La estrategia que venía siguiendo el capitalismo transnacional de globalización y la creación a mediano plazo de un gobierno mundial se ha visto ahora entorpecida por la ascensión al gobierno más poderoso del planeta, los EEUU, de Donald Trump, representante de un sector ultraderechista con proyecciones nacionalistas y nazi fascistas de ese capitalismo transnacional por la vía de un populismo de derecha que, demagógicamente, proclama el proteccionismo y el aislacionismo a través de preferencias a los supuestos intereses de su país por encima de todo parar favorecer realmente a poderosos grupos de poder como el Complejo Militar Industrial, la industria energética, la farmacéutica y la construcción (los propios intereses del Grupo Trump) entre otros.
Los que representa Trump ha generado nuevas contradicciones dentro del capital norteamericano con grupos que lo apoyan y otros lo combaten, lo que igualmente sucede dentro del capitalismo multinacional o transnacional. Las grandes empresas transnacionales norteamericanas con filiales en prácticamente todo el mundo ven perjudicados sus intereses al encarecerse las exportaciones al principal mercado, el norteamericano, mientras las transnacionales no norteamericanas tratan de ocupar el lugar de estas en el mercado internacional.
Al parecer los EEUU de Trump piensan llenar este vacío haciendo ostentación y uso de su enorme y fortalecido poderío militar en el mercado interno de los EEUU las grandes corporaciones con intereses mayoritarios en los propios EEUU más las grandes, medianas y pequeñas empresas que producen en ese país se ven favorecidas por esta política de Trump.
El gobierno de la ultraderecha nacionalista de los EEUU, representado por el Sr. Trump, ha sido la negación del enmascaramiento hecho por Obama de los mismos objetivos pero con otra cara. Las afirmaciones de Trump son más brutales y su demagogia populista de derecha recuerda las afirmaciones del Sr. Adolfo Hitler en sus comienzos, lo que pudiera significar el inicio de un proceso similar al nazismo en los EU. Aunque parezca difícil de aceptar y se demore en manifestarse con toda su fuerza. Trump, es previsible que continuara y en algunos aspectos acentuara de forma más agresiva, aunque lo niegue, la política del Sr. Obama de dobles raseros y discursos, interviniendo en Irak, Siria, Libia, Afganistán y donde quiera que lo aconsejen los intereses de las grandes transnacionales por diferentes métodos: entre otros, sanciona a Irán, fortalece militarmente a Arabia Saudita, dividiendo más al mundo árabe mientras continua su apoyo a Israel, trata de apretar el cerco a Corea del Norte, Rusia, China y los BRICS y en América Latina y el Caribe, apoyara los intentos de restauración conservadora para recuperar su “traspatio”.
Tratará de dividir a los países de la región para dificultar sus esfuerzos integracionistas; trata de neutralizar o aplastar a la revolución cubana; desestabilizara a los gobiernos de izquierda o progresistas e intentara cambiar la orientación de estos gobiernos y, cuando lo logre, los impulsa a seguir el camino del neoliberalismo y de los Tratados de Libre Comercio Bilaterales que favorezcan a los EU, en lugar de la política integracionista de bloques comerciales, favorecerá a los procesos de derecha como como el caso de Argentina y Brasil entre otros.
Seguirá hostigando a Venezuela, mientras al propio tiempo proclama hipócritamente su voluntad de dialogar y que no desea inmiscuirse en los asuntos internos de los gobiernos de la región. Continua la repartición del mundo, utilizando todos los métodos y armas al alcance de las grandes potencias. La política declarada de Trump de concentrarse en los problemas internos de los EU es una cortina de humo para fortalecer su economía, desarrollar más el complejo militar-industrial como lo demuestra su reciente proyecto de Presupuesto.
Y finalmente, lograr que EU quede solo como el gran dictador de la política mundial colocando en un plano muy secundario a sus actuales aliados además de controlar las aspiraciones geopolíticas de China y Rusia. Esto plantea otra contradicción para el Club Bilderberg, su hija la Comisión Trilateral, el tanque pensante más poderoso de los EU, e Consejo de Relaciones Internacionales ( Council of Foreign Relations) y agudiza las contradicciones con la Unión Europea, otros de sus aliados en la OTAN y con poderosas Corporaciones Transnacionales que tienen diferentes intereses de los que defiende Trump.
Además de que enfrenta a su gobierno con posiciones defendidas por la mayoría de la comunidad internacional como el Acuerdo de Paris sobre el Cambio Climático. Trump y sus aliados tienen un enorme poder pero no pueden hacer todo lo que quisieran porque también tienen poderosos adversarios. ¿Se rendirán los partidarios de un Gobierno Mundial a través de la globalización impulsada por las grandes transnacionales? ¿O perderán la batalla los partidarios de una politica proteccionista temporal de la nueva estrategia encabezada por Trump encaminada a lograr el poder absoluto a escala global para los EU?
¿Qué papel le tocara a América Latina y el Caribe en esta fase de la expansión imperial? La política de fuerza que acaba de anunciar Trump contra la revolución cubana endureciendo el bloqueo, los acosos a la revolución bolivariana y a los gobiernos progresistas de la región, favorece a la instalación de gobiernos de derecha y a la llamada restauración conservadora, lo que no hace presagiar nada bueno para los pueblos de América latina y el Caribe en los meses venideros pero, por otra parte, eleva el nivel de la resistencia a sus medidas de fuerza imperial.
Veremos lo que sucede en los próximos meses
(Fuente: Barómetro)