El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, liderado por el presidente Nicolás Maduro, a través de un comunicado oficial difundido por el canciller Yván Gil, expresó su más firme rechazo a las recientes declaraciones y acciones del gobierno de los Estados Unidos, las cuales califica el documento como amenazas y difamaciones que ponen en riesgo la estabilidad y la paz de la región.
El comunicado señala que Venezuela observa «con total claridad la desesperación de la administración estadounidense», que recurre a acusaciones infundadas para atacar la soberanía nacional. En particular, el texto se refiere a las imputaciones sobre narcotráfico como un argumento carente de credibilidad, que evidencia «el fracaso de sus políticas en la región».
La respuesta venezolana destaca la efectividad de sus propias instituciones desde la expulsión de la DEA en 2005, enumerando «capturas exitosas, desmantelamiento de redes y control efectivo de fronteras y costas» como fruto del esfuerzo y compromiso del pueblo venezolano en la lucha contra el crimen organizado.
El comunicado advierte que la postura agresiva de Washington trasciende el ámbito bilateral y constituye una amenaza para la paz y estabilidad de toda Latinoamérica, vulnerando los principios de soberanía y cooperación promovidos por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en su declaración de la región como Zona de Paz.
Frente a estas provocaciones, el gobierno venezolano reafirma su determinación de avanzar con firmeza en la defensa de su paz y soberanía. El texto concluye con un mensaje de fortaleza, asegurando que «el pueblo de Bolívar y Chávez seguirá venciendo cualquier intento de intervención» y reafirmando el rol de Venezuela como «un faro de dignidad, resistencia y seguridad para América Latina y el mundo».
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