Avances en la recuperación económica
El año 2022 será recordado como un tiempo en el que se dieron pasos sustanciales en materia de recuperación económica, sin que ello sea igual a cantar victoria ni motivo para negar las grandes dificultades que sufre aún buena parte de la población.
Los grandes números económicos indican que ha habido avances significativos. La percepción generalizada en las calles y en las empresas también da fe de ello. Es evidente que estamos aún lejos de una recuperación estructural del aparato económico, pero las diferencias respecto a años anteriores (en especial al lapso entre 2014 y 2020) son muy apreciables.
No deben perderse de vista las causas del grave deterioro que ha sufrido el país y del que apenas comienza a levantar cabeza. La guerra económica interna, el asedio despiadado del imperialismo mediante las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo han sido las razones de tanta desgracia, mientras el esfuerzo de pueblo e instituciones son las claves de la supervivencia y la recuperación.
Retorno a la escena internacional
El año que concluye ha sido también propicio para que Venezuela retome el lugar en el escenario internacional del que había sido desplazada como parte de la guerra multimodal desatada por el capitalismo hegemónico.
Los resultados electorales en tiempos recientes en América Latina y los efectos de la guerra proxy de Ucrania han modificado el cuadro internacional, favoreciendo la presencia del gobierno constitucional de Venezuela, encabezado por el presidente Nicolás Maduro, en diversos escenarios globales.
No se trata de un logro menor, pues la estrategia diseñada por Washington y seguida de forma obsecuente por Europa y los gobiernos derechistas de América Latina se orientó a excluir completamente a Venezuela de cualquier arena global. La idea era que el país fuera tratado como paria para justificar luego el derrocamiento de su gobierno legítimo o una intervención violenta.
Pieza fundamental de esa maquinación fue la designación de un gobierno títere de Estados Unidos y su “reconocimiento” por ese país y sus satélites y lacayos.
La institucionalidad de la República Bolivariana de Venezuela logró resistir esos embates y ahora ha comenzado a recuperar su presencia en la escena mundial.
Restablecimiento de relaciones con Colombia
Otro aspecto en el que se ha conseguido un enorme progreso es en la relación bilateral con Colombia, fruto del estratégico triunfo electoral de la llave integrada por Gustavo Petro y Francia Márquez en la nación vecina.
Al hacer una comparación entre la primera parte del año y la segunda, se encuentran diferencias del cielo a la tierra. El hostil gobierno de ultraderecha de Iván Duque finalizó en agosto y dio paso al de Petro, que se ha empeñado desde el principio en normalizar el nexo con Venezuela.
La importancia de este acercamiento se pierde de vista y tiene componentes económicos, geopolíticos, culturales y de seguridad de Estado para ambas naciones y para sus pueblos, en especial los de la extensa franja fronteriza.
No hay que echar al olvido el hecho de que la Colombia uribista fue el centro de operaciones de casi todas las conspiraciones contra Venezuela, incluyendo algunas tan delictivas y bárbaras como los intentos de magnicidio, incursión no autorizada con excusas humanitarias e invasión con mercenarios y desertores.
Reanudación del diálogo y firma de acuerdos
Ya en el tramo final de 2022 se ha dado otro gesto importante, que tiene mucho que ver con los anteriores: la reanudación del diálogo con el sector de la oposición que ha encarnado en los últimos años los intereses de Estados Unidos y que, por tanto, ha apostado por las salidas violentas.
En el contexto del nuevo escenario latinoamericano y del relanzamiento de Venezuela en foros internacionales se logró un puente hacia la reanudación del diálogo con esta facción que, en rigor, ha sido derrotada y apenas si se sostiene en ese rol como muñeco de ventrílocuo del imperialismo.
Al suscribir acuerdos para permitir que se liberen fondos pertenecientes a Venezuela ha quedado demostrada la flagrante sustracción de ese dinero por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y los gobiernos oligárquicos de América Latina.
La reapertura del diálogo y esos primeros acuerdos apuntan a guiar al país hacia la plena normalidad política, con miras a las elecciones presidenciales de 2024. Y en ese proceso quedará demostrado que las oposiciones siempre han tenido garantías para participar en las consultas al pueblo, pero han optado por tratar de boicotearlas (por instrucciones de sus jefes extranjeros) ante la evidencia de no tener los votos suficientes para imponerse.