Presentamos un extracto de la entrevista al compañero Saul Ortega, dirigente y diputado del PSUV, miembro de la comisión de política exterior, con quien hemos discutido de los recientes ataques de la extrema derecha imperialista a la revolución bolivariana.
-La extrema derecha dice que el gobierno está en una profunda crisis, socavado por las divisiones internas. ¿Es así? ¿Cuál es la realidad de Venezuela?
-En primer lugar, quiero referirme a una respuesta que da un viejo guerrillero venezolano, Fernando Soto Rojas, de 92 años. Él es un ícono de nuestro proceso político. Ha manifestado en reiteradas ocasiones que el problema de fondo de la oposición venezolana es que no tiene un programa de factura nacional.
Ellos son una franquicia más y, lamentablemente para ellos, eso no les permite tener una propuesta o un programa alternativo a la Revolución Bolivariana para que pasen a ser una verdadera oposición. Son una especie de pantomima de intereses extranjeros, tanto del imperialismo estadounidense y sus aliados en algunos países colonialistas europeos, como, por supuesto, de las grandes transnacionales que tienen hambre de robarse nuestros recursos.
Entonces, el problema de fondo de la oposición es que, al no tener un programa de factura nacional propio, la observamos desde esta perspectiva: ellos cumplen algunas tareas, algunas acciones que los han llevado progresivamente a donde están hoy, que es una franquicia del terrorismo internacional de Estado, promocionado por la CIA, por el FBI, por la DEA e incluso por organismos que tienen los Estados Unidos, como el USAID y la NED, desde donde amasan importantes recursos y viven en una eterna conspiración, en primer lugar, colaborando con las acciones que el imperialismo realiza contra nuestro país.
Son ellos quienes desde adentro colaboran con las acciones para llevar a cabo la guerra económica, fundamentalmente el ataque a nuestra economía. Ellos, de alguna forma, estuvieron en el gobierno 40 años, e insertados en la industria petrolera y en la industria básica. Conocen cómo funciona el Estado venezolano y desde esa perspectiva presentan todo tipo de información. Desde ese punto es que han diseñado más de mil sanciones, medidas coercitivas y extorsivas contra nuestra economía, además de que hacen un trabajo, digamos de zapa, dentro del país, captando sobre todo elementos de la delincuencia común, para articularlos como una vanguardia armada, y realizar acciones de tipo terrorista, como las que hemos observado, que el mundo conoce como «guarimbas».
-En el fondo, la gente no sabe qué es la guarimba. ¿De qué se trata?
-Son acciones terroristas, son acciones criminales contra la población, contra la propiedad privada de los venezolanos y contra las instituciones del Estado.
Eso ha continuado; es una especie de pandemia que afecta a esta élite política, porque es una élite que ha acumulado privilegios en el país. La mayoría de los “apellidos” de la oposición forman parte de quienes por más de 40 años detentaron el poder y los privilegios en este país. Son los hijos de los acomodados que están defendiendo lo que siempre tuvieron, lo que fueron sus privilegios.
Lo que ellos no entienden es que el pueblo venezolano se activó para impulsar un proceso de cambio que hoy está consensuado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y que está consensuado también en torno al programa socialista, que va avanzando y que hoy está relanzado con el programa de las 7T que el presidente Nicolás Maduro le ha ofrecido al país. Es un proceso de empoderamiento del propio pueblo, que es sujeto protagónico, que participa en la toma de decisiones y es un actor de primer orden en la realización de la gestión pública, política, económica, social y cultural. Y, por supuesto, eso es una posición privilegiada también para el pueblo en defensa de su proceso revolucionario. Eso es lo que explica porqué, a pesar de tantas agresiones y tantos intentos desestabilizadores, no han podido acabar con la Revolución Bolivariana, a tal punto que dudo que ningún gobierno en el mundo se sostenga con el nivel de agresión que hemos recibido de parte del imperialismo y sus aliados, los gobiernos colonialistas europeos y algunos lacayos en nuestra América.
-¿Qué piensa, qué se espera de la solidaridad internacional que se está movilizando?
-Bueno, el problema de fondo lo conoces muy bien, el orden internacional heredado de la Segunda Guerra Mundial ya entró en una etapa de decadencia y es insostenible. La hegemonía estadounidense va a ser enterrada por Donald Trump; él va a ser el enterrador de la hegemonía estadounidense, y en ese desespero, por supuesto, se convierte en un actor muy peligroso, como lo estamos viendo por las acciones terroristas de él y sus aliados. Lo vimos en el ataque a Irán, a sus plantas nucleares, igualmente como lo hicieron en Siria, donde ahora Al-Qaeda es la meca de la democracia, según ellos, e incluso le quitaron las sanciones, pero también lo vemos con la limpieza étnica en Palestina, en la población de Gaza y en Cisjordania. O sea, son acciones criminales, terroristas, definitivamente son muy peligrosos.
Y en el caso de América Latina y el Caribe, mira, aquí hay una vieja contradicción que sigue estando a la orden del día, que es entre el pensamiento expansionista, imperialista, que se conoce como monreísmo -por el presidente Monroe-, pero incluso viene de mucho más allá, desde algunos padres fundadores que traían la teoría del Destino Manifiesto, en concreto estamos hablando de Jefferson, y que posteriormente pues, otros como el propio Trump han dicho que eso está vigente, lo dijo en su primer gobierno. Entonces, esa contradicción, por supuesto, sigue vigente, porque Nicolás Maduro es hoy un líder indiscutible del bolivarianismo, que también es una herencia del padre libertador, que hizo de las armas un proyecto político liberador en esta parte del mundo, en América.
El Comandante Chávez, de alguna manera trajo el pensamiento bolivariano, puso en el orden del día el proyecto del padre libertador para que en esta parte del mundo se cumpla y definitivamente se culmine con la liberación, la independencia y la soberanía de nuestros pueblos , y a eso es a lo que le tienen miedo, por eso Obama nos declara una amenaza inusual y extraordinaria, y por eso la guerra despiadada contra nuestra economía. Por cierto, el presidente Maduro dijo que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha muerto, y eso es verdad. La Organización Mundial del Comercio no nos permite comercializar nuestros productos, ni el petróleo, ni nuestras empresas básicas pueden acceder al libre comercio, que era un principio del neoliberalismo, ellos están renunciando incluso a sus principios en el despiadado ataque contra Venezuela. Entonces, eso es lo que estamos enfrentando, a eso obedece el que nosotros somos un activo político, un activo ético, moral; y por eso atacan como atacan al liderazgo del presidente Maduro, tratando de horadar lo que nosotros representamos, que somos una amenaza, porque somos una fuerza liberadora frente a una fuerza opresora, y eso es lo que explica estas acciones.
Recientemente, la señora Pam Bondi es el instrumento, pero antes de ella lo hizo otro, el propio secretario de Estado, o sea, cada cierto tiempo cambiamos de vocero, pero es una política ya sistemática la que tenemos y la que estamos observando. Frente a eso creo que ha habido una buena reacción del movimiento de solidaridad internacional, se han pronunciado, y esperemos que esto siga manifestándose y que podamos hacer una cadena que deje el momento defensivo y pasemos a tomar la iniciativa política y a unir los pueblos del mundo, porque lo que está en juego con los días es la paz, la paz del mundo está en juego, y yo creo que ese valor y ese derecho fundamental de los pueblos tenemos que defenderlo, y defenderlo implica que esta sinergia que se está produciendo de solidaridad con el presidente Nicolás Maduro nos lleve a nosotros a pasar a acciones mucho más contundentes en defensa de la paz. Yo creo que esa es una tarea de todo demócrata, de todo ser pensante, de gente que definitivamente esté humanamente comprometida con la vida en el planeta.