Por: Rafael Rodríguez Olmos.- Por fin, por primera vez, desde la muerte de Hugo Chávez, la región vuelve a ver la luz al final de túnel. Comienzan a darse las discusiones serias que debieron darse hace años, cuando el nieto de Maisanta fue el proponente de una serie de medidas y acuerdos, por lo que a estas alturas ya tuviéramos un largo trecho recorrido. Ciertamente en el camino se interpusieron las conspiraciones de adentro y afuera, tales como la muerte de Néstor Kirchner, la conspiración contra Lula, el cáncer, la muerte de su esposa, el golpe de Estado jurídico contra Dilma Rouseff, el cáncer de Cristina, el golpe de Estado contra Alfredo Lugo en Paraguay y contra Manuel Zelaya en Honduras, el difícil proceso de Bolivia, los intentos de golpe contra Rafael Correa en Ecuador. Siempre hubo la conspiración de las burguesías locales que son lacayas del Big Brother, además de la traición de Chile que nunca se han considerado latinoamericanos. Más el cáncer inducido contra Hugo que finalmente lo llevó a la muerte.
De tal manera que lo discutido en ese encuentro de la Celac, celebrado en Argentina, es el preludio de lo que podría ocurrir en nuestro continente, si se impusiera la voluntad política, antes que los intereses personales. Una posición que asume Lula, ante la falta de empuje de los otros líderes. Retoma las ideas y propuestas de Hugo, tales como el pasaporte único, la moneda única, un tren que arranque en Ecuador y se detenga en Argentina. Todas propuestas perfectamente realizables, si finalmente se entiende que no hay otra forma de sacar a este maltrecho continente adelante. Mucho menos cuando estos 650 millones de personas, necesitan con urgencia solución a sus problemas; y ahora está la certeza de que no es cierto que alguien vendrá para salvarnos, con el planeta amenazado por una devastación nuclear.
En realidad, es América Latina el continente del futuro. Es aquí en donde están todas las materias primas y donde están las mayores reservas de agua dulce del planeta, razón vital para vivir.
Están comenzando por la creación de la moneda única, que sería un paso fundamental, pues de entrada, no solo abarataría costos a los empresarios, sino que eliminaría un sinfín de engorrosos trámites que en realidad no hacen más que retardar los procesos. Ojalá y todos los países, desde México hasta Argentina, entiendan lo ventajoso que sería eso para la región. Y si lo pudieron lograr los europeos, que son mil millones y todos hablan idiomas diferentes, entenderse aquí sería pan comido. Tremendo paso, luz al final del túnel.