«Venezuela -afirmó el presidente- tiene su propio modelo de democracia. Un modelo que estamos construyendo. No necesitamos injerencias, ni intervenciones. Venezuela tiene un Poder Popular, una Constitución, un cuerpo de leyes y, en ese marco, ha vuelto a ejercer su derecho al voto”
Estamos en la ciudad italiana de Pontedera, para un debate sobre la situación en Venezuela. Hablamos de la consulta popular que, el 25 de agosto, por segunda vez llevó a los venezolanos a las urnas, para que las comunidades decidan cuáles deben ser los proyectos prioritarios que se ejecutarán en sus territorios con financiamiento del Gobierno Bolivariano. La primera consulta fue en julio.
Un ejercicio de democracia directa que permite al pueblo organizado expresar su opinión sobre el uso de los recursos, consciente de que solo la propuesta chavista puede garantizar la paz y la convivencia, sobre la base de la justicia social.
Para discutir y elegir los proyectos a presentar (más de 27.000), se realizaron más de 3.600 asambleas en los consejos comunales (47.986), a nivel nacional; y en los 4.505 circuitos comunales que animan a más de 3.135 comunas. Embriones de autogobierno que involucran a 14 millones de personas (casi la mitad de la población) y que, en el socialismo bolivariano, pretenden debilitar al Estado burgués desde dentro.
Gracias a la productividad y al intercambio entre las comunas organizadas fue posible enfrentar la guerra económica desatada por el imperialismo estadounidense, para causarle al pueblo el mayor sufrimiento posible, obligarlo a rebelarse contra el gobierno que había elegido, y abandonar el modelo socialista por considerarlo un «fracaso».
En las comunidades organizadas se han consolidado los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) que distribuyen, colectiva y reguladamente, productos de primera necesidad, y proponen un modelo social capaz de revertir el predominio del rentismo petrolero.
Los primeros siete proyectos se centran principalmente en los temas de abastecimiento de agua, vialidad, electricidad, salud, educación, medio ambiente y llevar gas directo a las comunidades. La votación del día 25 decidió cuáles empiezan primero.
Les explicamos a los jóvenes italianos presentes cómo funciona el ejercicio del poder popular en Venezuela, el distanciamiento con lo que sucede en los territorios circundantes es obvio. Ahora, en Italia, el equilibrio de poder está a favor de las clases dominantes y el complejo militar-industrial, que impone la economía de guerra a costa de las necesidades del pueblo.
En un país capitalista como Italia, subordinado a la OTAN, que alberga más de 120 bases militares estadounidenses, las decisiones que afectan la vida de los ciudadanos en los territorios se imponen desde arriba; a menudo turbiamente.
Lo mismo ocurrió con un gran proyecto financiero (más de 500 millones de euros, denuncian los comités que luchan contra la OTAN), destinado a albergar una nueva base militar, en el parque natural de San Rossore, entre Pisa y Pontedera, en la región de Toscana. Un proyecto oculto, que salió a la luz solo gracias al compromiso de algunos militantes electos para el Concejo Municipal.
Comentamos a continuación la noticia, que acaba de llegar, respecto de la decisión del Tribunal Supremo de Justicia que ratifica los resultados del 28 de julio, que le dieron una nueva victoria al presidente Nicolás Maduro. Tomemos como referencia el extraordinario discurso con el que el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, comentó la sentencia, comenzando por el sarcasmo con el que rechazó las «delirantes» declaraciones de la golpista María Corina Machado.
Las pruebas -reales y no ficticias, como lo eran los registros electorales, presentados en una página web por la oposición- son incontrovertibles. Pero está claro que, para la Plataforma Unitaria Democrática (Pud), las elecciones fueron solo un pretexto para armar un nuevo espectáculo, para uso y consumo de sus padrinos occidentales. ¿Por qué si no el candidato Edmundo González Urrutia habría aceptado primero el juego democrático y luego desconoció las instituciones?
Por otra parte, para los países llamados democráticos, dispuestos a cualquier tipo de violación cuando las reglas que ellos mismos imponen les son incómodas, las instituciones son «independientes» solo cuando gana la derecha. De lo contrario, no son creíbles. Y, de hecho, al grupo de gobiernos que quieren repetir la farsa de la «autoproclamación» son los mismos que consideran al payaso Zelensky un “paladín de la democracia”.
Apoyado por un gran número de países, intelectuales y organizaciones populares, el gobierno bolivariano también ha reaccionado con dignidad y firmeza a las declaraciones de ciertos presidentes latinoamericanos que, empezando por el chileno Gabriel Boric han alimentado dudas e injerencias en los asuntos internos de Venezuela.
Mientras tanto, en el Parlamento venezolano se discutirá un cambio a la ley que regula los partidos políticos, para evitar el doble juego del fascismo, dentro y fuera de las instituciones. Y el fiscal general, Tareck William Saab, invitó a comparecer al excandidato Urrutia, indisponible desde el día de las elecciones, y que ahora se encuentra en desacato.
Pero, mientras tanto, desde las comunidades organizadas surgió una fuerte respuesta al nuevo ataque del fascismo, desatado tras las elecciones del 28 de julio, y frustró el golpe de Estado. Solo la reacción compacta y organizada de los sectores populares, que inmediatamente marcharon a Miraflores para defender el palacio presidencial, evitó la propagación de la violencia de extrema derecha, que causó 27 muertos.
Las pruebas de valentía de las mujeres que, en su mayoría, dirigen las organizaciones comunitarias, fueron ocultadas por los medios de guerra que, como es habitual, intentaron atribuir las muertes al chavismo, convirtiendo a la víctima en victimario. Y que guardaron silencio ante las evidencias registradas en las redes de opositores de los atacantes fascistas.
Los acompañantes internacionales, que se encontraban en el país para las elecciones, pudieron comprobar de cerca el alcance de las mentiras difundidas por los medios de comunicación para provocar la reacción de la llamada “comunidad internacional”.
La mediática al servicio del golpe no ha contado la historio de Cirila, la militante chavista asesinada en su casa por un joven envenenado por el odio fascista, tampoco es noticia para los medios corporativos el asedio a los comunicadores populares de una radio comunitaria, porque el mundo debe seguir creyendo en el «gran fraude de Maduro».
“Venezuela -afirmó el presidente- tiene su propio modelo de democracia. Un modelo que estamos construyendo. No necesitamos injerencias ni intervenciones. Venezuela tiene un Poder Popular, una Constitución, un cuerpo de leyes y, en ese marco, el 25 de agosto el pueblo otra vez ejerció su derecho al voto».