Trump y su administración quieren hacer creer que están expulsando a delincuentes. Es una operación mediática, demagógica, criminal, hipócrita, pero que juega con la vida y los derechos humanos de personas, de venezolanos que solamente, repito, fueron a buscar el “sueño americano” a ese país
En ocasión del Coloquio Patria, que tuvo lugar en La Habana, y como tema la Inteligencia Artificial, nos encontramos con William Castillo. Viceministro de Políticas Antibloqueo, periodista, y director del Observatorio Venezolano Antibloqueo desde el año 2020.

-La derecha está utilizando el encuentro entre un representante de Donald Trump y el gobierno bolivariano para su propaganda, y decir que no hay sanciones, pidiendo al mismo tiempo que se impongan otras más. ¿Cómo están realmente las cosas en este punto?
-Hay que entender que las políticas de sanciones, o medidas coercitivas, son una política de Estado, del Estado estadounidense, no de un gobierno ni de un presidente. Venezuela ya lleva tres presidentes, pero el bloqueo a Cuba se ha impuesto desde 1961. Habrán pasado, no sé… 10, 12, 15 presidentes de los Estados Unidos y Cuba sigue con esas medidas. Por tanto, estamos ante una política de agresión de Estados contra Estados que ellos consideran débiles, o que consideran enemigos, o cuyos modelos políticos no aceptan y quieren derrocar, con el llamado “cambio de régimen”. En esa dirección, en la actualidad, Donald Trump ha dictado la última medida. Venezuela tiene, o tenía 1.028 medidas coercitivas unilaterales, y el sábado pasado (15.03.2025) Donald Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros (Alien Enemies Act), que data de 1798, de la época esclavista en los Estados Unidos, y esa invocación declara a todo ciudadano venezolano, legal o ilegal, como un delincuente de una organización criminal, “El Tren de Aragua” que ya no opera en Venezuela, y que sus principales líderes han sido detenidos o dados de baja en operaciones de seguridad por el Estado venezolano. Y ahora acusan a todos los migrantes. Están yendo a los centros de trabajo, están yendo a las casas, a los vehículos, asaltando vehículos de venezolanos y llevándolos a lo que es la cárcel privada más grande del mundo hoy, que es El Salvador: a una especie de campo de concentración, sin juicio, sin derecho a la defensa, sin que puedan tener un abogado que los acompañe, sin que puedan llamar a sus familiares para informarles.
Engañaron a la gente diciendo: váyanse de Venezuela, porque va a colapsar y si ustedes van a Estados Unidos y nos regalan 3.000 dólares les vamos a conseguir los papeles; o si ustedes se declaran perseguidos políticos les vamos a conseguir los papeles. Trajeron dinero de esos migrantes, los engañaron, los dejaron después solos en Estados Unidos con esos procesos, los criminalizaron como una peste
Así es, entonces tenemos ahora un Guantánamo nuevo, que es el gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador. Pero lo peor es que son personas cuya única falta, es haber ingresado de forma ilegal a los Estados Unidos, pero incluso algunos que estaban tramitando sus papeles y ahora están en El Salvador, humillados, torturados, denigrados ante su familia, ante la vista del mundo. Entonces se trata de una acción muy grave porque es contra la migración venezolana, contra las personas, ya no contra el gobierno, porque nosotros como gobierno hemos soportado 10 años de agresiones, de criminalizaciones, pero esto es muy grave porque esto es liquidar los derechos humanos, el derecho a la defensa, el derecho al debido proceso de personas que estaban trabajando en los Estados Unidos, la gran mayoría.
-La derecha dice que fue el gobierno bolivariano el que rompió el acuerdo con Trump de repatriación protegida. ¿Qué opinas?
-Eso es una huida hacia adelante, porque hay que decir una cosa: la derecha violenta venezolana indujo la migración, aprovechó las sanciones y el bloqueo para inducirla. Engañaron a la gente diciendo: váyanse de Venezuela, porque va a colapsar y si ustedes van a Estados Unidos y nos regalan 3.000 dólares les vamos a conseguir los papeles; o si ustedes se declaran perseguidos políticos les vamos a conseguir los papeles. Trajeron dinero de esos migrantes, los engañaron, los dejaron después solos en Estados Unidos con esos procesos, los criminalizaron como una peste. Hubo un líder político, Julio Borges, quien dijo en un momento que la migración venezolana era una peste, una enfermedad que iba a infectar a toda América Latina. Y ahora, cuando Trump los está presionando los abandonan y se hacen los locos ante esta acusación falsa de que todos son delincuentes: sin que tengan una sola evidencia de que lo sean. Y entonces ahora quieren salvarse, salvar su imagen diciendo que el gobierno rompió el acuerdo. Estados Unidos cuando empezó a deportar venezolanos a Guantánamo, cuando habíamos quedado que iban a venir directamente a Venezuela. ¿Qué es lo que pasó allí? Cuando llegaron los primeros 500 venezolanos, se les cayó la narrativa, la del “Tren de Aragua” y de las organizaciones criminales: eran muchachos sanos, trabajadores, sus familias estaban agradecidas que nosotros los rescatáramos de Guantánamo. Entonces Trump y su administración quieren hacer creer que están expulsando a delincuentes. Es una operación mediática, demagógica, criminal, hipócrita, que juega con la vida y los derechos humanos de personas, de venezolanos que solamente, fueron a buscar el “sueño americano” a ese país.
-¿Qué está pasando con Citgo?
-Recordemos que Citgo fue bloqueada en el año 2019 por Donald Trump, en su primer gobierno. Desde entonces -estamos hablando de seis años-, él le entregó la administración de Citgo a ese llamado interinato, a esa organización criminal que se hizo llamar el gobierno interino. En seis años ellos no han llevado un dólar de Citgo a Venezuela, no han rendido cuentas, tienen solo una cuenta en las redes sociales, donde publican un comunicado. Se robaron el dinero de la Fundación Simón Bolívar, que era una fundación de Citgo para ayudar a que venezolanos se operaran gratis en el extranjero. 52 niños murieron por el dinero que ellos se robaron, porque eso era para pagar operaciones en Italia, en Argentina y en otros países. Es decir, los EE. UU. les entregaron eso para hacer un negocio y además inflaron la deuda de Citgo: cuando fue bloqueada, tenía una deuda de 2.000 millones de dólares y hoy tiene una deuda de 23.000 millones de dólares. Inflando la deuda, ahora dicen que hay que liquidar Citgo porque no puede pagar. Es decir, se robaron el dinero de Venezuela, quebraron Citgo, la llenaron de deuda para rematarla y hoy, lamentablemente, está en una situación muy peligrosa jurídicamente porque hay un juez que insiste en subastarla. No ha podido hacerlo porque algunas normas administrativas del propio gobierno de Estados Unidos lo impiden. Pero el proceso está andando y están queriendo rematar a precios de gallina flaca, como decimos nosotros, a un precio irrisorio, una empresa que es de todos los venezolanos. Así que, bueno, nosotros seguimos luchando por supuesto contra eso, contra ese proceso donde no podemos participar. No dejan participar al procurador de Venezuela y sólo aceptan los abogados de los delincuentes que están administrando Citgo y que se la robaron. Pero bueno, es parte de nuestra lucha contra las sanciones.
-¿Y cuál es el resultado de las acciones legales interpuestas por un grupo de ex funcionarios de PDVSA que ahora piden ser indemnizados por sus despidos?
-Sí, hay un grupo de venezolanos que dirigían PDVSA para beneficio de ellos y de los Estados Unidos, porque no trabajan para el país. Son los que hoy dirigen Citgo, son los que hoy la están rematando, son la llamada meritocracia. Y ese equipo que se formó en Venezuela, en escuelas y universidades públicas, que traicionaron a su país haciendo un paro criminal en el año 2002, hoy son los que administran en beneficio de las transnacionales petroleras estadounidenses y de los políticos venezolanos que están viviendo como reyes en el extranjero con el dinero robado a Citgo.
-La derecha ha publicado y difundido en sus poderosas plataformas su “plan energético” para privatizar todos los sectores público. ¿Cómo juzgas este nuevo show demagógico?
El show que montaron en estos días fue una continuidad de lo que ellos presentaron en la campaña electoral, que era privatizar toda la industria petrolera, quitarle a los venezolanos su principal riqueza y dársela a los extranjeros, que es lo que ellos quieren hacer. Y lo querían hacer con los servicios públicos, lo querían hacer con la Fuerza Armada. Dijeron que había que eliminar la Fuerza Armada Bolivariana, que había que eliminar la milicia, que es un cuerpo de apoyo a la seguridad del Estado venezolano, que iban a privatizar los servicios públicos, como el agua, la electricidad, las telecomunicaciones. Es decir, ellos creen que pueden hacer lo que está haciendo Milei, que es entregar al país y le ofrecieron eso al imperialismo. Es algo que rechazan, según las encuestas, más del 85% de los venezolanos. Rechazan la privatización de los servicios públicos, de la industria petrolera. El venezolano cree en su industria. Ciertamente tenemos que rescatarla, tenemos que luchar contra la corrupción (que lamentablemente ha habido casos muy dramáticos de corrupción en la industria petrolera), pero el venezolano cree y sabe que su petróleo le pertenece por la Constitución y no va a dejar que nadie se lo arrebate. Pero, efectivamente, ellos, para buscar el apoyo de los poderes extranjeros, aparecen en shows, en internet, en conferencias, diciendo que ellos están dispuestos ya a entregar todo a la industria petrolera, cuando no tienen el menor chance de tomar la decisión.
-Estamos en presencia de lo que Gramsci definió como la subversión de las clases dominantes ¿Cómo analizas eso?
-Creo que es muy pertinente el uso que tú estás haciendo de esa categoría de Gramsci. Yo creo que hoy en el mundo de la industria petrolera estamos viviendo una contrarrevolución de los ricos, pero no sólo de los ricos, de los billonarios, de las élites más pequeñitas, más perversas, que dominan grandes plataformas tecnológicas, que dominan grandes recursos del mundo, que son capaces de cambiar la opinión del mundo a través de sus plataformas para tomar el control de los Estados, directamente, como se está viendo ya en el experimento de Elon Musk y Trump, o como se está viendo en el caso de Argentina, donde están sacando a los jubilados, quitándoles las pensiones, además masacrándolos físicamente, cuando protestan, les quitan el dinero, les quitan sus recursos, las medicinas, y cuando, pacíficamente, salen 100, 200 jubilados con unas banderas, les disparan, también a los periodistas. Entonces, esa contrarrevolución de las élites, esa subversión de la clase dominante, necesita el fascismo como instrumento político, que es el odio, que es la destrucción del enemigo, es decir, la destrucción del diálogo político, la destrucción de la convivencia política, que es lo normal a una democracia, que es lo consustantivo a una democracia. Entonces, yo creo que hay que denunciar, y hay que combatir. Creo que es la gran tarea de los movimientos populares, los movimientos sociales, los partidos verdaderamente progresistas, porque ese discurso ha penetrado a sectores de la antigua llamada izquierda, y que son funcionales hoy al sistema neoliberal y a la derecha. Yo creo que hay un espacio de reflexión sobre la necesidad de combatir con todas las armas comunicacionales, con todas las armas políticas, con la organización, con la palabra, con la imagen, pero apelando a la verdad, apelando a la razón, apelando a la emoción, porque los pueblos no están derrotados. Podemos sufrir alguna derrota puntual, pero los pueblos no desaparecen. Mira cómo Gaza está resistiendo. Y esta resistencia que tiene hoy América Latina en distintos espacios y en algunas regiones, es lo que nos dice a nosotros que tenemos que seguir por este camino.
-¿Qué puede aportar Venezuela con respecto a la Inteligencia Artificial con respecto al tema de la guerra cognitiva?
-Venezuela está convocado a un gran debate por la Inteligencia artificial (IA). Por ejemplo, estamos redactando una ley de regulación de la Inteligencia artificial, para que la IA, primariamente, esté bajo la regulación del Estado. Eso no es un instrumento de los privados. Dos, para que nuestro sistema educativo, nuestros educadores, se empoderen de esa tecnología desde una visión soberana. La Inteligencia Artificial tiene que ser para resolver problemas sociales, para inducir el mejoramiento de servicios públicos. ¿Para que la IA? ¿Y por qué? La belleza del pensamiento humano, la belleza de la conducta humana generada por el pensamiento autónomo, por la conciencia, por el espíritu, por el sentido de la belleza, eso no lo tienen las máquinas y no lo van a tener. Pero tenemos que saber que ese discurso penetra, que los jóvenes pueden ser las víctimas de un discurso de odio que llega bajando una aplicación, una aplicación de cyborg o de eunucos mentales, que no quieren pensar, que no quieren debatir, que no quieren razonar. Los jóvenes son manipulables por la emoción. Eso es un debate social, cultural, tecnológico, que tenemos que dar, porque evidentemente no estamos diciendo de separarnos de la tecnología. Al contrario, se trata de asumir nosotros nuestra capacidad. Tenemos que convocar a nuestros mejores talentos y con alianzas internacionales también, como por ejemplo lo que están desarrollando en China, que está produciendo modelos de Inteligencia Artificial muy poderosos, estamos seguros que con códigos abiertos, con compartición de datos, podemos avanzar en una construcción colectiva global sobre este tema, sin atarnos a los grandes poderes de Occidente.