“Oh, Gran Espíritu, cuya voz oigo a través del viento y cuyo soplo da vida a todas las cosas, escúchame. Voy hacia ti como uno más de tus numerosos hijos; soy débil… soy pequeño… necesito tu sabiduría y tu fuerza. Permíteme caminar entre la belleza y haz que mis ojos perciban siempre las púrpuras y encendidas puestas de sol. Haz que mis manos respeten las cosas que has creado, y da agudeza a mis oídos para que puedan oír tu voz. Hazme sabio para que pueda comprender cuanto le has enseñado a mi pueblo y las lecciones que has escondido en cada hoja y en cada roca. Te pido fuerza y sabiduría, no para ser superior a mis hermanos; sino para ser capaz de combatir a mi mayor enemigo, yo mismo. Haz que esté siempre preparado para presentarme ante ti con las manos limpias y la mirada alta. De manera que cuando mi vida se extinga como se extingue una puesta de sol, mi espíritu pueda acudir a ti sin nada de qué avergonzarme”. Plegaria ojibwa. Pueblo originario de la hoy Norteamérica.
Introito: En el actual torbellino político y geopolítico, signado por agudas y profundas crisis sistémicas, desigualdades económicas cada vez más lacerantes y una conciencia no siempre bien acompañada de «calidad revolucionaria y eficacia política» (Alfredo Maneiro) para producir transformaciones necesarias y radicales, la vocería política revolucionaria y raigal (VPRR) ha demostrado devenir en un faro de esperanza y una praxis muy efectiva y poderosa para recuperar, resembrar y arraigar profundas agendas de transformación en las conciencias y voluntades de nuestros pueblos; así como para catalizar las praxis que construyen el soporte material indispensable para tornar primero sustentable y luego irreversible una revolución.
Las brillantes praxis de vocería ético política revolucionaria brindadas por Jesucristo y sus apóstoles, brillantemente estudiados por Dussel en su Ética comunitaria; las praxis de los campesinos anabaptistas descritos por Marx en El Capital; las praxis políticas y discursivas emancipatorias de Francisco de Miranda, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Andrés Bello, Miguel de San Martín, Ezequiel Zamora, César Augusto Sandino, Francisco Morazán, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, José Martí, Fidel Castro Ruz, Che Guevara, Roque Dalton, Pablo de Rokha, Salvador Allende, Nelson Mandela y, más recientemente, las de Hugo Chávez, Vladimir Putin, Andrés López Obrador, Claudia Sheinbaum y Nicolás Maduro, entre otras, ensamblan un enjundioso y melodioso archivo revolucionario que ha, sin duda, catalizado una profunda transformación de nuestra historia pasada, presente y también futura.
Dimensiones tectónicas de la vocería transformadora:
1. Análisis crítico de la realidad: Edmund Husserl, Martin Heidegger, Charles Pierce y más recientemente George Lakoff, Paul Ricoer y Ernesto Won, entre otros, nos muestran cómo el lenguaje escrito y oral moldea a fuego y transfigura nuestra percepción de la realidad y nuestra voluntad de acción revolucionaria sobre la misma (Lakoff, 2004). Y muy especialmente la vocería política revolucionaria, cuando asume su singular estatuto mítico- raigal, se carga de un inusitado poder de sintonía, con aptitud para reconectarnos con nuestros imaginarios fundacionales, nuestras mitologías y cosmogonías indígenas nuestroamericanas y africanas originarias y nuestras abigarradas culturas campesinas y del barrio «abriendo la historia» (Simón Rodríguez) e inaugurando así nuevos semilleros utópicos de sentido desde donde ha sido, es y sigue siendo posible desafiar los marcos ideológicos y conceptuales dominantes y develar las contradicciones del sistema metabólico moderno capitalista, revelando cómo el poder expoliador colonial- capitalista se invisibiliza, apelando al aceitado discurso de nuestra naturalizada sumisión civilizatoria.
2. La vocería política como práctica epistémica subversiva: Mijail Bajtin, O. Ducrot, Patrick Charadeau y Dominique Mainguenaud subrayan la importancia de analizar el discurso político como una práctica ideológica y social situada (Mainguenaud, 2005). La vocería política revolucionaria raigal (VPRR) puede y suele desenmascarar como ninguna otra práctica discursiva las estrategias y operaciones manipulatorias y fetichizadoras del poder, evidenciando cómo se construyen y diseminan las narrativas que legitiman la opresión política, la explotación económica y la negación cultural. Pero, más importante aún, la VPRR puede y debe anunciar, por primera vez en la historia con enjundia histórica y originalidad estilística, el amanecer del nuevo mundo genuinamente humano, como lo anunciaba Marx, que se construye en praxis de autotransformación del sujeto revolucionario en el propio movimiento dialéctico en que este produce, simultáneamente, la transformación revolucionaria de la nueva base material.
3. Construcción de una nueva hegemonía: Antonio Gramsci nos enseña que la lucha por el poder no se libra solo en el terreno de la economía política; sino asimismo en el plano cultural e ideológico (Gramsci, Antología, 1971). La VPRR es el discurso de lejos más apto para zurcir una nueva hegemonía cultural/ espiritual, desafiando el sentido común occidental y occidentalizado dominante; promoviendo asimismo una visión y una utopía alternativa orientadas por la desfetichización de todas las mercancías; incluyendo la peor de todas las mercancías para la sociedad lumpenburguesa moderna: el trabajo semiesclavista- asalariado.
4. El enjambre corporativo mediático: Armando Mattelart destaca la centralidad de los medios corporativos de comunicación e información masiva en la construcción de los imaginarios sociales (Mattelart, 2002). La VPRR debe y puede denunciar y disputar el espacio ideológico mediático, creando nuevos canales y praxis de comunicación nacional populares y alternativos que faciliten contactar y amplificar las voces legítimas, los idiomas y los imaginarios raigales de los pueblos originarios así como el arresto de los movimientos revolucionarios, comunitarios y populares.
5. Ética política y estética política de la liberación: Karl Otto Apel, Ignacio Ellacuría y Enrique Dussel nos llaman a tejer una reflexión profunda sobre la centralidad de la ética y la estética de la liberación para alcanzar una praxis política y geopolítica liberadora (Dussel, 2006). La VPRR puede y debe devenir en un misil hipersónico con aptitud para visibilizar y denunciar la injusticia, defender a los pueblos históricamente expropiados y oprimidos y construir un «nuevo sentido común» (Gramsci) y un nuevo mundo transmoderno en cuya tela todos y todas puedan tejer sus nuevos medios y modos de vida genuinamente humanos, esto es, superadores de la racionalidad totalitaria medios/ fines, consubstancial al totalitarismo moderno capitalista. El vocero o vocera no actúa así como individuo cuanto que como sujeto impuesto de un poder obediencial que subsume una autoridad sagrada pues encarna la voluntad histórica de realización, en todos los planos, de una comunidad, una nación o un pueblo.
6. El mercado como altar: Franz Hinkelammert deconstruye y desnuda la idolatría del mercado y la lógica enajenante y anti comunal del capital (Hinkelammert, 2008). La VPRR transformadora debe hacer parte del movimiento dialéctico hacia una nueva economía y una nueva comunidad de servicio y al servicio del ser humano, fundada en la comunidad sagrada de iguales, la fraternidad, solidaridad internacionalista y la justicia sustantiva.
7. Diálogo intercultural: Paul Ricoeur recalca la importancia del diálogo intercultural y de la metáfora viva para construir un mundo más justo, pacífico y epistémicamente diverso, rico y proliferante (Ricoeur, 2006). La VPRR debe devenir en un puente epistémico- teológico entre diferentes culturas y tradiciones, promoviendo el encuentro significativo, el acomunamiento transformador y el reconocimiento mutuos.
8. Diálogo inter teológico: Juan Bautista Metz, Enrique Dussel, Juan Bautista Segales y Rafael Bautista Segales, nos invitan a emprender y profundizar un diálogo interreligioso que promueva la apertura epistémica, la justicia sustantiva y la fraternidad (Metz, 2008). La VPRR está llamada a ser, sobre todo, un terreno de encuentro y de convivencia celebratoria entre diferentes tradiciones míticas, teológicas y religiosas, posibilitando la confluencia de diversos mundos de vida y esfuerzos (praxis horizónticas) para construir un mundo por primera vez en la historia genuina y plenamente humano (Marx).
9. Estética de la resistencia: Walter Benjamin, Theodor Adorno, Guy Debord y más recientemente Byung-Chul Han cuestionan la sociedad glorificadora del rendimiento y de la autoexplotación así como la vacua cultura moderna del espectáculo (Han, 2015). La VPRR debe zurcir una nueva política, una nueva ética, una nueva erótica y una nueva estética de la resistencia y la liberación, con aptitud para despertar y avivar hoy las conciencias, movilizar los corazones y avivar nuevas formas de trabajo acomunado (no asalariado), de unión nacional, regional y sur mundial, así como de fraternidad, producción y reproducción de una vida plena en términos del bien para todos y todas, incluyendo los ausentes (Madre Tierra, Padre Cosmos y pasadas y futuras generaciones).
10. Praxis transformadora: La VPRR no se circunscribe así a la mera denuncia y la crítica de lo dado. Es una praxis que debe ser siempre original, horizóntica y transformadora. Debe ser una praxis en sí y para sí, que impulsa la producción de nuevos saberes y conocimientos, nuevas formas de organización y nuevos modos de producción y movilización raigal/ popular, promoviendo el anudamiento de un nuevo poder popular desde abajo y en sintonía con los mundos de vida material y espiritual en buena parte arrasados por el colonialismo y el capitalismo; pero por siglos atesorados y en parte recuperados por nuestros pueblos.
11. Quipus de poder popular: La vocería política efectivamente transformadora debe y puede ser un instrumento formidable para reinventar y fortalecer la investigación, la formación, la planificación y organización revolucionaria raigal y la participación popular, creando e innovando espacios de encuentro, celebración y democracia directa donde todas las personas, las comunidades y los diferentes pueblos y comunidades puedan aprender a aprender, aprender a desaprender, aprender a enseñar, aprender a ser, aprender a compartir, aprender a perdonar y perdonarse, y aprender a tomar en sus manos las más grandes y graves decisiones en que se juegan su destino histórico.
12. Articulación de movimientos políticos, geopolíticos y geocomunales: La VPRR debe ser un semillero de encuentro de saberes, conocimientos, sentimientos, celebraciones rituales y de articulación de los diferentes movimientos comunitarios y culturales, re-uniendo sus fuerzas tectónicas materiales y espirituales para enfrentar acomunadamente los inmensos desafíos comunes y construir alternativas propias, radicales y efectivas al sistema moderno capitalista. La balcanización identitaria, política, económica, étnica, cultural o teológico espiritual debe ser combatida como a un caballo de Troya multicultural con el que nuestros enemigos de clase y de pueblos buscan nuevamente confundirnos y derrotarnos.
13. Internacionalismo solidario: La VPRR puede y debe tejer un tapiz constante de hermanamiento regional y Sur Mundial, promoviendo la lucha contra todas las formas de racismo geopolítico, neocolonialismo o hegemonismo, propendiendo a la refundación de un nuevo mundo donde habiten la diversidad política y geopolítica, étnica y lingüística, económica y epistémica, teológica y religiosa, nutriendo siempre el diálogo, la cooperación y la justicia en oposición a la ética y la estética hobessiana de la competencia a muerte, la explotación forzosa o la autoexplotación. La solidaridad discursiva también es otra forma entrañable de la ternura entre nuestros pueblos.
13. La raíz ética/ poética y política/ épica de nuestros pueblos y su resonancia en la vocería política raigal. La valencia poética de todas nuestras vocerías históricas no obedece a un impulso meramente formal, esteticista o estetizante. La magnificencia de un floreciente mosaico de mundos de vida originarios americanos, signados por un horizonte de vida en dignidad y respeto hacia todo lo existente; resultó en América pero también en África en una singular cosmovisión ética signada por una particular praxis épica- política que resultaba, a su vez, de un singular modo de entendimiento y de trato respetuoso y responsable, reverente y compartido de relación sujeto- sujeto. La relación sujeto- objeto salvaje colonial, trasplantada a sangre y fuego desde Europa hasta América; pero también hasta África y Asia, no sólo trastocó la dimensión geopolítica y comunitaria originaria, sino que impuso una racionalidad de cruzada occidental e instrumental que derivó en la suplantación del silogismo cartesiano: «pienso, luego existo» por el silogismo cortesiano: «conquisto, luego existo» (Dussel). Pero más certeramente descarnado lo conceptúa el epistemólogo descolonial Ramón Grosfogel cuando afirma que el silogismo colonial se resume en: «te mato o te impongo el genocidio, luego existo«. Contra esta relacionalidad bárbara colonial reacciona y contrapuntea la VPRR. Por ello la poesía en la VPRR no es una floritura o un afeite accesorio sino la carne misma en que la dignidad contiene y expresa su carga de belleza. Por ello mismo, la VPRR se asume contrapunteo civilizatorio sobre todo cuando supera la racionalidad instrumental y se aventura en una racionalidad simbólico- poética y relacional de la vida. El brillante poema Florentino y el diablo de Alberto Arvelo Torrealba encarna simbólicamente el contrapunteo civilizatorio entre un mundo prescrito por y para el dominio occidental, la condenación y la muerte (el señor Satanás), y otro mundo de vida en dignidad (de Florentino) para la celebración de la poesía de la vida en comunidad de vida campesina popular nuestroamericana. La VPRR no instrumentaliza o fetichiza a la poesía sino la encarna. Descolonizar hoy el Nuevo Mundo es (re)bautizarlo desde la VPRR con sus verdaderos y más genuinos nombres. Por ello la poesía que puebla la VPRR no es floritura verbal o propaganda política cuanto aventura simbólico epistémica. La VPRR no busca secamente describir o etiquetar una realidad óntica o cosificada sino nombrarla por primera vez: (des)colonizarla y (des)cubrirla.
A modo táctico de cierre:
En el contexto actual, marcado por la aceleración vertiginosa de la historia, cuando no del intento de su supresión, ante la gravedad de una crisis que pareciera terminal, la praxis de una nueva vocería política revolucionaria y raigal, con utopía socialista puede y debe ser una aventura epistémico- crítica que pulse y despierte conciencias, movilice corazones, y despierte el alma sabia y tierna de nuestros pueblos a la necesidad de una transformación radical, profunda y sistémica respecto del metabolismo social del capital, protegiéndonos de su deriva tecnocrática y posthumana, racista; y en el fondo derrotista y nihilista.
Referencias:
Bajtin. Mijail. Yo también soy. Taurus.
Dussel, E. (2006). Ética de la liberación. México: Siglo XXI Editores.
Gramsci, A. (1971). Antología. México: Siglo XXI Editores.
Han, B. C. (2015). La agonía del eros. Barcelona: Herder Editorial.
Grosfogel, Ramón(2022). De la sociología de la descolonización al nuevo antiimperialismo decolonial. Madrid. Akal.
Hinkelammert, F. (2008). Crítica de la razón utópica. San José: DEI.
Lakoff, G. (2004). No pienses en un elefante. México: Fondo de Cultura Económica.
Mainguenaud, D. (2005). El discurso político. México: Siglo XXI Editores.
Maneiro, Alfredo. (2012) América obrera. Alfredo Maneiro: obrero de praxis revolucionaria. Caracas. Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores.
Marx, Karl. (1946). El Capital. FCE.
Mattelart, A. (2002). Historia de las teorías de la comunicación. Barcelona: Paidós.
Metz, J. B. (2008). Teología de la liberación y teología política. Madrid: Trotta.
Pierce, Charles (1893). Studies in the Logic. Indiana University Press.
Piquemal, M. (1994). Palabras de los indios norteamericanos. Ediciones B.
Ricoeur, P. (2006). Caminos del reconocimiento. México: Fondo de Cultura Económica.
Torrealba, A. (1940). Florentino y el diablo. Vitrales.