El imperialismo y la derecha creían que podían haberle ganado a Nicolás Maduro. En cambio, el primer presidente chavista y obrero se reveló, como decimos aquí, un tipo respondón. Se reveló como estadista, un gran líder, obviamente acompañado de la conciencia de nuestro pueblo organizado y de una clase obrera que se fortalece cada día más en la construcción del nuestro modelo socialista
Jacobo Torres, partió para pelear en otra dimensión este sábado (15.02.2025). Conocido como uno de los diputados, internacionalistas y sindicalistas más representativos de la lucha de clases en Venezuela, fue fiel defensor de la verdad de Venezuela y promotor de la construcción de un mundo nuevo, multipolar y alternativo al modelo imperialista.
Reproducimos como homenaje una entrevista exclusiva al dirigente sindical Jacobo Torres, titulada “De la guerrilla al gobierno, tomando el cielo por asalto” realizada por Geraldina Colotti el 30 de noviembre de 2020.
-Quisiéramos comenzar contándoles -a quienes no te conocen-, cuál fue tu camino durante la IV República, y luego con la revolución bolivariana.
-Tengo 45 años de militancia, prácticamente toda una vida. Empecé a los 12 años, primero con el Partido de la Revolución Venezolana, el PRV. A partir de 1979, cuando tenía 16 años, acompañé al Comandante Fausto en la construcción de la Tendencia Revolucionaria, el nombre en la guerrilla de nuestro compañero Alí Rodríguez Araque. Posteriormente fui militante internacionalista del Ejército Revolucionario del Pueblo, en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), durante los años de guerra en Salvador. Fui miembro de la comisión político-diplomática del FMLN por el ERP. Luego, obviamente, colaboré con los camaradas sandinistas durante los años de guerra en Nicaragua y siempre junto con los camaradas cubanos, como un consecuente revolucionario de América del Sur. En Venezuela participé en los dos levantamientos cívico-militares del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992 contra las democracias disfrazadas de la IV República, y desde entonces siempre he seguido la causa del comandante supremo de la revolución bolivariana, Hugo Chávez. En la revolución ocupé tanto cargos gubernamentales, de mediano calibre podemos decir, como sindicales, pero siempre dedicado a la acción política. Milité en la Causa R y participé en la fundación del PPT. Fui coordinador de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, fundada por Chávez en 2000, y antes de eso formé parte del Frente Nacional Constituyente Obrero en 1998, coordiné el equipo de discusión de los artículos sociales de la Constitución Bolivariana de 1999. Fui militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) desde su fundación, y antes fui miembro del MVR. Hoy soy militante casi a tiempo completo en el Movimiento Obrero Revolucionario “Alí Rodríguez Araque” (MOARA) en el sector eléctrico.
-¿Cuál es la tarea del MOARA y cuáles son sus objetivos?
-Según una indicación del presidente Nicolás Maduro, el propósito es construir un fuerte polo revolucionario de trabajadores del sector eléctrico, uno de los más sensibles y estratégicos de nuestra economía y nuestro día a día. Tras el terrible sabotaje eléctrico sufrido en marzo de 2019, superado gracias al esfuerzo de los trabajadores, estamos construyendo un movimiento sólido a partir del Consejo Productivo de Trabajadores y Trabajadoras, nuestro cuerpo de lucha en el sector eléctrico, que hemos decidido dedicar al Comandante Fausto. Para la recuperación del sistema eléctrico nacional, también se encuentra en construcción la Brigada de Noviembre Victorioso, en la que estoy trabajando junto a varios compañeros de la coordinación nacional.
-¿Cuál es tu lectura de la situación económica actual en Venezuela?
La situación sigue siendo muy complicada. Venimos de una guerra sistemática de los años del Comandante Chávez. Una guerra que se desarrolló en todos los campos, desde el económico al psicológico. Desde el golpe de 2002, que gracias a la conciencia de nuestro pueblo y a la unión cívico-militar logramos resolver en 48 horas, hasta ahora hemos tenido que resistir todo tipo de ataques, infiltraciones, sabotajes, que se han intensificado tras la muerte de Chávez. El imperialismo y la derecha creían que podían haber ganado con Nicolás Maduro. En cambio, el primer presidente chavista y obrero se reveló, como decimos aquí, un tipo respondón. Se reveló como un estadista, un gran líder, obviamente acompañado de la conciencia de nuestro pueblo organizado y de una clase obrera que se fortalece cada día más en la construcción del nuestro modelo socialista, a pesar de las dificultades. Desde 2015, cuando Obama definió a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de Estados Unidos”, el bloqueo económico y financiero se ha intensificado y las “sanciones” se han endurecido, mientra el imperialismo decía que eran medidas destinadas a golpear el “régimen” de Maduro y funcionarios estatales. Por lo contrario, si hay una cosa muy clara es que las medidas coercitivas unilaterales y el conjunto de ataques que sufrimos, no afectan solo a la dirigencia chavista, sino a todo el pueblo, sin importar el color político. Nos han robado la refinería Citgo, que tiene su sede en Estados Unidos, la empresa Monomeros en Colombia, se robaron nuestros activos externos, congelaron nuestras cuentas en bancos europeos, robaron el dinero destinado a tratamiento médico para niños enfermos de médula ósea, ya decidida y pagada a través de Citgo, en Italia. Nos han impedido comprar alimentos y medicinas en el exterior, intentan bloquearnos en todas partes. Pero nuestro gobierno logró amortizar el efecto de la dolarización especulativa y la crisis económica inducida por el bloqueo, a través de los subsidios y bonos pagados a través del Carnet de la Patria y las bolsas Clap, los Comités de abastecimiento y producción que ayudan a más de 6 millones de familias entregando alimentos básicos. Ciertamente no hemos resuelto, solo suavizado el golpe, mientras el plan de producción avanza para ser lo más autosuficiente posible. Todavía no podemos producir todo lo que consumimos, pero al menos dos elementos básicos, el maíz y el arroz que comemos, ahora se producen en Venezuela.
-El feroz bloqueo económico-financiero impuesto por Estados Unidos y sus vasallos sin duda ha empeorado el nivel de vida de los trabajadores y trabajadoras, pulverizando su poder adquisitivo, a pesar de los subsidios gubernamentales. ¿Por qué se ha llegado a este punto? ¿No hubo también errores en la conducción de la política económica?
-Se cometen errores y se volverán a cometer. Seguimos ante un Estado capitalista, contra el cual hemos diseñado la construcción de nuestro Estado socialista, a través de la comuna como unidad primaria del Estado y con nuestra clase obrera organizada en los Consejos productivos de trabajadores y trabajadoras. Un proyecto que permite el control de la clase trabajadora y del pueblo organizado en la construcción del nuevo modelo. Como trabajadores, apostamos por la construcción de un modelo obrero campesino y comunal que, con esta simbiosis entre los factores más importantes de la revolución, llegue al nuevo modelo socialista como lo soñó Chávez. Por supuesto, ha habido errores económicos y retrasos en cómo desmantelar el viejo Estado y cómo tratar con esos funcionarios que se comportan de manera burocrática y que frenan el impulso del socialismo.
-Recientemente participamos en una reunión mundial, la de la Plataforma de la clase obrera antiimperialista (PCOA). ¿Cuál fue el análisis y cuáles fueron los objetivos?
-La Plataforma de la Clase Obrera Antiimperialista (PCOA) es una iniciativa del presidente Maduro tras el Foro Social Mundial. Nuestro análisis, compartido por los marxistas a nivel internacional, considera la crisis estructural del capitalismo a nivel mundial, mucho más profunda que la de 1929, o de 2008. Una crisis de grandes proporciones y de largo alcance que se profundiza cada día más, y eso no se resuelve ni siquiera con las guerras imperialistas. Esto no significa que el capitalismo haya llegado a su fin, sino que está cavando su tumba y que el aumento de sus contradicciones lo empuja hacia su propia destrucción. En este contexto, Maduro vio la oportunidad de llevar la contradicción al corazón del enemigo, a Estados Unidos y Europa, agudizando las contradicciones entre burguesías y entre imperialismos: en fin, dejándoles probar un poco de su propia medicina. En este proceso, en la construcción de un espacio de confluencia antiimperialista, consideramos a la clase obrera la vanguardia, pero no excluimos el acompañamiento de lo que Gramsci llamó los intelectuales orgánicos. El objetivo es construir una red de acción antiimperialista que permita articular la lucha por salir de la pandemia con una perspectiva diferente a la del sistema capitalista como modelo dominante de la llamada nueva normalidad. Una perspectiva de mayor equidad entre los pueblos, mayores posibilidades de desarrollo y crecimiento compartido, no solo para enfrentar la pandemia, sino para salvar a la humanidad de la barbarie, como dijeron Fidel y Chávez. La Plataforma permite dar una nueva visibilidad internacionalista a la lucha contra el imperialismo estadounidense y sus aliados europeos.
-Como constituyente, ¿cuáles son las principales propuestas, presentadas por la clase obrera, que ya se han convertido en ley o que quedan por aprobar?
-La constituyente nació contra la violencia de la derecha, las guarimbas de 2017. El presidente lanza la propuesta el 1 de mayo, yo estuve presente para acompañar esa propuesta. Con la ANC fue posible restaurar la paz y la estabilidad política en el país. Logramos aprobar 4 presupuestos, lo que hubiera sido imposible con un parlamento en desacato como el de la derecha. Hemos blindado la constitucionalidad de nuestro estado, aprobado leyes importantes como la contra el bloqueo y probablemente algunas otras que deberán aprobarse antes de que la Asamblea Nacional Constituyente concluya su mandato el 31 de diciembre. Creo que puedo estar satisfecho, con la historia y con nuestro pueblo.
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Seguimos ante un Estado capitalista, contra el cual hemos diseñado la construcción de nuestro Estado socialista, a través de la comuna como unidad primaria del Estado y con nuestra clase obrera organizada en la construcción del nuevo modelo