Por supuesto “cercar” implica de acuerdo a la líder del fascismo cortar la luz, el agua, entre otras cosas que causen tal daño al país que obligue a claudicar ante la disposición del extremismo de hacerse del poder por cualquier vía
No tocaba hacer un gran ejercicio de pensamiento, lectura, o análisis, para darse cuenta que dentro del desespero del fascismo ante derrotas sucesivas, venían nuevas maniobras, justo para tratar de alterar la paz social y política en la República Bolivariana de Venezuela, esa que ha impuesto a punta de esfuerzo el pueblo venezolano.
De hecho, ellos han llamado este momento como una especie de “segunda fase” donde María Corina Machado habla sin sonrojarse del desarrollo de acciones para lo que ella misma denomina “cercar al secuestrador”, que no es otra cosa que hacer lo que sea necesario para causarle daño al pueblo venezolano y así lograr el quiebre institucional que buscan para fraguar una verdadera transición dictatorial, que ellos con eufemismo llaman democrática, con el estilo propio de la que EEUU y sus operadores lograron en Ucrania, en 2014, o en el Estado Plurinacional de Bolivia, en 2019.
Por supuesto “cercar” implica de acuerdo a la líder del fascismo cortar la luz, el agua, entre otras cosas que causen tal daño al país que obligue a claudicar ante la disposición del extremismo de hacerse del poder por cualquier vía, para por supuesto instaurar un sistema que barra por completo con todo y recolonice para sus amos del norte a la República Bolivariana de Venezuela, y le garantice el robo a manos llenas de la primera reserva de petróleo del planeta, sumado a otras riquezas esenciales en el mundo actual, desde gas a tierras raras.
Para mayor demostración, una cuenta de la red social X, denominada “anonymous” que no es otra cosa que una mampara bajo la cual opera cuando menos la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y posiblemente otras agencias de agresión directa y operaciones de todo tipo contra Venezuela, anunciaba el 7 de agosto que irían en contra del Sistema Eléctrico Nacional y, con cinismo, pedían “perdón” al pueblo venezolano por los daños causados.
En torno a esto, resulta esclarecedor toda la investigación presentada por el Diplomático e Historiador, Samuel Moncada, quien presentó un día antes del sabotaje al Sistema Eléctrico Nacional, una investigación completa amparada en la recopilación de fuentes abiertas de información que deja ver la estrategia de socavamiento de la institucionalidad democrática del país, y del Estado en todo sentido y que tiene como hitos importantes, tanto el inicio del período constitucional presidencial 2025 – 2031, el venidero 10 de enero, así como el próximo 23 de enero, fecha que el extremismo presenta como icónica ante la “dictadura” que denuncian existe en Venezuela.
En dos platos, el embajador Moncada expone que todo el aparato militar de operaciones encubiertas y abiertas, junto a un escalamiento, incluidas operaciones de ciberguerra, viene desarrollándose con fuerza para promover el plan de la élite de poder de EEUU de hacerse de Venezuela como sea posible, siendo magnates, influencers, hackers y otros personajes que aparecen en el escenario, simples velos que tapan los verdaderos actores que encabezan esta fase de ataque al país, donde denuncia directamente al Comando Sur, entre otras agencias militares o de inteligencia estadounidense.
Un día después de la exposición de Moncada, pues la premonición de “anonymous” se presentó en la forma de sabotaje eléctrico a la Central Simón Bolívar en el Guri, Estado Bolívar, que por varias horas dejó sin servicio a casi todo el país. Evidentemente esta acción buscaba generar un estado de conmoción tal que provocara que “quiebre institucional” que no han podido lograr ni siquiera con el intento de golpe de Estado del 29 de julio, donde nadie con poder de fuego les respondió al llamado insurreccional.
Esta acción de agresión hizo recordar aquella impulsada el 7 de marzo de 2019, cuando fraguaron un paralelismo institucional derrotado, pero aún vigente para los poderes de EEUU y Europa Occidental, con el fanfarrón mensaje de un Juan Guaidó afirmando que la luz llegaría sólo cuando “cesara la usurpación”. Cualquier parecido con “cercar al secuestrador” nos es coincidencia sino parte de un mismo plan.
También nos hizo recordar cómo, a pesar de todo al aparataje mediático y de redes sociales para tratar de negarlo, la evidencia más clara del sabotaje vino en la forma de una Orden Ejecutiva emanada del entonces gobierno estadounidense de Donald Trump, donde establecía protocolos para cuidar a su país de ataques a los sistemas eléctricos mediante el uso de pulso electromagnético. La confesión en forma de acción política del hecho terrorista causado en Venezuela hace 5 años.
Por supuesto, todos estos operadores violentos, y sus estrategas estadounidenses y europeos occidentales, nuevamente subestimaron en su ecuación cruel la respuesta del pueblo venezolano, quien de manera incólume no sólo derrotó aquel episodio de acciones de ataque de 2019, sino que demostró una vocación pacífica, libre, democrática y determinada de sostener la paz cotidiana, la estabilidad del país, y seguir adelante con confianza en que el Gobierno bolivariano estaba haciendo lo debido para restaurar el servicio eléctrico en todo el territorio nacional.
Tal fue el tamaño de la bofetada popular al extremismo, que rápidamente salieron a negar su implicación en estos hechos, como siempre hacen cuando no asumen responsabilidad alguna de sus acciones, hablando de tesis de auto atentados o la manoseada “ineficiencia” del gobierno en el manejo del sistema eléctrico. No faltaron incluso, para salir al paso a estas cuestiones absurdas, analistas opositores en toda la línea afirmando lo “casual” que los dos sabotajes eléctricos se dieran en momentos de alta tensión política.
Lo cierto es que el pueblo y su consciencia de preservar la paz y estabilidad, para avanzar al país hacia mejores momentos, y una férrea institucionalidad democrática lograron derrotar una vez más este intento de sabotaje, que se inscribe en esta segunda fase de agresiones al país como parte de la estrategia de la élite del poder de EEUU de derrocar al chavismo, como sea, e instaurar con sus esclavos políticos una colonia que le regale las riquezas para preservar un estatus de hegemón exclusivo que ya han perdido por la fuerza de los hechos.
Toca estar alertas, pero estamos ante una nueva victoria del pueblo venezolano, de la institucionalidad democrática y del liderazgo del presidente de la República Nicolás Maduro Moros.
Esto es una verdad incontestable.