Por: Fernando Giuliani
El acoso a nuestro país, a través de operaciones psicológicas o guerra psicológica y guerra cognitiva de Estados Unidos contra Venezuela son, sin lugar a dudas, acciones permanentes que se inscriben en la tradición de guerra, confrontación y neo colonización, que sigue ese país como columna central de su política exterior, y que durante las últimas dos décadas el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica ha dedicado financiamientos especiales en acciones belicistas para la desestabilización en Venezuela.
Las operaciones psicológicas se llevan a cabo de manera continua y con el objetivo de desestabilizar nuestro gobierno y perjudicar a la sociedad venezolana, incluyendo la difusión de información sesgada y propaganda, la imposición de sanciones económicas, el apoyo a grupos opositores y la promoción de un clima de confrontación política: promoción del odio, la violencia, el sicariato y el terrorismo, generando fuentes de destructividad.
Se trata de una estrategia para influir en la política interna de Venezuela y buscar un cambio de nuestro sistema de Gobierno. Descalificando la institucionalidad y desdibujando al pueblo soberano y su voluntad democrática y pacifista.
En este momento, Estados Unidos utiliza su influencia en los medios de comunicación internacionales para difundir una imagen negativa de Venezuela. Se han creado campañas de desprestigio que buscan aislar al país y crear un clima hostil en la comunidad internacional hacia nosotros. Los medios de comunicación promueven noticias falsas donde se distinguen el terror y la barbarie. Se difunden noticias falsas y se manipulan las redes sociales para sembrar la duda y el descontento en la sociedad venezolana.
Financian actos violentos, y promueven la delincuencia y el daño a bienes nacionales, escuelas, centros de salud, transporte público, espacios culturales, parques, entre otros. Inclusive ataques cibernéticos a nuestras plataformas tecnológicas, portales web y servicios públicos.
Ante este escenario de odio y guerra psicológica, la paz se impondrá. El odio, y sus manifestaciones, no sólo es antidemocrático, sino que genera en sí mismo intolerancia, lo que nos impone a la sociedad, a nuestras comunidades y familias, la tarea fundamental e indispensable de impedir que los promotores de dicho discurso sigan fabricando su objetivo a la medida: para entregar el país a los intereses imperialistas de Norteamérica.
Ante ello la conciencia de nuestro pueblo valiente, activo en la calle, acompañando al Presidente Nicolás Maduro para garantizar la paz y el bienestar a todos los venezolanos.