Por: Federico Ruiz Tirado
(I)
¿Qué hora dicta el reloj? Veo a Diosdado. Su cartelera junta de cabo a rabo los movimientos de la jauría. MCM sigue y Capriles vive dentro de sí; pero desde su paralítica chatarra mueve, sí, su chequera de la Cadena que honra su apellido de gran cacao. Pobre bolsa rico.
(II)
En una pirueta rocambolesca y como Ánima Sola, la Milei criolla enseña una tarjeta de presentación donde se lee: soy anarco capitalista y promuevo el capitalismo popular.
Obviamente, se trata de una vulgar treta lingüística de los liberales. Un intento antinatural de acercar a Buenaventura Durruti con Gil-Robles. El sin sentido.
Los liberales son liberales, pero por alguna razón teosófica quieren mimetizarse. Incomprensible pero cierto, expresarán algunos.
iUn celemín de racionalidad para no pasar por pusilánimes!
(III)
Caleca, Ecarri, Doña Nitu (con la escafandra hasta el cuello), la otrora e intrépida motorizada del Petkoff de los 70, Ibéyice Pacheco, y todos los pontífices de las calamitosas Primarias made in dictadura, desfilan y van por sus mazazos. A cada uno le toca un guamazo, o dos: esa cartelera se asemeja a un mapa hidrológico de tanta raya fosforescente en formas de X o grafos onomatopéyicos que denotan el ras con ras; la cagaste, Enrique, que vaina vale, eres nulo de toda nulidad; le dice Andrés Velázquez en un guasap.
Diosdado, qué falta hace Ismael García en ese elenco y, por cierto, un lugar de honor en la cartelera debería ocupar la charlatanería de Jiménez Rafael Simón. Son joyas.
(IV)
Ejercicio de juntura de datos y razón de la ardentía es el mazo sobre la mesa. Y Chávez lo mira de reojo. No hay como ese reojo que desde la contratapa es un santo y seña. Diosdado vas bien, epa loco, súbele más a la izquierda, no le des paz a la miseria del fascismo, ahora y en la hora de ese argentino que dejó en pañales al Carmona Estanga de 2002.
(V)
Parte de nuestro hacer diario es decodificar el discurso y la acción concreta de la derecha histórica y, también, de una izquierda que fue chueca. La otrora llamada Sayona es y seguirá siendo una expresión femenina de Carmona Estanga y su actuación el 11 y 12 de abril de 2002.
El Programa fascista sigue rondando y busca, en esencia, retrotraernos. Pero además, borrar del pacto social originario cualquier destello de esfuerzos colectivos y conquistas sociales, de equis tipo.
Abrir el espacio al solipsismo como horizonte antropológico, el nihilismo como meta individual, el narcisismo como estética y el tiempo presente como realidad absoluta.
¡Un celemín de racionalidad para no pasar por pusilánimes, damas y caballeros, por favor.
Hasta los antiguos camaradas del PCV, el originario, parecen decir: es hora de crear una píldora para la hemoglobina baja. Tal cual, dicen porai. Por un lado, hay un exceso de pusilánimes. Por el otro, el hastío del no lugar. Y, finalmente, el triunfo de un candidato ubicado más allá de la «Cúpula del Trueno», en los términos apocalípticos de Mad Max, es decir, el nihilismo amorfo.
La pampa húmeda
Muy duro lo de Argentina, che.Duro para todos. Agrió el Malbec, opacó aún más la luz de la historieta de la noche de los lápices y las narices frías. Hay silencio pero no todo está en calma ni el músculo duerme.
«Magínase«, diría el parroquiano Miguel Araque, que el perro de Milei se llama «Conan».
(VI)
Un camarada por ahí trata de hacer un texto honesto utilizando la categoría «Lucha de Clases» pero define a Fernández como burgués. Que incongruente. Tan gracioso que lastima, tanto, que se presta a la confusión eso de ser y no ser.
El texto del camarada amigo que circula bordeando las redes, es conocido; por eso no lo nombro. ¿Tendrá conocimiento de la caracterización de un burgués típico utilizando la carga epistemológica de Marx y Engels?
Por tanto, si Fernández no es burgués, ¿Nicolás será la reliquia de Santa Teresita?
Sant Rotz lo dice y tiene razón
Como siempre, los niveles formativos le imprimen su rasgo definitorio a cualquier idea.
Pusilánime lo es, de seguro, Fernández. Ahora, ¿burgués?
Pues sí. Como dice Sant Rotz: lo luce, lo pregona; es su credencial gaucha. Su peinado de maricón sin marca registrada le juega sucio a su ética posma y mal nacida.
Pero por otro lado, una cosa es ser «dirigente obrero» en Venezuela, y otra cosa es ser proletario en términos clásicos.
Otra estopa epistémica es lo del PCV. Crisis, cambio y progreso son los principios de la teoría de Vico. El tema de la historia cursando en espiral. Lo viejo se cae en rueda libre y se hace ceniza perfecta debajo de lo nuevo.
Es la historia de los siglos. El PCV y otros pecé del mundo ya son cenizas.
Figueras debería comprar una camisa de última moda y sin duda se aquietará. El masoquismo suele disfrutar del suicidio. Lo mejor es un remedio casero.