«Latinoamérica será víctima hasta que no se termine de liberar de imperialismo la explotadores», fueron palabras del Papá Francisco quien a lo largo de su vida defendió la libertad de los pueblos del mundo alzando los verdaderos valores del cristianismo.
Hoy se conoció, por parte de la Santa Sede, el fallecimiento del Sumo Pontífice quien tras problemas de salud afrontados durante los últimos meses partió, a sus 88 años, del plano terrenal a las 7:35 hora de Roma.
Francisco, primer papa latinoamericano, desde el inicio de su pontificado, revolucionó la iglesia católica al cuestionar posturas de esta institución con relación a la homosexualidad, la guerra, la pobreza, la desigualdad y el imperialismo.
El Vicario de Cristo recibió fuertes críticas tanto de los sectores conservadores, con los que se enfrentó, como de los más reformistas, que no quedaron satisfechos con sus cambios, sin embargo en su tránsito fueron miles las personas que en su figura se volcaron a apoyar sus ideas necesarias en un momento donde la iglesia católica estaba envuelta en escándalos por malversación y pederastia.
El pensamiento y obra de Francisco, palpable desde el día uno de sus papado, se centró en abrir la iglesia al mundo exterior, comunicándose activamente a través de plataformas digitales, atendiendo activamente a los pobres y hasta influyendo en la política internacional como es el caso del acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Varios de esos cambios fueron revertidos por el presidente estadounidense, Donald Trump, durante su primer mandato.
El Papa también apoyó las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC.
Condenó el antisemitismo y para ello sostuvo constantes acercamientos a otras religiones, incluyendo encuentros históricos con líderes del Islam y del judaísmo.
En el caso de Venezuela, el presidente Nicolás Maduro calificó al papa como «líder ético de la humanidad» destacando siempre su admiración hacia el Sucesor de Pedro.
Francisco también se sumó a la devoción del pueblo venezolano hacia el Dr. José Gregorio Hernández a quien se refirió como «un médico lleno de ciencia y de fe que supo reconocer en los enfermos el rostro de Cristo y, como buen samaritano, los socorrió con caridad evangélica».
Es por eso que el pasado 25 de febrero, el Pontífice aprobó la canonización de «El Médico de los Pobres».
Pocos días después del anuncio que celebró toda Venezuela, el Papa Francisco autorizó, además la canonización de la primera santa venezolana, la beata María del Monte Carmelo, más conocida como Madre Carmen.
La partida del Obispo de la Iglesia católica, sin duda alguna marca a una generación que vio en Francisco una nueva era de crecimiento y renovación para la iglesia católica.