Reencuentro necesario con la visión de Chávez
En cada uno de los episodios cruciales de nuestra historia reciente, es prudente reencontrarse con uno de los más antiguos aportes teóricos del comandante Hugo Chávez que corresponde a un tiempo que, incluso, fue previo a la insurrección del 4 de febrero de 1992. Se trata de su reflexión sobre el factor tiempo en el devenir político.
El muy joven Chávez ofreció entonces elementos para una auténtica doctrina. Habló del tiempo crítico, de la hora estratégica y del minuto táctico. “Son tres momentos de un mismo camino. Pero al final deberán conjugarse, deberán sobreponerse, deberán ubicarse, en impacto preciso, sobre el mismo objetivo. Pero no lo lograrán por sí solos. Y es ahí precisamente donde radica el pulso histórico de los hombres, en reconocer el tiempo crítico, esperar la hora estratégica, y entonces, ya ubicados sobre este binomio, producir y conducir el minuto táctico»; el profesor y comunero Néstor Angulo Araque cita a Chávez en varios de sus artículos.
El aún desconocido líder bolivariano, señalaba entonces que el tiempo crítico era el que estaba atravesando el pueblo venezolano, que había tenido la primera campanada el 27 de febrero de 1989. Las fuerzas del cambio estaban en plena efervescencia, aunque no encontraban aún una vanguardia, un liderazgo capaz de encauzarlas.
Con la profunda crisis social derivada del plan de ajuste neoliberal de Carlos Andrés Pérez, llegaba la hora estratégica . Chávez lo definió así: “Las presiones se aceleran, el equilibrio se rompe de manera espasmódica y alternativa, la atmósfera política y social se carga de tempestades, de rayos, de truenos y centellas”. El minuto táctico fue su plan de tomar el poder por la vía armada, un intento que si bien fracasó en la esfera militar, fue el primero de sus muchos triunfos políticos.
¿Cómo entender esos tiempos hoy?
Un material para la reflexión es analizar cómo se aplica esa doctrina chavista del tiempo histórico en las circunstancias actuales. La Revolución Bolivariana se encamina a 27 años en el poder, pero el tiempo crítico no ha cesado nunca por culpa del empeño de las fuerzas desplazadas (nacionales y extranjeras) de retomar sus privilegios por la vía que sea. Ha sido más de un cuarto de siglo de acechanzas y maquinaciones del poder imperial y sus aliados y lacayos en contra el proyecto plasmado en la Constitución Nacional Bolivariana de 1999.
Han habido períodos de mayor y de menor intensidad, pero la presión nunca ha cesado. El país revolucionario se ha visto obligado a vivir a salto de mata, enfrentando zancadillas, estratagemas y traiciones.
Lo que viene ocurriendo desde mediados de agosto, califica como uno de los períodos más tensos de todos cuantos hemos enfrentado, lo que es bastante decir. Nos encontramos en una hora estratégica, ya no para la toma del poder, sino para su preservación, para evitar que el fascismo, campante en buena parte del mundo, consiga dar el zarpazo que tanto ha soñado.
En la hora estratégica que vivimos estamos obligados a capear esas tempestades, rayos, truenos y centellas sobre los que Chávez advertía. El mando revolucionario lo está haciendo, al poner en perfecta sincronía las energías del gobierno, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el pueblo en general.
Sobreviene un nuevo minuto táctico
Continuando con el esquema planteado por el comandante Chávez, las contradicciones endógenas del poder imperial, su evidente decadencia, podría hacer inevitable ir al minuto táctico. Se trata del instante de actuar. Los militares alzados en 1992 lo entendieron así y dieron el paso al 4F, fecha que quedó convertida desde entonces en un hito histórico.
La hipótesis que se perfila ahora como una no deseable, pero factible, sería la de la defensa radical del territorio, la soberanía, la independencia, la autodeterminación y la gloriosa historia patria.
El presidente Nicolás Maduro, que ya ha enfrentado numerosas y temibles tormentas, sigue firme al timón y ha planteado que, ante cualquier intento de vulnerar esos sagrados principios, Venezuela entraría en modo de República en armas.
Y no es un planteamiento retórico. En el breve lapso transcurrido desde que comenzaron las acciones abusivas de EEUU en el Caribe, el país entró en una decidida preparación para enfrentar ese escenario bélico. El llamado a participar en la defensa nacional ha tenido una respuesta contundente, muy lejos de los pronósticos agoreros de quienes esperaban oleadas de miedo y deserciones.
El tiempo crítico que viene
En la recia respuesta de Venezuela se juega el tiempo inmediatamente futuro de toda la región. Si el país resiste la nueva embestida, tal como lo ha hecho durante 27 años, el conjunto de las naciones nuestroamericanas tendrían posibilidades de evitar que las devore la fiera herida del imperialismo decadente. Por eso mismo, bien harían en plantarle cara a Washington; aunque sólo fuera en términos diplomáticos. El que viene es un tiempo crítico para todos. ¿Habrá, en el resto de la vecindad, una vanguardia, un liderazgo capaz de generar una hora estratégica y un minuto táctico?