Como la mantis religiosa hembra devora los sesos del macho prolongando el goce hasta aniquilarlo, igualmente el Narco Estado Neogranadino, voraz, parasita nuestros recursos, mientras pretende aplicarnos el principio geopolítico Ratzeliano del espacio vital apropiado para expandirse.
La gasolina venezolana subsidiada, no debe seguir siendo combustible del aparato de guerra enfilado contra nuestra patria, una daga que horada nuestros cuellos y nos desangra antes de decapitarnos. Debemos detener esta hemorragia, con un sistema de control planificado, eficiente y efectivo, que rompa el círculo vicioso y dañino del contrabando de extracción generalizado.
Allá, el modelo neoliberal no atiende a sus nacionales, condena al 54% de la población a la pobreza extrema y los echa al mundo. ACNUR calcula más de 10 millones de neogranadinos fuera de su país, producto no sólo de la cruenta guerra, sino de aquel sistema político, social y económico negador de toda posibilidad de vivir dignamente.
Desde el otro lado de la raya hacen todo lo posible por destruirnos. Expertos en engaños y falsos positivos, cautivan hoy a nuestra juventud, para mostrarlos al mundo como “refugiados,” cuando en realidad los precarizan, explotan y hasta esclavizan, exigiéndonos los de Nariño, con descaro y cinismo detener la inversión social: Mientras sigan subsidiando los productos es muy difícil que nosotros logremos hacer algo de verdad en la lucha contra el contrabando. (Holguin).
Una batería de leyes criminales (cambiarias y monetarias) legaliza el saqueo masivo gracias a esa política gansteril contra el Bolívar; estrategia vertebral expoliadora y ruinosa de nuestro Estado Democrático, Social de Derecho y de Justicia.
Esa máquina de destrucción arrasa las bases de nuestras industrias, descompone los circuitos productivos; desterritorializando poblaciones, desorganizando las comunidades, desarticulándolas y desplazándolas de sus centros de vida y producción, retrogradándonos a niveles de pobreza superadas, rompiendo nuestro tejido social al adoptar esquemas culturales tóxicos foráneos, llevándonos a un proceso acelerado de desvalorización y pérdida de autoestima nacional, degradando al venezolano en su calidad de vida. Erosionan gravemente el suelo en que se arraiga las relaciones humanas y todo vínculo moral entre las personas. (Bauman),
Este ataque no ha sido respondido adecuadamente por nuestros sistemas defensivos y por ciertas autoridades civiles y militares, rebasados (hasta ahora), situación que debe ser solucionada urgentemente.
Desde Venezuela decimos: insistiremos y persistiremos en la emancipación, soberanía y autodeterminación, principios nucleares frente al apetito insaciable de la corporatocracia depredadora.