El jueves de Corpus Christi, es una de las celebraciones religiosas y culturalmente más importantes en Venezuela.
En la costa caribeña de Venezuela, el tambor marca el ritmo: tan, tan tan… Temibles «diablos» recorren las calles de Naiguatá, estado La Guaira. Para la comunidad es una tradición ancestral celebrar cada año la fiesta de los diablos danzantes, que congrega a miles de personas en una manifestación que combina religión, folclore y cultura popular.
Se dice que esta celebración tiene su origen en el siglo XVIII, cuando españoles trajeron esclavos del Congo, África, surgiendo así esta manifestación religiosa, producto del mestizaje racial y cultural, que es una muestra de la sincretización religiosa que se produjo en América Latina.
La celebración, comienza el jueves de Corpus Christi, cuando los diablos danzantes se congregan en la Iglesia de San Francisco de Asís de Pueblo Arriba, y realizan una misa en honor al Santísimo Sacramento del Altar. Luego, recorren las calles de Naiguatá vestidos con trajes de colores brillantes y máscaras que representan en su mayoría a animales marinos, danzan al ritmo de “la caja”, que simboliza la lucha entre el bien y el mal.
La festividad culmina el domingo de Corpus Christi, cuando los diablos danzantes realizan una espectacular danza en la plaza principal de la ciudad.
Esta celebración es un quehacer aprendido, una manera de expresión en la que participan, a diferencia de en otras cofradías, mujeres y hombres por igual y niños de todas las edades.
La fiesta de los diablos danzantes es una tradición religiosa venezolana reconocida en 2012 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, Esta festividad es un legado cultural que debe ser valorado y protegido por las futuras generaciones, ya que trasciende lo terrenal y representa la conexión entre el ser humano y lo divino.