No era preciso tener el olfato demasiado desarrollado ni tener una profunda perspicacia para visualizar lo que es un secreto a voces. La determinación de agresión permanente a la República Bolivariana de Venezuela, con el propósito de moldear nuestro sistema político al interés estratégico de poderosos factores occidentales, se mantiene vigente y tiene nuevos planes.
Esto, sin que ello sea razón para no considerar u obviar las propias contradicciones, por ejemplo, de una institucionalidad estadounidense que, al menos, debe haber asimilado las profundas derrotas causadas por un país como Venezuela, que hoy se levanta libre y soberano y cada vez menos dispuesto a ser genuflexo ante presiones o chantajes.
Tal vez por ello entra a jugar ahora la reactivación del frente del Territorio Esequibo, en profunda escalada, para respaldar desde varios ángulos de poder el delito de la élite guyanesa de dar concesiones petroleras unilaterales en espacios que son propios de la controversia territorial que debemos arreglar cumpliendo lo firmado por ambas naciones en Ginebra en 1966.
Nada casual, para este momento, ha sido todo un entorno de escalamiento donde una Generala del Comando Sur enumera las riquezas petroleras en Guyana en un laboratorio de ideas militar como el Atlantic Council. Luis Almagro salta de nuevo haciendo valer la existencia del cadáver insepulto de la Organización de los Estados Americanos (OEA); y un personaje de perfil medio como Brian A. Nichols abiertamente mete sus narices en asuntos binacionales pretendiendo legitimar, sin tener fuero para eso, un írrito, nulo e inexistente laudo de París de 1899, para proteger con su monroismo típico a una Guyana que pretenden «salvar» de la «amenaza» proveniente desde Venezuela.
Como añadidura salta CARICOM con un adefesio de Acuerdo poniendo a la República Bolivariana de Venezuela como una especie de amenaza para Guyana, sus intereses y desarrollo, en el mismo tenor de Almagro y Nichols, cuando no existen razones históricas, ni menos políticas, que avalen tal aseveración; propia de las presiones de Washington y el arrodillamiento de algunos políticos locales.
La verdad es que Venezuela no tiene características colonialistas o imperiales, o cosa por el estilo, ni la conducta política contemporánea habla mal de la labor de desarrollo de la fachada caribeña con el petróleo barato, bien subsidiado, que el Comandante Hugo Chávez proporcionó a varios países del Caribe, condición clave para tener algún período mínimo de estabilidad que más nadie ha dado, como si lo hizo Venezuela, y que fue imposible continuar desde que nos rompieron toda lógica de funcionamiento internacional con las genocidas sanciones y el cambio de régimen político por opción de fuerza impuesta desde la Casa Blanca.
Puede sonar chocante afirmar estos temas, pero en un momento donde países del Caribe miran para otro lado, o mienten sobre Venezuela, nos toca estamparles la verdad en la cara, para que no nos crean ingenuos. La solidaridad bolivariana no puede ser objeto de abuso por absolutamente nadie y bajo ningún justificativo.
Pues bien, este contexto pone otra vez a Guyana en el radar con tres dispositivos analíticos claros a la hora de valorar esta nueva maniobra de agresión hacia la República Bolivariana de Venezuela, que pretende despojarnos de territorio y de paso sembrarnos un frente de tensiones rumbo a una guerra.
- La doble importancia estratégica del territorio Esequibo, geográfica por un lado, (presencia agresiva en la fachada atlántica y proyección militar hacia las desembocaduras del Río Orinoco); y energética por el otro, con la reciente confirmación de la existencia de poderosos yacimientos en materia de petróleo y gas que han activado el lobby petrolero mundial, encabezado por Exxon Mobil y que algunos analistas petroleros han dispueto en más de 10mil millones de reservas potenciales en estos rubros de energía fósil.
- La expansión de la lógica propia del conflicto de Ucrania hacia otras regiones del mundo, como bien lo vaticinó en su momento el presidente de la República Nicolás Maduro Moros, con expresiones concretas en África, Taiwán y posiblemente el Territorio Esequibo; como una forma de sembrar un estado de tensión creciente en América Latina, amenazando por ende a la paz regional para tratar de desestabilizar una zona rica en recursos.
- La vigencia de la deteminación estratégica de Washington de salir de la Revolución Bolivariana de manera violenta y por cualquier vía a mano, estableciendo un estado de transición que rehaga la situación colonial previa a la llegada del Comandante Hugo Chávez al poder, en 1999, y donde permanecen adheridos todo tipo de factores en contubernio, con una oposición antipatria y con posciones de silencio cómplice ante el tema del Esequibo, así como poderosos lobbys diplomáticos en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la CARICOM.
Por supuesto que semejante situación amerita avanzar en defensa legítima de nuestros derechos sobre el territorio de la República Bolivariana de Venezuela, privilegiando en primer lugar la consciencia, unidad y movilización nacional; y en segundo término avanzar en las vías políticas y diplomáticas que promuevan un entendimiento, dados los 123 años de infructuoso reclamo jurídico que ha sido respondido por una parte guyanesa que actúa al margen de los acordado en 1966 en forma unilateral y provocadora, ahora supuestamente protegida por quienes pretenden saquear sus riquezas.
La primera acción vino de la Asamblea Nacional, que reunida en Sesión Ordinaria rechazó todas las maniobras desde la República Cooperativa de Guyana así como de sus factores de apoyo al tiempo de convocar un Referendo Consultivo de acuerdo al artículo 71 de la Constitución Nacional, afirmado así por su Presidente Jorge Rodríguez:
[Propongo] «Convocar a una gran consulta nacional a través de un Referéndum Consultivo para que el pueblo de Venezuela por vía del voto directo y secreto tome la decisión y refuerce los inalienables derechos de Venezuela y su pueblo sobre el territorio de la Guayana Esequiba y su ratificación por historia y por derecho como parte indisoluble del sagrado suelo de la patria (…) Para que el pueblo venezolano diga: ese es mi territorio indisoluble como lo es todo el suelo de la patria. Para que cada mujer y hombre de bien vaya a las máquinas de votación y le diga al imperio norteamericano: el Esequibo es de Venezuela, el sol de Venezuela nace en el Esequibo».
Es claro que este proceso de consulta está actualmente en fase de construcción, pero responde a las necesidades políticas de cimentar acciones futuras en defensa de nuestros derechos sobre el territorio Esequibo.
La segunda manifestación política de consideración vino del Presidente de la República Nicolás Maduro Moros, quien de Acuerdo a la Constitución Nacional dirige la política exterior de nuestro país como Jefe de Estado y Jefe de Gobierno.
Y lo hizo detallando de manera pedagógica no sólo el contexto histórico; sino además la valoración política actual de una agresión permanente hacia la República Bolivariana de Venezuela, apelando nuevamente a la Diplomacia Bolivariana de Paz que ha marcado este período de resistencia, contención y derrota de todas las maniobras impuestas para tratar de alterar la paz e integridad de nuestra patria.
De este modo se expresó el Jefe de Estado:
«Hay una sola solución y es retomar el diálogo cara a cara, directo en el marco del Acuerdo de Ginebra (…) Yo, Nicolás Maduro Moros, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, a nombre de nuestro pueblo, estoy listo para reunirme con usted muy pronto en el lugar del Caribe que elijamos, para dialogar en el marco del Acuerdo de Ginebra, retomar las negociaciones de paz y que cesen estas amenazas y que cesen estas ilegalidades, a través del diálogo, resolverlo, a través de la diplomacia
(…) la única forma, presidente (…) usted y yo conversamos en Brasilía cuando estuvimos en el encuentro suramericano que convocó Lula, ya queda en sus manos, usted es un hombre joven, no se deje llevar por el camino equivocado (…) jamás Venezuela ha amenazado ni amenazará al pueblo de Guyana, un pueblo hermano y al que bastante hemos ayudado, en su momento, en Petrocaribe, antes de que esta instancia unionista fuera destruida por las sanciones criminales de Estados Unidos (…) Venezuela no es ni será un país colonialista, ni imperialista, ni busca recursos ni tierra que no le corresponde.
(…) Yo le digo al presidente de CARICOM: Estoy a la orden para una reunión cara a cara con el presidente de Guyana, en una mesa, con delegados del Caricom, primeros ministros, a conversar con las cartas sobre la mesa [para llevar] una propuesta clara y directa de paz para avanzar hacia un acuerdo siempre en el marco del Acuerdo de Ginebra de 1966”.
(…) Salgamos a defender nuestros derechos (…) Venezuela no se mete en asuntos de controversias limítrofes de ningún país. Eso debe ser resuelto bilateralmente. Las pretensiones hoy del imperio estadounidense con el apoyo del gobierno británico y de los títeres de la ExxonMobil que gobierna en Guyana son venir por las riquezas del territorio de la Guayana Esequiba (…) Abran los ojos, frente a la manipulación, la mentira. Venezuela es el país amenazado, agredido, el país al que se está pretendiendo despojar, que es víctima del imperio británico; y ahora de la ExxonMobil, del Comando Sur, del imperio estadounidense, y lamentablemente de los gobernantes de Guyana.
(…) no hay acuerdo internacional, como establece el derecho internacional, donde hayamos delimitado entre Guyana y nosotros, cuál es el mar de ellos y cuál es el mar de nosotros, es decir, los límites (…) por eso, más que Guyana, La ExxonMobil, ha comprado a todos los políticos de la élite gobernante de Guyana (…) La ExxonMobil y el Comando Sur que ha convertido a Guyana en una base militar de los norteamericanos, pretenden tomarse el mar que le pertenece a Venezuela. Pretenden tomar el mar no delimitado».
Ante todo esto, es evidente que la única alternativa posible que tenemos es movilizar al pueblo venezolano como un todo en un reclamo histórico que debe culminar en una solución práctica, pacífica y diplomática que haga valer nuestros derechos sobre el Territorio Esequibo; ya que es parte íntegra de nuestra Nación.
No hay duda de que quienes desean escalar nuevos inventos perversos hacia Venezuela utilizarán el tema Esequibo como un nuevo dispositivo amenazanate y agresivo, tratando de posicionar internacionalmente a nuestra patria como amenaza ante la República Cooperativa de Guyana, razón que ha llevado al Jefe de Estado a invocar la diplomacia directa, bilateral con su par guyanés para una solución a esta etapa y luego construir una hoja de ruta de acuerdo a lo suscrito en 1966.
Por otra parte, la acción reiteradamente unilateral de Guyana ha incluido acudir sin acuerdo con Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia, a la cual hemos llevado nuestros descargos para dejar sentada la violación del Acuerdo de Ginebra así como el carácter írrito del Laudo de 1899.
No se puede pretender que Venezuela acepte mecanismos a los cuales se ha acudido sin su apoyo, y menos que se dirima la discusión a partir de un inaceptable e inexistente documento que pretenden hacer revivir el lobby político y petrolero de la Exxon Mobil, el Comando Sur, la OEA y la CARICOM.
En paz y tumbando los planes de guerra, haremos valer nuestros derechos soberanos sobre el Territorio Esequibo, como pueblo pacifico, amante de la paz y bolivariano desde sus profundas raices históricas.