El diplomático venezolano, Alex Saab, fue absuelto de todos los cargos por el juez de Florida, Robert Scola. La sentencia, difundida por los medios de comunicación, se produjo tras el indulto firmado por el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, el 15 de diciembre de 2023. El 20 de diciembre, Saab fue liberado tras un intercambio de presos con Estados Unidos. Una vez de regreso en Venezuela, él contó las torturas que sufrió para que confesara crímenes que nunca había cometido, para que apoyara la idea de Venezuela como «narcoestado», y la de él mismo como “testaferro de Nicolás Maduro”.
Que lo de Alex Saab era un caso político quedó claro desde el primer día del secuestro del diplomático venezolano. El 12 de junio de 2020, fue sacado a rastras del avión que estaba parado para repostar en la isla de Cabo Verde. Posteriormente, el gobierno estadounidense lo deportó de África a un centro de detención en Miami. Un doble secuestro como el que se aplicó, desafiando el derecho internacional, contra los «combatientes enemigos», tras el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 (las llamadas redditions).
Excepto que, en el caso de Saab, además de ser ilegal, por violar la Convención de Viena, esa “reddition” fue absolutamente inmotivada, porque la misión del diplomático era una misión humanitaria, de mantenimiento de la paz. Como enviado especial del gobierno de Maduro, él regresaba de un viaje a Irán, cuyo objetivo era proporcionar alimentos, medicinas y combustible al país sitiado, que el imperialismo estadounidense quería estrangular con medidas coercitivas: medidas unilaterales e ilegales.
Que el caso contra el diplomático fue un montaje judicial contra todo el país bolivariano, y que su enviado especial fue un rehén y una advertencia, quedó ampliamente ilustrado en la conferencia internacional «Lawfare contra Venezuela. El secuestro del Diplomático Alex Saab«, cuyos documentos han sido recogidos en un libro del mismo título.
Un vídeo de fuerte repercusión, difundido en varios idiomas, titulado «Alex Saab, un diplomático secuestrado«, creado por la periodista Karen Méndez y con testimonios precisos como el padre Numa Molina, ha permitido al mundo experimentar de primera mano la crueldad de las «sanciones» impuestas a Venezuela y sus efectos en la vida de un país que, con la victoria de Chávez en las elecciones del 6 de diciembre de 1998, en pocos años había alcanzado los «objetivos del milenio» en la mitad del tiempo establecido por la FAO.
Un libro de corte jurídico, escrito por la abogada internacionalista Indhriana Parada, «El secuestro de Alex Saab«, recopiló y analizó los documentos de más de dos años de investigación, que muestran cómo el secuestro del diplomático fue un capítulo de la guerra no convencional lanzada por el imperialismo contra la Venezuela bolivariana.
Una situación que, como explicaron en diversas conferencias internacionales otros dos analistas del Movimiento Libre Alex Saab, Fravia Márquez y Roi López Rivas, sirvió para imponer un nuevo umbral de opresión a los pueblos decididos a ser libres. De hecho, no sólo se ha atacado la soberanía de Venezuela, sino que se ha lanzado un ataque al derecho internacional, a los derechos humanos y a los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Temas también destacados por Wilmer Armando Depablos, abogado y diplomático, al frente del movimiento por la liberación de Saab. Wilmer intervino en varias ocasiones para denunciar la instrumentalidad política de un caso jurídicamente inconsistente, como lo demuestra el hecho de que la mayoría de los cargos contra Saab fueron retirados en la primera audiencia en Miami. Solo quedó lo de “conspiración”. Por ello, la «justicia» estadounidense ha pospuesto constantemente la audiencia sobre la violación de la inmunidad diplomática del enviado especial. “Estados Unidos –ha comentado ahora Depablos– utiliza el arma jurídica para justificar las injerencias y falsedades a las que suelen recurrir, como vemos con los ataques a las instituciones venezolanas que se renuevan en este año electoral”.
Los sicarios mediáticos contra el diplomático y su familia, quedaron en evidencia durante la campaña internacional por la liberación de Saab, recogida en el libro «Alex Saab, cartas de un secuestrado» (traducido al italiano por Ediciones Multimage), que también contiene intervenciones de la activista de derechos humanos Camilla Fabri Saab, la italiana esposa de Alex.
Gracias al trabajo periodístico de Pedro Carvajalino, el movimiento internacional, coordinado por la abogada Laila Tajeldine, ha desmantelado pieza a pieza la narrativa tóxica de los medios de guerra; y su principal objetivo: desacreditar la figura del diplomático para desacreditar la revolución bolivariana y su presidente legítimo ─Nicolás Maduro─ y evitar así el «mal ejemplo» que constituye para todos los pueblos del mundo que ven en el socialismo la única esperanza de liberación.
“El retiro definitivo de todos los cargos contra Alex Saab demuestra lo dañado que esta el sistema de justicia estadounidense, que es capaz de inventar cualquier cargo contra personas inocentes por el simple hecho de ser contrincantes políticos” ─nos dijo la abogada Tajeldine─. Estados Unidos no ha respetado la ley internacional, ni tampoco sus leyes nacionales, al crear un cargo contra un hombre inocente que estaba ejecutando una acción humanitaria en Venezuela y que, claros estamos, ha salvado la vida de millones de venezolanos”.
Alex ─añadió la abogada─ siempre fue un hombre inocente, pero los medios se encargaron de demonizarlo y esconder su loable accion por los venezolanos. “Hoy, el mundo se ha dado cuenta de cómo EEUU y los grandes poderes mediaticos son capaces de crear mentiras para conseguir sus objetivos políticos; pero el tiempo dio la razón y la verdad se impuso. Alex siempre fue un hombre inocente victima de EEUU; y a la vez un luchador contra el inhumano bloqueo contra los venezolanos”.
Un bloqueo contra el que continúa luchando Alex Saab, comprometido como presidente del Centro Internacional de Inversiones Productivas (CIIP). Hoy, ─dijo Alex recientemente durante un acto público─ “Venezuela produce el 95% de los alimentos que consume. Es un país seguro, la gente está feliz y confiada. Esto no lo lograron ‘los apellidos’, no lo logró la oligarquía, sino nuestro presidente, Nicolás Maduro. Un estadista que tiene ideales, que es leal, que ha dado paz y seguridad al pueblo, porque ama al pueblo y porque pertenece al pueblo«.