Durante su intervención en el programa «Esto no es un misil», transmitido por La Iguana TV, el diputado a la Asamblea Nacional y responsable de comunicación del Comando Unificado de la Revolución, Gustavo Villapol, analizó las raíces históricas de la injerencia extranjera en Venezuela y la resistencia del pueblo ante las amenazas de intervención.
«Las élites mundiales tienen una profunda frustración con Venezuela», afirmó Villapol, destacando que el país ha sido históricamente codiciado por sus riquezas naturales y su posición geopolítica. «La frustración de no poder apropiarse de lo que siempre fue de ellos, de no poder quedarse con este país que en el siglo XX les fue tan cómodo», explicó.
El también periodista y director del diario Cuatro F, recordó cómo, durante décadas, potencias extranjeras controlaron no solo la economía venezolana, sino también su cultura y educación. «Llegaban funcionarios de la embajada norteamericana a revisar los pensums del Pedagógico de Caracas. ¿Qué hace una embajada supervisando cómo se forman los docentes de otro país?», cuestionó.
Villapol denunció que este dominio se extendió a medios de comunicación, alimentación, transporte e incluso el entretenimiento, moldeando una «venezolanidad» al servicio de intereses foráneos. «Empresas como CADA, Venevisión y otras vinculadas a los Rockefeller diseñaron lo que hoy muchos llaman ‘lo venezolano'», señaló.
La resistencia bolivariana y la ruptura del modelo neocolonial
El Diputado resaltó que la Revolución Bolivariana marcó un punto de quiebre en este esquema de dominación, generando una reacción violenta de las élites. «Cuando surge Chávez, se les sale la rueda de la carreta. Por eso pasaron de un discurso ‘progresista’ a mostrarse como lo que siempre fueron: fascistas», afirmó.
Un mensaje de combate y alegría
Frente a las amenazas actuales, el dirigente socialista llamó a mantener la firmeza y la unidad: «Los venezolanos somos Caribe, nos retan y ahí estamos más cómodos. No en la pasividad, sino en la lucha. Y en la lucha somos felices».
Concluyó recordando que la batalla contra el imperialismo es cultural, política y económica: «Ellos quieren volver a ser los dueños, pero aquí hay un pueblo que no se rinde».