Por David Gómez Rodríguez
La ultraderecha tiembla frente a un pueblo que sabe ejercer su poder, es decir, que se organiza utilizando a la democracia como un arma contra la burguesía y como una herramienta para la justicia social. Hace tres meses, cuando en El arte de la política hicimos referencia de la obra de Jacques-Louis David llamada “La muerte de Marat” (1793), hablamos de la necesidad que tenía el pueblo francés de derrotar a la ultraderecha y al fascismo en el terreno electoral, objetivo logrado y traicionado, pues Macron, lejos de respetar la voluntad expresada por el pueblo en las urnas, organizó un gobierno dando la espalda a la mayoría representada en el parlamento, cuestión que en el terreno político e institucional tiene consecuencias concretas según las leyes vigentes en Francia. Estas consecuencia las estamos viendo, pues con la moción de censura aplicada esta semana por el Parlamento al actual Primer Ministro, Michel Barbier, se sella el fin del gobierno más corto de la historia de la Quinta República francesa.
El artículo 49.3 de la constitución gala establece que si el poder ejecutivo promulga leyes sin la aprobación del Parlamento, los legisladores pueden impugnarlas a través de una moción de censura que, al prosperar, no solo deniega la ley, sino que también obliga al Gobierno a dimitir. Esto es exactamente lo que ha sucedido cuando el Primer Ministro procuró avanzar con un controversial plan que pretendía aplicar un recorte al presupuesto de 60.000 millones de euros y aumentar los impuestos sin el consentimiento del Parlamento, generando las condiciones para activar una moción censura promovida por el Nuevo Frente Popular, la cual fue apoyada con 331 votos, de los 288 necesarios para su consentimiento legal y posterior ejecución. Frente a este escenario el Primer Ministro dijo «De lo que estoy seguro, de lo que digo con gravedad ante ustedes, es que esta moción hará que todo sea más serio y más difícil», insinuando que a pesar de la moción es necesario sacrificar la seguridad social para evitar males peores por la actual situación económica.
Ahora se puede ver al gobierno de Macron como a Carlota Corday camino a la guillotina. Debemos recordar que esta mujer fue la responsable del asesinato de Marat, escritor y militante radical jacobino, que se convirtió en uno de los protagonistas de la Revolución francesa. Arturo Michelena produjo la obra Carlota Corday camino al cadalso (1889) a propósito de la «Exposición Universal Internacional», evento artístico de gran importancia con el que se celebraron en París los primeros cien años de la Revolución Francesa. Esta obra hizo al maestro Michelena merecedor del más alto galardón de Francia: la medalla de oro en primera clase y un diploma de reconocimiento, consagrándose así como uno de los pintores más importantes del siglo XIX.
En la obra se muestran los últimos momentos de quien apuñaló en el corazón a Marat el 13 de julio de 1793, tal y como Macron intentó apuñalar la voluntad popular hace tres meses. Carlota destaca por la luz natural que entra cruzando la puerta de la celda. La asesina está custodiada por cinco hombres que, por su vestimenta, podemos identificar como dos carceleros, un sacerdote y un pintor. Y aunque todo parece estar en calma, la verdad es que, más allá de los muros que se ven en la pintura, hay un patíbulo con una guillotina, rodeado de un pueblo enardecido que exige justicia..
Volviendo a la situación actual de Francia, la diputada Cyrielle Chatelain del Grupo Ecologista y Social, perteneciente al Nuevo Frente Popular, afirmó que Macron «nos está llevando a un callejón sin salida. Apoyándose en un acuerdo con Marine Le Pen, intentó mantener su política a cualquier precio». Sin duda, muy a pesar de lo que exprese Macron, su rostro se ilumina con la misma luz que vio Michelena en el rostro de Carota Corday. Según la constitución tiene hasta el 2027 para seguir parado en el umbral, sin embargo, las presiones por su dimisión son cada vez más grandes, cuestión que profundiza la crisis política de Francia y supone una preocupación más para la Unión Europea en un contexto donde es evidente el avance de Rusia en Ucrania, Alemania está imbuida en una campaña electoral parlamentaria y Donald Trump se prepara para volver a la Casa Blanca con nuevos planes para el viejo continente.