¿Los 27 mil niños y las más de 10 mil mujeres que han muerto, así como el 80% de edificios y casas enteras destruidas bajo las bombas de alta precisión de Netanyahu, eran de Hamas?… (Nicolás Maduro)
Una Guerra mundial impuesta
Sería absurdo, irresponsable, y risible; apartar el hecho del 7 de octubre de 2023, como una cosa aislada de los sucesivos hitos de un conflicto que lleva más de 76 años y donde el pueblo Palestino ha resultado violentado en sus derechos ante una constante arremetida del Estado de Israel, muy apalancado en el apoyo de sus socios occidentales, especialmente la élite de poder de EEUU.
Por ello, la acción del grupo Hamás, terrible y escalada en cuanto a su incursión en territorio israelí donde cifras ubican más de 1200 muertos y hasta 200 secuestrados, no puede ser valorada como otra cosa que la acción de grupos que resisten una estrategia constante del sionismo de Israel de expandir territorialmente su Nación, expulsando al pueblo de Palestina y ahora extendiendo su pretensión hacia el Líbano.
Esto no es más que una nueva manifestación de las diversas violaciones a las determinaciones de Naciones Unidas, bien sea en su Consejo de Seguridad o en su Asamblea General, que durante años han ratificado tres aspectos muy claros en sus resoluciones sobre este tema.
En primer lugar la solución política de dos Estados. Es decir uno Palestino y uno de Israel con suficientes equilibrios territoriales y poblacionales que alberguen paz y armonía entre las tres religiones monoteistas que allí conviven: cristianismo, judaísmo e islamismo.
En segundo término una jurisdicción especial internacional sobre Jerusalén, de manera que no existan predominios de Estado y, por ende, puedan expresarse las diversas orientaciones religiosas sin alteraciones a la paz y construyendo relaciones de respeto.
En tercer lugar la consolidación de relaciones diplomáticas y de intercambio cultural, social y económico; suficientemente como para generar armonía y fin de cualquier hostilidad o conflicto permanente, como el que hoy existe.
Todo esto ha sido vulnerado por el Estado de Israel desde 1948, y contiene además peligrosos escalamientos de la geopolítica, ya que a estas alturas es imposible desligar este nuevo hito de violencia de los intereses de la élite de poder de EEUU de reconfigurar por completo Oriente Medio, no desde ahorita sino desde el momento en que invadieron, con falsos argumentos, Irak en 2003.
Pero previo a estas consideraciones geopolíticas, la realidad es que el haber pasado de una convivencia en Palestina entre el judaísmo, el cristianismo y el Islam, hacia la pretensión del proyecto sionista de hacer una sola Nación en ese territorio, expulsando a todo lo que no represente su religión e intereses, no es más que una demencia que pone un nuevo hito de persecución sistemática en contra de los pueblos de Gaza y Cisjordania, y que hoy cuenta con la luz verde de la elite globalista estadounidense que entiende que la acción destructiva de su principal aliado coaudyuva al control político de esa región para el denominado «occidente colectivo».
Por ello la República Bolivariana de Venezuela ha levantado la voz, como muchos otros pueblos del mundo, en contra de un genocidio que ya ha cobrado la vida de más de 42 mil seres humanos, en su mayoría niños y mujeres, que en nada pueden ser catalogados como terroristas o parte de grupos que amenacen a Israel, siendo simplemente pueblos arrasados y que pretenden ser desarraigados por estos extremistas israelíes cuya plan es demencial.
En tal sentido, son absolutamente pertinentes las consideraciones del Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, sobre este tema, abordando por completo el aspecto de esta tensión permanente y además su trasfondo geopolítico, sin dejar de valorar sus actores de apoyo.
Muy lamentable que, en un año, el derecho internacional y las instituciones de la ONU quedaron bajo los escombros, mientras la CIJ demostró que responde a los poderes de occidente, al sionismo…” (Nicolás Maduro)
«Hoy se cumple un año ya de este genocidio. Defender a Palestina y su derecho a la vida, a su independencia, a la existencia, es proteger el derecho a la existencia de Venezuela, de América Latina y del Caribe. Es una batalla crucial entre el fascismo, el colonialismo, el sionismo y el derecho a la independencia y la diversidad cultural (…) se tiene que hablar de que es una guerra de exterminio horrorosa, ¿o es que los 27 mil niños y las más de 10 mil mujeres que han muerto, así como el 80% de edificios y casas enteras destruidas bajo las bombas de alta precisión de Netanyahu, eran de Hamas? Solo la unión histórica entre los pueblos de esta región va a garantizar la paz y la existencia», aseveró.
De igual forma cuestionó la posición de los medios de comunicación y de Naciones Unidas al respecto de cohonestar y no hacer nada para ponerle freno a este genocidio infame, del cual asistimos a un nuevo capítulo.
[Es] «muy lamentable que, en un año, el derecho internacional y las instituciones de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) quedaron bajo los escombros. La CIJ (Corte Internacional de Justicia) demostró que responde a los poderes de occidente, al sionismo. La CIJ pudo haber detenido la masacre y no quisieron, porque responden a quienes los dominan y me sorprende, cómo portales de noticias y medios de comunicación titulan que ha sido el año de la guerra de Israel contra Hamas. Estos, son cómplices también del genocidio (…) Me indigna que haya medios de comunicación que titulan que ha sido el año de la guerra de Israel contra Hamás (…) El que titule que se cumple un año de la guerra entre Israel y Hamás es cómplice del genocidio», destacó.
Por su parte, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América ALBA TCP emitió un comunicado que fue parte de la tribuna Antifascista desarrollada en el parque nacional Waraira Repano en Caracas.
Afirma el comunicado de los países del ALBA:
«Los Estados miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) expresan su más profunda solidaridad con el hermano pueblo del Estado de Palestina al cumplirse un año de esta inhumana y genocida fase de salvaje agresión por parte de la élite gobernante de Israel.
A un año de esta cruel arremetida criminal e ilegal, que amenaza con propagarse por toda la región del Medio Oriente, el ALBA-TCP rinde tributo a todas las víctimas, familiares y allegados, que han sufrido en carne propia las consecuencias de este genocidio tan vergonzoso y doloroso para la humanidad.
La Alianza Bolivariana, antifascista y antiimperialista, rechaza contundentemente la guerra en cualquiera de sus formas y en cualquier parte del mundo y reafirma su principio humanista y su compromiso con el bienestar, la paz y la felicidad de los pueblos. El asesinato indiscriminado de decenas de miles de civiles, en su mayoría niños, niñas y mujeres, ajenos al conflicto, constituye una atrocidad inexcusable.
La Alianza Bolivariana reconoce la fortaleza del pueblo palestino y su determinación de resistir al genocidio y a la limpieza étnica que el gobierno israelí ha desatado desde sus ansias expansionistas, apoyado por las armas asesinas y los intereses del gobierno estadounidense. Asimismo, el ALBA-TCP condena la pasividad cómplice de países del eje occidental, al permitir que se ejecuten crímenes tan atroces con la más absoluta y deleznable impunidad, en flagrante violación de la Carta de Naciones Unidas, el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario.
A pesar de haber vivido 76 años de ocupación ilegal, dolor, muerte y ruinas, Palestina está más viva que nunca. Desde el ALBA-TCP, el llamado es siempre a la paz, la solidaridad y la convivencia pacífica y civilizada entre naciones. La Alianza ha alzado y siempre alzará su voz por las causas justas de la humanidad, en especial, la causa palestina, que hoy es causa de los pueblos del mundo entero.»
Y es que la variable geopolítica no puede dejar de abandonarse en ese conflicto y va desde muchas aristas de las cuales tomamos el elemento político, militar y energético.
En lo político ya Anthony Blinken, en una declaración atrevida afirmó que todo el mundo sabe que Oriente Medio es «occidental», lo cual no es más que un lanzazo a la propuesta de paz para esta región trabajado con denuedo por la cancillería de la República Popular China y que tiene ya dos avances concretos que pretenden ser alterados con maniobras desde EEUU y su aliado israelí.
Este trabajo de China ha logrado tanto la restitución de relaciones diplomáticas entre los sunnitas y chiítas de Arabia Saudita y la República Islámica de Irán, al tiempo de lograr avanzar en un acuerdo de los grupos políticos de Palestina, especialmente Hamás y Fatah, para promover un plan de paz que ponga fin a años de conflicto, agresión y genocidio sistemático en contra del pueblo de Palestina. Todo esto para incomodidad de Washington, que ve detrás de todo esto la expansión de la Franja y la Ruta de la Seda.
La variable militar, viendo lo anterior, es clave. Ya que implica el sostenimiento de un clima de conflicto permanente para precisamente alimentar perros de guerra y mantener presencia hegemónica estadounidense en la zona. Hoy en día su presencia militar en el golfo Pérsico y en el mar Mediterráneo, desembocadura donde termina todo cuánto pasa por el Canal de Suez, es considerable, al tiempo de afirmar el control político de la zona.
En ello el Estado de Israel ha sido un formidable aliado de Washington, considerando que desde la caída del régimen iraní del Sha en 1979 perdieron uno de sus principales aliados en la región.
Finalmente, la variable energética es otro elemento geopolítico de pugna en la región. Por el Canal de Suez pasan ni más ni menos que 5 millones de barriles de petróleo, y el actual hostigamiento por el estrecho de Mandeb, que une el cuerno de África con la península arabiga, por parte de los rebeldes Huties que apoyan la causa de Palestina, está causando estragos en la economía mundial.
Sumemos a esto al estrecho de Ormuz, controlado por Irán, y que contiene en su paso la presencia de casi 20 millones de barriles de petróleo y el 35% del transporte marítimo del mundo, que se vería afectado en cualquier fase de escalamiento como la que hoy presenciamos, lo cual parece ser un riesgo calculado por Washington y sus aliados, tratando de promover con ello, de acuerdo a sus escenarios, un severo daño a la economía de China.
En todo este contexto se configura la actual agresión sistemática del Estado de Israel que ya involucra en su avance demencial al Líbano, Siria e Irán, en una escalada imparable que no tiene futuro alguno como proyecto a consolidarse.
El socavamiento en todo sentido de Naciones Unidas, ha quedado nuevamente evidenciado en la incapacidad de resolver un conflicto, covirtiendo este espacio solo, y solo en el apéndice de los intereses del «occidente colectivo», encabezado por la élite de poder en EEUU.
Un genocidio por partes, parte de una guerra mundial impuesta por capítulos contra la humanidad toda.