Los 32 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), han alcanzado este miércoles un acuerdo histórico durante la cumbre celebrada en La Haya, comprometiéndose a elevar su gasto en Defensa hasta el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) de cada Estado. Esta decisión responde a la insistencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien desde su llegada a la Casa Blanca ha exigido un aumento sustancial de las inversiones en seguridad por parte de todos los aliados.
El pacto, reflejado en la declaración final de la cumbre, establece ese umbral como objetivo común, aunque incluye una cláusula de flexibilidad que ha permitido al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, contar con una excepción negociada con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Sánchez ha liderado en las últimas semanas la oposición al incremento drástico impulsado por Trump y respaldado por Rutte, logrando finalmente margen para decidir el porcentaje que España destinará a cumplir los objetivos de la Alianza.
Mientras el Gobierno español defiende que puede alcanzar las metas con una inversión del 2,1% del PIB, Rutte ha mostrado escepticismo y ha anticipado que, en la práctica, el país tendrá que elevar su gasto al 3,5%, en línea con el resto de los aliados. El plan del secretario general distingue entre un 3,5% para gastos directos de Defensa y un 1,5% adicional en partidas relacionadas, sumando así el 5% exigido por Trump.
Sánchez evita el contacto con otros líderes
La tensión en torno a esta cuestión se ha hecho evidente durante la cumbre, donde Sánchez ha evitado el contacto con Trump y otros líderes aliados. Su postura discrepante ha marcado el tono de su participación, en contraste con el consenso mayoritario en torno al incremento del gasto militar.
Este acuerdo supone un hito en la OTAN, reforzando su capacidad defensiva ante un escenario global cada vez más complejo, aunque deja patentes las diferencias internas en cuanto a los plazos y las formas de alcanzar los objetivos comunes.