Nuevas amenazas, viejos castigos
Los procesos políticos de Venezuela “preocupan” a todo el mundo, dicho esto último no como frase hecha, sino en sentido recto. Parece que el país, a diferencia de muchos otros, está siempre en el ojo del huracán. Es un nodo geopolítico, un punto por el que pasan muchas líneas y conexiones.
Así vemos cómo las elecciones presidenciales venezolanas han acaparado la atención de gobiernos, entes internacionales, organizaciones no gubernamentales, la prensa global, las plataformas digitales y las redes sociales.
Por supuesto que la voz cantante la tiene Estados Unidos, campeón universal del injerencismo, que ya ha lanzado nuevas amenazas de aplicar viejos castigos, en su fracasada política de medidas coercitivas unilaterales y bloqueo.
El poder imperial, muy maltrecho por el fracaso de su operación contra Rusia en Ucrania y por el inocultable genocidio perpetrado por el sionismo israelí en Gaza, intenta actuar como si todavía estuviéramos en los tiempos en los que Estados Unidos era una potencia unipolar.
Paradójicamente, la élite política más metiche del mundo, se queja porque el presidente ruso, Vladímir Putin, ha expresado opinión sobre las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre. Descaro en estado puro.
¿Quién se robó las elecciones?
Los satélites europeos de Washington cumplen de manera obediente con su papel de atacar a Venezuela. Se unen a las amenazas de nuevas “sanciones”, advierten que van a reconocer como presidente al candidato-tapa de la derecha y exigen que Venezuela presente ante ellos las actas de la elección presidencial, como si la Unión Europea fuera la autoridad mundial en materia electoral.
En uno de los centros políticos de la UE, Francia, se ha denunciado un golpe de Estado y el robo de la voluntad del electorado, luego de que el presidente Emmanuel Macron designara al derechista Michel Barnier como primer ministro, a pesar de que en las recientes elecciones legislativas, el Nuevo Frente Popular (NFP), coalición de izquierda, ganó la mayoría en la Asamblea Nacional.
Los mismos gobiernos, organismos, ONG y figuras mediáticas que hacen alharaca sobre los comicios venezolanos, se hacen los desentendidos con la jugada antidemocrática del mandatario francés. El doble rasero funciona de nuevo.
Los adalides del derecho internacional
La mal llamada “comunidad internacional”, formada por Estados Unidos y sus satélites y lacayos, demuestra su hipocresía al aparecer como la gran defensora del derecho internacional, en respuesta a la decisión del gobierno venezolano de revocar la autorización que le había dado a Brasil para ejercer la custodia de la embajada de Argentina en Caracas.
Los adalides de la invulnerabilidad de las sedes diplomáticas son los mismos países que han pisoteado este sacrosanto principio en casos como el de Julián Assange, en Londres, y el del asalto a la embajada de México en Quito.
La República Bolivariana de Venezuela ha tomado la decisión de revocar el beneplácito otorgado al Gobierno de la República Federativa de Brasil para ejercer la representación de los intereses de la República Argentina y sus nacionales en territorio venezolano, así como la custodia de los locales de la misión diplomática incluidos sus bienes y archivos, anunció la Cancillería venezolana en un comunicado que, de inmediato, causó histéricas reacciones en el exterior.
Las autoridades venezolanas tienen pruebas de que los prófugos de la justicia que se encuentran en la legación argentina (personajes vinculados a la ultraderecha nacional) han sido activos participantes en la planificación de atentados contra la vida del presidente Nicolás Maduro y otros altos funcionarios, razón por la cual han establecido la necesaria vigilancia preventiva alrededor de la casa donde se encuentran.
Los adalides de la Convención de Viena saltaron a rasgarse las vestiduras por esta acción diplomática y de seguridad de Estado, luego de que ejecutaron o cohonestaron violaciones flagrantes a esa normativa en varios casos anteriores. Así son, esa es su naturaleza.
Proimperialismo y sionismo en la Venezuela profunda
Otra demostración de que el país es un nodo por el que pasa toda la geopolítica es el afloramiento de expresiones proimperialistas y hasta del sionismo genocida en la Venezuela profunda e, incluso, dentro de la estructura del Poder Público.
Tal es el caso del alcalde del municipio Rafael Rangel del estado Mérida, Abraham Hayón Chocrón, quien ha pedido la intervención militar de Estados Unidos en una declaración difundida por redes sociales.
El funcionario municipal, según el medio digital La Tabla, fue soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), uno de los brazos armados del exterminio continuado contra el pueblo palestino. Por haber cumplido esa función, se le otorgó la nacionalidad israelí. En sus intervenciones públicas, se muestra muy orgulloso de ello y asegura que quien se mete con Israel se mete con dios.
Hayón Chocrón fue detenido por los organismos de seguridad del Estado y debe ser imputado por el delito de traición a la patria.
La ultraderecha venezolana tiene lazos muy firmes con el sionismo, al punto de que Vente, el parapeto político de María Corina Machado (sin registro actualizado en el Consejo Nacional Electoral) tiene un convenio firmado con Likud, el partido del genocida Benjamín Netanyahu.