En el marco de la ampliación de todas las formas en las que nos es posible abrazar nuestra historia, con todos sus movimientos, políticos, sociales y económicos; se encuentra este momento, en el que aquí y ahora nos estamos debatiendo los días. Pues ante la llegada de un mes en el que el combate de las ideas y de los proyectos de país se enfrentan cuerpo a cuerpo, viene a ser profundamente necesario mirar con atención y utilizar las distintas corrientes, las distintas perspectivas en las que, con suspicacia, precisión científica, y muy especialmente con ternura, hemos logrado llegar hasta hoy.
Hay que sacudir, y sacudirnos en lo personal, para transformar, mover el agua para que no se estanque, poner los pies en la tierra para entender y recordar de qué se trata esta batalla a la que nos enfrentamos y estudiarla, pues no es poca cosa lo que nos ha traído hasta aquí.
Quizás no sea nuevo convocarnos desde el amor a la Patria, pero esta Patria que hoy vivimos no es la misma, por lo tanto, requiere ser entendida desde sus nuevos lenguajes para ser amada y entonces hacer aquello que tanto nos convocó el comandante Chávez y que siempre nos recuerda el presidente Maduro, “Estudiar para comparar, comparar para proyectar, revisar para reimpulsar, reimpulsar para re-evolucionar”.
Si lo pensamos desde las cosas más sencillas, la naturaleza, en su infinita sabiduría, se encuentra en un perpetuo estado de cambio. Las estaciones cambian y con ella los procesos de siembra y cosecha, los ríos fluyen, las montañas se erosionan y las especies evolucionan. Esta transformación no es producto del azar, sino de una ley natural que rige el cosmos.
Al igual que el universo, nosotras y nosotros, como seres humanos, estamos sujetas y sujetos a esta misma ley. Nuestros cuerpos cambian con el paso del tiempo, nuestros pensamientos evolucionan y nuestras experiencias nos moldean. Resistirse a este cambio natural es como intentar nadar contra la corriente: un esfuerzo infructuoso y agotador.
Es por ello que el llamado viene a ser desde el amor a la patria a construir una nueva realidad social y política que nos involucre en su tejido, lejos de la polarización y más cerca del trabajo necesario y permanente que convoca la alegría y nuestra historia para que sea esta una red de sostenimiento y contención que no se deshilache; pues siempre está hilvanando su tejido.
¿Te sumas?
¡Seguimos venciendo, palabra de mujer!