Vivir de las glorias o cuentos ficticios del pasado es muy fácil; pero entregarse a las manos y caricias del enemigo mucho más aún. Después de tener un pasado de luchas reivindicativas -desde la trinchera que fuese- volverse las cachorritas del enemigo es muestra del mayor acto de traición a la conciencia y moral revolucionaria.
Los constantes ataques al tipo Maduro por fulanos de “nuestras propias filas”son la demostración más clara de sus realidades. Porque no les “patrocinan” sus escritos o proyectos, en cada frase que publican o gritan todo su odio y resentimiento contra un hombre -que como todos comete errores- que está dispuesto a dar la vida por cada uno de nosotros.
Se quiénes son, tienen rabo de paja, y al parecer se les olvidó. En sus años de estudiantes universitarios tiraron dos o tres piedras y se autoproclamaron “guerrilleros urbanos”; otros subieron a la montaña, se fumaron un porro de marihuana, dispararon un chopo, y entre ellos se bautizaron como “cuerpos guerrilleros altamente entrenados”. Los aristócratas y sus hijos, gozaron una y parte de la otra en los años de la Unión Soviética: viajaban por toda Europa, estudiaban en las mejores universidades, y todo lo pagaba la Internacional Comunista ¡Así quien no es revolucionario!
Por supuesto sobre las críticas arribas expuestas no generalizo; hay camaradas combatientes con trayectoria dignas de admiración; quienes dieron sus vidas para liberarnos de las prácticas salvajes a la que éramos sometidos en el pasado. Yo los conozco, los vivo, y son el mayor ejemplo para estas nuevas generaciones. Pero hay otros, los verdaderos “oportunistas”, que intentan cobrar a la Revolución lo que alguna vez hicieron a favor de la patria.
Pregunto a los guerrilleros de cafetín, comunistas aristócratas, y a los opinadores que no aporrean: ¿Quiénes no aceptaron al Che en Venezuela? ¿Quién lo entregó en Bolivia? ¿Quiénes negaban la capacidad y lealtad del Comandante Chávez? ¿Cuál es el pasado de algunos corruptos que ustedes protegen?
Creo en la crítica, el debate, la necesaria e indispensable definición de todos los procesos. Soy marxista, es decir, comprendo el curso dialéctico de la sociedad, y por ello, sé que hemos metido la pata honda en algunas decisiones políticas trascendentales. Yo quisiera agarrar un fusil -al estilo de Iósif- y reducir el tiempo de esto que estamos construyendo, pero las circunstancias no son adecuadas, el tiempo histórico es otro.
Las teorías revolucionarias, entiéndase marxistas, no son un manual cuadrado para construir algo: son la guía general para la materialización de una nueva sociedad, los métodos a aplicar para edificarla deben ser diseñados desde las realidades sociales, históricas, políticas, culturales y hasta antropológicas del territorio en miras de ser subvertido.
Sin duda alguna el conflicto primordial que padecemos como Revolución, es la no definición de un nuevo sistema económico. Es indispensable eliminar la dependencia del rentismo petrolero y ponernos a producir. ¡Contribuyan pues, a esta importante tarea!
Los invito señores, a quienes hago referencia en este pequeño -espero sustancioso- artículo, que vayan a las comunidades, ayúdennos a desarrollar las comunas y otras formas de organización social. Desde ahí, solo desde ahí, se darán los cimientos para un nuevo sistema económico productivo y socialista.
Posdata: No dejen que la historia les pase por arriba de la cabeza, no se vuelvan -ya varios son- el peor ejemplo de lo que debe ser un patriota.