Por: Asia Villegas.- La alegría de Carnaval fue la entrada a marzo, marzo de ausencias, heridas de duelos, legados y deudas históricas.
En marzo, natalicio de Benito Juárez, ¡mexicano del mundo y hombre de la paz!
En marzo, natalicio del gran investigador y prolijo escritor, reconocido por ser el precursor del movimiento marxista en Venezuela, el guaro Pio Tamayo.
Rememoramos en marzo la abolición de la esclavitud, firmada el 24 de marzo de 1854, una de las deudas pendientes con Simón Bolívar, quien en el Discurso de Angostura decreta su abolición progresiva. Ese año de 1854, más de 30 años después, el entonces presidente José Gregorio Monagas refrendó la ley que prohibió la esclavitud.
Con marzo, nos llega también un triste pasaje de la historia de la Humanidad: el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la trata Trasatlántica de Esclavos, que se conmemora cada 25 de marzo para tributar respeto a todas las mujeres, hombres, niñas y niños que fueron víctimas de esta oprobiosa costumbre.
Pero marzo es y será siempre para nosotras y nosotros, el mes de Hugo Chávez Frías.
Han sido 12 años de la omnipresencia de Chávez, como lo llama su pueblo. ¡¿Cuántas veces nombrado y sentido?! Chávez, amado por todas y cada una de nosotras. Innumerables vivencias, anécdotas y testimonios de la gente común y corriente alimentan su presencia, más allá del legado en la Historia, está en la vida del pueblo, en las bocas de todas y todos, en las imágenes de los sueños, en las fotografías de los hogares que visitó, en las manos que estrechó, en aquellas y aquellos, que con sus abrazos apretujó, en los niños y niñas que acobijó, en el amoroso verso que nos regaló, ¡en las pasiones desatadas y el indomable verbo contra los poderosos! Cómo no reconocerlo hoy, en esta actividad, que es el preámbulo a una redención histórica hacia las heroínas y libertadoras de la Patria.
¡Marzo, es también pues, el mes de las Mujeres!
La historiografía, la política, las ciencias, la educación, tienen formas sutiles para mostrar su soez concubinato con el patriarcado. Nos invisibilizaron, abriendo grandes boquetes en la Historia. O nos presentaron cubriéndonos con el manto del desprestigio y la descalificación por linaje o por idoneidad moral. En la historiografía patriarcal, somos el chisme de un hecho histórico, somos las inoportunas, las que no teníamos que estar en ese sitio ni en ese momento. Las que dijimos lo inadecuado y a quien no debíamos. En el mejor de los casos nos “adornan” de las cualidades de fiel esposa o abnegada madre de los hijos de algún prócer.
Como sabemos este 8 de marzo honramos una vez más las largas luchas por la reivindicación y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, mediante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
En 1857, 129 obreras textiles murieron en un incendio en una fábrica de Nueva York cuando reclamaban por las inhumanas condiciones y ambiente de trabajo, el salario y contra la sobrexplotación. El color violeta nos recuerda los vapores de la tinta que emanaba de las chimeneas, junto con el olor de sus cuerpos calcinados.
Mientras tanto, en la vetusta Europa, en plena Revolución Francesa, las mujeres de París marchaban hacia Versalles para exigir el sufragio femenino y el movimiento sufragista inglés luchaba también por el derecho al voto de las mujeres.
Posteriormente, en marzo de 1917, bajo la consigna «Pan y Paz», las amas de casa rusas se manifestaron para pedir alimentos y exigir el fin de la guerra. Fue un domingo de febrero, que se tradujo luego en 8 de marzo, para el calendario gregoriano.
Recientemente, en 1975, las Naciones declaró oficialmente el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
Este próximo sábado, el mundo nos regalará rosas, mientras las mujeres palestinas en Gaza, no dejarán de abrazar a sus hijos e hijas tras la liberación y el reencuentro.
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En este lado del hemisferio, en las costas del Caribe, en los adentrados llanos venezolanos, en las cordilleras andinas, hay innumerables historias de luchas de mujeres que van desde la resistencia indígena, contra el coloniaje español y por la independencia. Precursoras valientes de la nobleza y dignidad de un pueblo por su Libertad. Muchas heroínas anónimas gozarán del reconocimiento de su legado gracias a la Revolución Bolivariana.
A partir de hoy, marzo será recordado por la acción noble del gobierno revolucionario, de visibilizar la presencia de nuestras libertadoras de todas las épocas en la ruta de los próceres de la independencia. Ya no estarán solos, las paredes sobre las cuales se erigen las estatuas de bronce que representan a nuestros héroes Bolívar, Miranda, Sucre, Páez, Piar, Urdaneta, Mariño, Ribas, Brión, Bermúdez y Arismendi, tendrán ahora el peso histórico de Josefa Joaquina Sánchez, Eulalia Buroz, Luisa Cáceres, Juana Ramírez La Avanzadora, Ana María Campos, Josefa Camejo, Eulalia Buroz, entre otras, revestidas con el manto de la extraordinaria heroicidad. Serán inobjetablemente visibles en representación de tantas otras, incluso de heroínas anónimas como las esclavizadas, las feroces cacicas indígenas y las indómitas negras cimarronas que están comenzando a nombrarse en estos tiempos de Revolución.
Por las mencionadas razones, este Movimiento de Movimientos “Josefa Joaquina Sánchez”, tiene el valor histórico de llevar el nombre de esa mujer que, más que la bordadora de la Bandera, fue la artífice de un delicado trabajo encubierto, resguardó documentos y archivos de la historia Patria y mantuvo en secretos la multiplicidad de reuniones clandestinas de su tiempo.
Esta Plataforma de Movimientos de Mujeres, tiene en su haber el compromiso con la historia Patria, y la obligación irrevocable de contar la historia no contada.
El Movimiento de Movimientos “Josefa Joaquina Sánchez”, se enfrenta al desafío impostergable de la UNIDAD de las mujeres venezolanas, en su más amplia DIVERSIDAD. La Unidad como necesidad imperiosa ante la arremetida de un imperio decadente; la Unidad ante el neofascismo que emerge seductor en la vieja Europa y que tiene arlequines y bufones en este lado del hemisferio.
El Movimiento de Movimientos Josefa Joaquina Sánchez, asume el reto de acompañar la Gran Misión Venezuela Mujer, en tanto en cuanto contiene la transversalidad de banderas de lucha históricas, ancladas en las políticas públicas para su concreción, en las agendas de toda la institucionalidad de los Poderes Públicos.
El Movimiento de Movimientos Josefa Joaquina Sánchez, ha de convocar, acompañar, armar, formar, organizar, movilizar a todas y a cada una de nosotras, desde las más vulnerables y excluidas, para la transformación social profunda, que nos invita el Plan de las 7 Transformaciones, para la erradicación de las brechas de las desigualdades, para avanzar en la Republica de Iguales, que nos llama el presidente Nicolás Maduro Moros.
¡En eso creemos profundamente! Con eso sonamos, en las noches de largos insomnios….