Por: Fernando Soto Rojas
El capitalismo está en un atolladero histórico, con una economía estancada y en crisis permanente; sin salida y entrampado en sus contradicciones y problemas.
Lo más hermoso, maravilloso y extraordinario que nos ha pasado como pueblo y nación bolivariana, en estos últimos 25 años, es la aparición del liderazgo del comandante Hugo Rafael Chávez Frías el 4 de febrero de 1992.
Chávez impactó en sus raíces a la patria y a la conciencia de las venezolanas y los venezolanos, a las mujeres y hombres de a pie, e hizo efectivo un reagrupamiento de las fuerzas del pueblo que determinan una nueva época de nuestra nación; cristalizada en la Revolución Bolivariana por el Socialismo del Siglo XXI.
La Revolución Bolivariana es una esperanza de redención popular latinoamericana y caribeña que, hermanada con la Revolución Cubana, la Revolución Sandinista y en alianza con pueblos que luchan por ser libres y soberanos, donde Estados y naciones que luchan de diversas maneras, hacia una humanidad libre, democrática, y sin hegemonismos; en un mundo multicéntrico y multipolar.
Asistimos a una nueva fase cualitativa de los combates antiimperialistas y anticapitalistas de las luchas populares por la libertad y la igualdad en el horizonte del socialismo; al ocaso del orden mundial basado en las reglas imperialistas. A un presente interesante y a un futuro esperanzador.
El capitalismo está en un atolladero histórico, con una economía estancada y en crisis permanente, sin salida y entrampado en sus contradicciones y problemas. El imperialismo yanqui, que es su máxima expresión, está en una decadencia histórica; por eso su política es la aplicación del terrorismo, la guerra y el fascismo. Han desempolvado la Doctrina Monroe y pretenden ser fiscal, juez, y policía del mundo; amenazando, en su desesperación, con la otanización de la Región y el estallido de una preventiva III guerra nuclear mundial.
Desde la Venezuela Bolivariana les decimos que no podrán. En estas circunstancias complejas, difíciles y exigentes; pero plenas de posibilidades hacia un destino mejor de una humanidad realmente humana y feliz, marchamos con la Doctrina Bolivariana como guía teórica de que la Patria es “la América unida en nación”.
Tenemos al Presidente Nicolás Maduro, con una comprensión de la situación global, y al pueblo bolivariano, virtuoso y rebelde; con la Revolución Bolivariana en resistencia activa, en la idea de la concepción de la lucha de todo el pueblo, la guerra del pueblo, la unión cívico-militar-policial y de que “sólo el pueblo salva al pueblo”, frente a la conspiración y a la desestabilización de la política yanqui.
El Presidente Maduro, legitimado en elecciones libres, soberanas y democráticas por el pueblo venezolano; ha demostrado una atinada conducción con la lucha política y de masas, en la diplomacia de diálogo y paz. Ha venido cosechando victorias, logrando superar los escenarios críticos de escasez de productos durante las guarimbas; y la incertidumbre de una guerra civil. A pesar de las medidas coercitivas unilaterales, aplicadas desde el escenario imperial con la complicidad interna de un sector apátrida de la burguesía; en Venezuela existe hoy paz social y se enrumba hacia una recuperación económica.
Ahora nos preparamos, en este 2024 para preservar la paz y ganar la elección presidencial, en forma clara y contundente, con la táctica política de las 3R.Nets (resistencia, renacimiento, revolución. Nueva época de transición al socialismo) y las Siete Transformaciones:
1.Transformación económica
2.Transformación hacia la independencia plena
3.Transformación hacia la unión territorial de Venezuela en sus derechos históricos
4.Transformación social
5.Transformación política
6.Transformación ecológica
7.Transformación geopolítica
Todas estas líneas de trabajo en el tiempo histórico 2024-2030, año bicentenario del fallecimiento del Libertador Simón Bolívar; y 300 años del nacimiento del precursor Francisco de Miranda en el 2050.
En donde el mundo será distinto en el horizonte de libertad y grandeza.
¡Viva la Patria!