento de la moneda nacional, la escasez de bienes y servicios, el colapso de todos los sectores económicos y la hiperinflación. Todos estos factores han reducido drásticamente la calidad de vida de la población, que se ha recuperado en los últimos tres años gracias a la implementación de un programa económico coherente y eficaz.
“Nuestro compromiso es proteger a los trabajadores”, afirmó el mandatario, quien apoyó la necesidad de incluir en el debate de esta ley otros aspectos que beneficien al sector laboral venezolano, como el tema de la vivienda pública. Reconoció que todavía hay muchas familias sin vivienda propia. “Construiremos 3 millones de viviendas más para los trabajadores”, anunció.
El ataque a la moneda y a los salarios llevó al gobierno a pensar en la posibilidad de un «salario social», compensando inicialmente la pérdida de poder adquisitivo con subsidios y bonos directos. Los indicadores económicos son prometedores. Según datos presentados por el Banco Central de Venezuela, la inflación en Venezuela en junio de 2024 fue del 1%. Este es el valor más bajo desde que el BCV comenzó a medir el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) en 2008.
Comparando este resultado con el nivel de precios de junio de 2023, se observa una disminución de 5,2 puntos porcentuales. Asimismo, la inflación acumulada en los primeros 6 meses de 2024 alcanza el 8,9%, reduciéndose casi 100 puntos porcentuales respecto al mismo periodo de 2023, cuando fue del 108,39%.
El presidente Nicolás Maduro destacó que junio terminó con la inflación más baja en 39 años y dijo que «el milagro económico está ocurriendo». El jefe de Estado comparó los datos nacionales con el valor de junio de 1985, cuando los precios se medían sólo en el área metropolitana de Caracas. En este sentido es correcto decir que se trata de la cifra más baja de las últimas cuatro décadas.
El Observatorio de Políticas Antibloqueo también destaca la efectividad de la estrategia macroeconómica llevada a cabo por el gobierno bolivariano para contrarrestar las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos. Una estrategia que se ha centrado en un conjunto de políticas económicas encaminadas a controlar la inflación, estabilizar el tipo de cambio, y promover el crecimiento económico sostenible.
Durante los 16 días de campaña electoral, el candidato presidencial organizó mítines en 250 lugares de Venezuela. Y ahora se preparan las manifestaciones de cierre de este gran maratón electoral en el que el pueblo, el jueves, en las calles de Venezuela, dará masivamente su opinión.
A pesar del cansancio y las limitaciones de un proceso que ha durado 25 años, ¿el «laboratorio bolivariano» lo logrará también esta vez?
“Amanecerá y veremos”, responde la opositora. Desde más lejos, donde comienzan los barrios populares, sin embargo, no tienen dudas. Se escucha gritar muy fuerte el lema del pueblo chavista: «La esperanza está en las calles». Con Nicolás.