Por: Juan Carlos Sierra
La experiencia de más de una década de profundización de las agresiones del Imperialismo contra nuestro país, nos ha indicado siempre que, nuestro mayor y mejor refugio es nuestro Pueblo. Ante cada agresión interna y externa, la respuesta será la profundización de la Revolución y con ella, de la Democracia Directa; es una fórmula que nos ha permitido llegar hasta este momento y con las perspectivas más claras sobre el camino por el cual debemos transitar en la búsqueda de la concreción de los sueños de las grandes mayorías de este país.
En las últimas semanas, el presidente Nicolás Maduro ha insistido en el debate sobre el tipo de Democracia que debemos darnos como sociedad y sobre ello, la necesidad de construir un nuevo imaginario del Poder y su administración. De manera autocrítica, el presidente ha señalado que, hasta ahora, solo hemos administrado el Estado. En ese sentido, es necesario “voltearlo como una media” y poner ese viejo Estado de rodillas para construir lo nuevo.
La profundización de este debate es, desde mi punto de vista, el centro del debate histórico de la Revolución Bolivariana para dar el salto hacia la fórmula que nos permita quebrar el espinazo la dominación colonial de más de 500 años. Esta se constituye en una de las tareas fundamentales de la dirigencia política, social y cultural del país. Se trata de la comprensión del Poder y del objetivo supremo de nuestro proyecto: Un nuevo Estado, regido y subordinado a una nueva Democracia Popular y Revolucionaria.
En los últimos días, el Gran Polo Patriótico ha informado al país de los candidatos y candidatas a las Gobernaciones de todo el país, incluyendo la Gobernación del nuevo estado de la Guayana Esequiba. En este sentido, el presidente Maduro ha sido enfático en el papel de los y las camaradas que asumirán estas responsabilidades, en la necesidad del trabajo junto al Pueblo y ha rescatado del Libro Azul una categoría perdida en el tiempo y reformulada por el comandante Hugo Chávez: El Poder Obediencial.
Esto nos obliga a exigir y a esperar más de los futuros Gobernadores y Gobernadoras; el reto que tienen de entender en contenido y forma el camino que está tomando la Revolución y el papel a desempeñar en la transformación verdadera de estos espacios, ponerlos a disposición verdadera del Poder Popular y de la lucha de todo el Pueblo en procura de su propia redención social, así como la recuperación integral y definitiva de nuestra Patria.
En vísperas del inicio de una campaña que, seguro estoy será de la más bonita y con mayor contenido que hemos tenido en Revolución, le corresponde a todo el Pueblo acompañar el proyecto por encima de la individualidad personalizada en los candidatos y candidatas; nos corresponde construir de manera colectiva un plan de gobierno que responda a los intereses de las grandes mayorías que en esencia rescate y enaltezca los sueños y anhelos de nuestra gente, pero que además tenga como marco el Plan de las 7 Transformaciones.
Algo hermoso está ocurriendo en Venezuela, quizás no alcancemos a comprender en toda su dimensión lo que hoy se está construyendo en nuestro país. Hoy la humanidad libera una de las batallas más cruentas contra un imperio decadente y desesperado por recomponer su dominio en todo el mundo y en especial sobre América Latina, pero al mismo tiempo, estamos decididos a dar el Salto Adelante en la construcción de lo nuevo, una gran nación, pujante, libre e independiente.
Después de tantos años de una heroica resistencia de nuestra gente y de una impresionante capacidad de dirección del presidente Nicolás Maduro y el alto mando de la Revolución, nos corresponde construir de manera colectiva nuevas victorias, acompañados de la consigna que ha sido la síntesis de nuestra lucha y que, al mismo tiempo, define la perspectiva del tiempo futuro:
Por más Poder para el Pueblo.