“El PSUV unido con pasión
Retoma el sueño del Libertador
y lo encarna, alza su vista
Va construyendo la patria socialista”
“Somos millones, una sola voz
Un pueblo libre en revolución
Somos presente, el gran mañana
Vamos forjando la patria soberana”.
Las estrofas y coros del himno del PSUV, escrito por Gustavo Arreaza, resuenan con renovado vigor este 4 de febrero de 2025, con la sesión especial del Congreso del PSUV y de la Juventud, la JPSUV. El objetivo es presentar las propuestas a los candidatos que el partido va escoger para las elecciones de gobernadores y diputados, el próximo 27 de abril.
Así lo anunció el presidente Nicolas Maduro, y también el vicepresidente del partido, Diosdado Cabello, durante la rueda de prensa semanal del PSUV. Destacando el carácter democrático de la revolución bolivariana, el capitán recordó que las elecciones de abril serán las número 32, sin contar las consultas populares, que tuvieron lugar el 2 de febrero.
De esta manera, las comunidades han elegido, entre más de 36.000 proyectos de desarrollo comunitario (previamente votados en los órganos de autogobierno comunal), cuáles consideran proyectos prioritarios; que serán financiados por el gobierno nacional con base en el voto popular. Ya se han puesto en marcha varios proyectos piloto, decididos el año pasado.
«El 27 de abril habrá elecciones en Venezuela y el PSUV se declara en sesión permanente, en asamblea permanente, para presentar un método democrático justo y adecuado al momento histórico que vivimos», dijo Cabello. La ventaja -continuó- “es la de haber eliminado desde hace tiempo los espacios para los grupos, para las facciones, evitando que las elecciones se utilicen para dividir”.
Se entendió que es fundamental en cualquier proceso revolucionario poner la unidad de las fuerzas revolucionarias por encima de todo. “El comandante Hugo Chávez vino aquí a hablarnos de unidad, de lucha, de batalla y de victoria, de unidad de los patriotas, de unidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana”, dijo el capitán.
Contenidos que estuvieron siempre presentes el día del esperanzador “por ahora”, pronunciado por el comandante tras el fracaso de la rebelión cívico-militar que él encabezaba, el 4 de febrero de 1992, y de la cual asumió plena responsabilidad. Un mensaje que dejó huella, en completo contraste con el clima de corrupción que prevalecía en las clases dominantes de la Cuarta República.
Un sistema de “democracias camufladas”, arrodilladas ante los deseos de Washington y los planes del Fondo Monetario Internacional, que habían desencadenado la revuelta popular del 27 de febrero de 1989. Un episodio decisivo para los oficiales que militaban clandestinamente en el movimiento animado por Chávez.
Un camino que ha sido recordado muchas veces durante la revolución bolivariana, marcado por los pronunciamientos a puño cerrado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, ahora dirigida por el general Vladimir Padrino López, ante cada nuevo ataque de las fuerzas desestabilizadoras.
Un mensaje que “el partido adulto”, como llama la juventud al PSUV, ha sabido transmitir a las generaciones que se han sucedido durante la revolución “pacífica pero armada” desatada tras la victoria del comandante en las elecciones presidenciales del 6 de diciembre 1998. Casi veinte años después, el 16 de diciembre de 2006, tras otra victoria electoral de Chávez, se iniciaría el proceso de formación del PSUV.
Un proceso difícil y de largo alcance, que vale la pena recordar para comprender las razones de su realización, y la importancia que tiene todavía hoy para todos los procesos progresistas del siglo XXI: en América Latina y más allá, considerando el estado de fragmentación en que se encuentran las fuerzas alternativas en los países capitalistas, y sus dificultades para arraigarse en las masas populares.
Mientras tanto, en comparación con los países del ALBA gobernados por gobiernos antineoliberales, que habían ganado las elecciones tras la victoria de Chávez, a la luz del devastador retorno a la derecha en Ecuador y los problemas internos del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, sólo Venezuela ha mantenido un partido unido y arraigado en la sociedad, habiendo renovado, con características propias, la experiencia de la revolución cubana y la de la revolución sandinista.
Todos aquellos que, aun sin haber realizado reformas estructurales tan “incomodas” como para desatar la furiosa reacción del imperialismo (medidas coercitivas unilaterales y bloqueo), disfrutan dando «lecciones» al gobierno bolivariano, poniéndole más palos en las ruedas a nivel internacional, deberían reflexionar sobre este hecho objetivo: sobre la fuerza que proviene de confiar en la movilización permanente del pueblo consciente y no en la volátil alquimia institucional.
Para llegar a la fundación del PSUV, el más grande de América Latina, fue necesario convocar a decenas de miles de promotores, registrar a 5,8 millones de personas como aspirantes a militantes; se han tenido que formar los Batallones Socialistas, elegir voceros, comisionados y finalmente 1.681 delegados y delegadas que participaron en el Congreso fundacional, instalado el 12 de enero de 2008 y el 2 de marzo del mismo año.
Luego, toda esta estructura -más de 92 mil personas, que representan aproximadamente 1 millón 200 mil miembros activos- participaría en la elección de segundo grado del máximo órgano de gobierno, el 9 de marzo de 2008. Cinco días después, el 14 de marzo de 2008, Hugo Chávez, proclamado presidente del partido por el Congreso, juramentó a la dirección nacional del PSUV en el Teatro Municipal de Caracas.
En un importante acto celebrado en el Poliedro de Caracas, el 29 de marzo de 2008, el comandante Chávez también anunció las comisiones de trabajo de la Dirección Nacional y las vicepresidencias regionales del PSUV.
Luego de la designación de las responsabilidades de los miembros del consejo, el PSUV procedió a la constitución de los grupos políticos estatales para completar la estructuración general de la organización. Así comenzó su desafío histórico.
Para el PSUV y la JPSUV hoy el desafío se renueva en este 2025 de elecciones y de transformaciones profundas: las 7 Transformaciones, ilustradas por el presidente, Nicolás Maduro, quien asumió para un tercer mandato, el 10 de enero. El desafío más audaz, lanzado en 2012 con las palabras del comandante ¡Comuna o nada! Es enviar al desván al viejo Estado burgués; haciendo crecer en su interior otro marco prospectivo, el del autogobierno socialista, basado en las comunas. Otro ejemplo más para el mundo.