La actual presión especulativa en el mercado cambiario atenta seriamente en contra de los esfuerzos estabilizadores de la economía y, en especial, de la exitosa política antiinflacionaria
Recientemente, hemos podido observar en el país una creciente presión sobre la cotización del dólar, lo cual se manifiesta en un alto diferencial entre la tasa de cambio oficial y el llamado “dólar paralelo”, diferencial éste que ha llegado a superar el 25%. Esto constituye una distorsión económica muy importante con múltiples consecuencias nocivas para el país.
Especulación cambiaria y desestabilización del país
La consecuencia más importante es la presión inflacionaria. En una economía rentista desde hace 100 años y, por lo tanto, altamente especulativa, las industrias, pero especialmente el comercio, tienden a establecer sus precios en función del dólar paralelo aun cuando sus inversiones y gastos se hayan realizado con dólares provenientes del mercado oficial. Se trata de un mecanismo que permite realizar elevadas ganancias y de manera rápida, sin importar las consecuencias para el resto de la nación. Ese comportamiento contagia a toda la sociedad, se masifica y se convierte en combustible para la inflación interna.
Debemos recordar que, en la reciente y traumática fase hiperinflacionaria del país, el principal motor del aumento de los precios fue la devaluación, provocada por una feroz especulación cambiaria. La devaluación de la moneda se traducía en aumento de los precios, pero en una mayor proporción como resultado de la misma naturaleza especulativa de los actores económicos del país.
Las recientes elecciones presidenciales constituyeron un escenario ideal para esta estrategia de desestabilización económica. Con las ganancias especulativas se financió la insurrección fascista, mientras que las consecuencias inflacionarias del diferencial cambiario se convierten en un caldo de cultivo para la protesta y el malestar contra el gobierno. Esa es la esencia política del plan desestabilizador de la especulación cambiaria.
De tal manera que la actual presión especulativa en el mercado cambiario atenta seriamente en contra de los esfuerzos estabilizadores de la economía y, en especial, de la exitosa política antiinflacionaria. Un rebrote inflacionario tendría nefastas consecuencias sobre la reactivación productiva y la recuperación de los ingresos reales de la clase trabajadora. Este escenario constituiría un duro golpe a la estabilidad política nacional alcanzada con tanto sacrificio.
Factores promotores de la especulación cambiaria
La agresión económica al pueblo ha generado una expectativa devaluacionista, a pesar de la vía ascendente de la economía, el incremento de la producción petrolera y la estabilidad del país
Son numerosos los factores que han conducido a esta presión sobre la tasa de cambio. Sin embargo, acá destacan claramente, en primer lugar, los efectos del bloqueo sobre el ingreso de divisas del país, así como el ataque especulativo de la moneda con fines políticos.
En tal sentido, es necesario explicar que el desplome del ingreso de divisas del país a causa de las sanciones ilegales y criminales del gobierno de los EEUU sobre la industria petrolera, que provee en condiciones normales más del 95% de los ingresos de divisas del país, la posibilidad de abastecer normalmente el mercado de divisas se ve comprometida. Más aún, esto debilita el músculo del gobierno bolivariano para enfrentar las corridas especulativas.
Por otra parte, con motivo de las elecciones y en el marco del avance de la revolución bolivariana, las élites políticas y económicas desplazadas del poder en el pasado utilizan sus fortunas para atacar la estabilidad cambiaria del país y, con ello, la estabilidad económica, social y política nacional. De hecho, el ataque a la moneda es una de las fórmulas de mayor impacto de la agresión económica contra la nación. Atacando la tasa de cambio, se perturba seriamente el desempeño de la economía nacional. Ven en esa estrategia una forma de desestabilizar al país y debilitar a la revolución bolivariana, golpear los avances económicos y sociales alcanzado en años recientes frente al bloqueo.
Estos especuladores no solo persiguen desestabilizar, sino que hacen grandes negocios con estas operaciones cambiarias. Compran dólares a un precio y los revenden al poco tiempo a uno superior. Luego, invierten adicionalmente las ganancias, con lo que el diferencial cambiario se agranda, elevando las ganancias y, por lo tanto, los daños a la economía. Esta actuación arrastra al resto de la economía y se transforma en una bola de nieve que amenaza la estabilidad nacional. El trastorno del país es de grandes proporciones.
Combatir la especulación
¿Cómo se puede combatir esta amenaza para el desarrollo del país? El problema de fondo es la capacidad muy limitada de ofertar divisas del país debido a los efectos del bloqueo yanqui. La demanda de divisas ocasionada por el crecimiento económico y potenciada por la especulación, provoca el aumento del precio del dólar.
Esto impone la necesidad de aumentar la generación de divisas a través, esencialmente, del aumento de la producción y exportación de petróleo, que aun en estas difíciles condiciones de agresión internacional constituye la principal fuente de divisas del país. Asimismo, la diversificación de las exportaciones contribuirá, especialmente en el mediano plazo, al alivio de esta situación.
Es preciso afinar la programación financiera, que permita planificar la inyección de dinero en la economía con la finalidad de minimizar el impacto de la liquidez en el mercado cambiario.
Otro elemento a tomar en consideración consiste en estimular todas las vías que conduzcan a la repatriación de capitales nacionales y la atracción de inversiones extranjeras al país. Existen mecanismos de captación de divisas asociados al sistema bancario y al mercado de capitales, que pueden actuar en esa dirección.
Por su parte, la sobrevaluación de la moneda (abaratamiento del dólar) fortalece las tendencias especulativas. Esto es importante tomarlo en consideración, porque no pocas experiencias de estrategias antiinflacionarias se han basado exitosamente en el anclaje (fijación) de la tasa de cambio. Si esta situación se mantiene por mucho tiempo, se sobrevalua la moneda, es decir, se abarata el dólar y la demanda de divisas tiende a aumentar en busca de divisas escasas y baratas. Con ello surgen serias presiones especulativas e inflacionarias. De tal manera que esta situación, pese a que no es el elemento determinante o desencadenante, también hay que tomarlo en cuenta para combatir la especulación cambiaria.
Para derrotar la especulación es necesario combatir los efectos de la especulación con el pueblo organizado. Hay que aplicar rigurosamente las leyes de protección de los consumidores frente a especuladores inescrupulosos, que establecen los precios de venta calculados sobre la base del dólar paralelo, a pesar de que los costos de sus operaciones se basan en el dólar oficial.
Finalmente, tenemos el tema de las expectativas. Estas se forman en la sociedad a partir de percepciones reales, pero también de matrices basadas en intereses corporativos y en propósitos antagónicos a los intereses de la nación. En nuestro caso, la agresión económica al pueblo ha generado una expectativa devaluacionista, a pesar de la vía ascendente de la economía, el incremento de la producción petrolera y la estabilidad del país.
En función de contrarrestar matrices y expectativas negativas, se deben establecer políticas coherentes, emitir mensajes claros a los actores económicos y continuar fortaleciendo la economía para revertir matrices y hacer prevalecer las expectativas favorables, las que se corresponden con la realidad y los grandes intereses de la nación.