Chevron no ha abandonado el país, incluso, durante los años más duros de sanciones, y la reciente medida de Trump, demuestra que los intereses energéticos de EE. UU. no pueden prescindir de Venezuela
Chevron seguirá operando en Venezuela, como lo ha confirmado Nicolás Maduro, presidente Venezuela, un anuncio que marca un cambio radical en la dirección de la política de sanciones de Trump hacia el país que posee las mayores reservas petroleras del planeta.
Aunque los términos específicos de la licencia aún no han sido divulgados oficialmente por el Departamento del Tesoro estadounidense, se ha conocido extraoficialmente que la medida forma parte de una ampliación de la capacidad operativa de la petrolera en el país.
“Así como lo hemos dicho siempre a todas las empresas internacionales, son bienvenidos a trabajar en Venezuela. En estos meses, que duraron los chantajes, Venezuela creció 12 por ciento en la actividad petrolera sin necesidad de licencias”, declaró el presidente Maduro a Telesur.
En Marzo de 2025, la administración de Donald Trump ordenó revertir la Licencia General Nº 41, que había sido otorgada por la administración de Joe Biden en noviembre de 2022 para permitir operaciones limitadas de Chevron en el país. No obstante, a finales de julio de 2025 la administración estadounidense revirtió la decisión, otorgando a la petrolera una nueva licencia restringida para operar en Venezuela.

Mike Wirth, CEO de Chevron, declaró a Reuters el viernes (1.8.2025) que las refinerías ubicadas en la Costa del Golfo de EE. UU. están específicamente diseñadas para procesar el crudo pesado venezolano y la salida de la petrolera de Venezuela afectaría su operatividad. Este tipo de crudo es difícil de sustituir en el corto plazo, y su ausencia podría reducir la eficiencia y aumentar los costos de procesamiento en EE. UU. En una entrevista con Fox Business, advirtió que abandonar el país podría tener implicaciones graves para la seguridad energética de EE. UU., especialmente ante el creciente influjo de China en América Latina.
Según Wirth, las sanciones impuestas por Trump durante su primer mandato impidieron la entrada de petróleo venezolano a Estados Unidos, pero la administración Biden permitió su regreso para suplir la demanda de estas refinerías.
La petrolera norteamericana, ante su necesidad de crudo venezolano, se convirtió en un actor clave dentro de las negociaciones entre Caracas y Washington, reafirmando su apuesta por preservar su espacio en el mercado venezolano. Chevron nunca dejó de operar completamente en el país, manteniendo actividades reducidas, incluso durante los períodos de mayor tensión regulatoria.
El proceso que condujo a esta nueva licencia es el resultado de negociaciones que involucraron al presidente Donald Trump y a su secretario de Estado, Marco Rubio, aunque también contaron con la participación del enviado especial Richard Grenell, quien lideró los diálogos iniciales con el gobierno venezolano.
Fueron negociaciones, explica Misión Verdad, con un enfoque dual. Mientras Rubio impulsaba un canje de presos como estrategia política, Grenell trabajaba en paralelo en un acuerdo distinto, enfocado en permitir la continuidad de las operaciones de Chevron.
“No hubo un día que Jorge Rodríguez no hablara con el embajador McNamara, con el enviado especial Rick Grenell y pare usted de contar, hasta que se fue logrando como lo hemos logrado por partes”, reveló el presidente Maduro durante su programa Maduro+.
Alejandro Terán, director de la Asociación Latinoamericana de Petróleo en Texas, entrevistado por Ibrahim López, afirmó que “Chevron seguirá trayendo diluyentes a Venezuela para extraer petróleo y Maduro y Trump se darán la mano pronto, porque la era de las sanciones ha terminado”.
Se espera que Chevron, con más de 120 años en Venezuela, reanude los envíos de petróleo a los Estados Unidos en agosto.
Chevron también está en conversaciones con Valero Energy para reactivar un acuerdo de suministro de crudo venezolano a las refinerías de Valero en EE. UU. Este acuerdo, que había estado en pausa, podría incluir la reanudación de una operación de trasbordo de barco a barco cerca de la isla de Aruba.
Diosdado Cabello, Primer Vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha asegurado que “es estúpido pensar que Chevron no pagará por sus operaciones en Venezuela (…) Lo que es sí es recontraestúpido es pensar que Chevron viene para Venezuela, se lleva el petróleo y no nos va a pagar. (…) Quien inventó eso está tratando de engañar a su propia gente. Es una transacción comercial como cualquier otra”, aclaró el también ministro del Interior.
Miguel Jaimes, analista petrolero, entrevistado por Telesur, considera que la ampliación de la licencia es una victoria estratégica de Venezuela y una admisión tácita de Washington sobre el fracaso de su política de presión económica.
“Como siempre lo hemos anunciado, Chevron no se va de Venezuela”, aseguró el experto.
Chevron no ha abandonado el país, incluso, durante los años más duros de sanciones, y la reciente medida de Trump, demuestra que los intereses energéticos de EE. UU. no pueden prescindir de Venezuela.
“Estados Unidos necesita de nuestros crudos y nosotros necesitamos extraer petróleo. Esta licencia es positiva para ambas naciones, y podría abrir la puerta a una flexibilización más amplia de las medidas coercitivas unilaterales”, analizó.
La producción nacional ha crecido incluso en condiciones de bloqueo, por lo que considera realista alcanzar la meta de dos millones de barriles diarios en 2026 con el apoyo de alianzas estratégicas como la de Chevron.
A su juicio, la reactivación de Chevron también puede influir sobre la subasta de CITGO, la filial de PDVSA en EE.UU., al convertirse Venezuela nuevamente en socio operativo clave dentro del suministro energético norteamericano.
“Estamos ante una decisión estratégica. EE. UU. reconoce el valor logístico y geopolítico del petróleo venezolano”, analizó.
En medio de una crisis energética global, el modelo actual de sanciones ha dejado de ser sostenible para Washington. “La Guerra Fría se acabó. Las sanciones ya no funcionan. Venezuela habla con el mundo y coloca su producción sin pedir permiso, porque no ha estado aislada, sino que ha fortalecido su red de alianzas con potencias emergentes y mantiene un rol activo en el comercio energético global”.
La reapertura de operaciones de Chevron forma parte de un nuevo patrón de conversaciones entre Caracas y Washington, caracterizado por la negociación pragmática y no por la imposición unilateral, explica el experto.
“Con Estados Unidos también se puede conversar, siempre que haya respeto. Ellos ya entienden que Venezuela no es una amenaza, sino una nación de paz y producción (…) El petróleo venezolano volvió a tener el protagonismo que nunca debió perder. Y Venezuela, con su diplomacia activa, está ganando terreno en un mundo que cambia velozmente”.