I
Cuando en diciembre de 2006 el Comandante Hugo Chávez propuso la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), como consecuencia del proceso de maduración de las fuerzas revolucionarias y tras la victoria obtenida en las elecciones presidenciales de ese año, que hicieron posible el inicio a un nuevo ciclo histórico del proceso de amplias transformaciones que tiene lugar en el país desde el año 1999; destacó como propósito fundamental que debía animar los esfuerzos de esta organización política, la construcción del Socialismo Bolivariano, así como su carácter antiimperialista y anticapitalista; y el rol que le correspondería desempeñar en la consolidación de la democracia participativa y protagónica, a partir del reconocimiento y fortalecimiento del Poder Popular.
El Comandante Eterno insistió, además, desde los inicios del proceso de formación del partido en que éste debía, apelando a las enseñanzas del líder revolucionario Alfredo Maneiro, tener como rasgos distintivos la eficacia política y la calidad revolucionaria; un planteamiento que hoy sigue teniendo una vigencia tremenda, de cara a los retos que nuestra construcción socialista enfrenta en una coyuntura tan compleja como la actual, caracterizada como hemos dicho antes en esta columna, por el recrudecimiento de la criminal arremetida imperial y la batalla que libramos como humanidad contra la terrible pandemia de Covid-19.
Se trata, como bien lo alertara el propio líder histórico de la Revolución Bolivariana, no sólo de contar con la audacia requerida para lograr alcanzar el poder y dirigir el gobierno; sino además de ser capaces de transformar las estructuras del Estado burgués que heredamos, logrando “cambiar todo lo que debe ser cambiado”, vale decir, de ejercer la política con una verdadera vocación transformadora y con apego a los principios éticos y morales que enarbola nuestro proceso revolucionario.
II
Ello supone, lo seguimos diciendo con el Comandante Chávez, que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se erija cada vez más en una gran vanguardia ética, moral, política y social, capaz de desempeñar un rol determinante “…en la creación, la articulación, la consolidación de una poderosa fuerza…principista, socialista, humanista…espiritual…para continuar consolidando…el nuevo bloque histórico…, patriótico, nacionalista, antiimperialista. Por ello, es necesario que el partido siga convirtiéndose en una escuela…y ejemplo no sólo en lo teórico, en la palabra, sino en la acción; escuela de vida, de servicio, de lucha”.
De manera que, nos corresponde a las bolivarianas y los bolivarianos, a la par de continuar emprendiendo una férrea defensa de la dignidad e independencia nacional, como el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años; continuar cerrando el paso al reformismo, al sectarismo, al grupismo, al clientelismo, a la pretensión de quienes pudieran tratar de imponer sus intereses personalistas y desviar la marcha del Partido de Chávez y, más allá, del proyecto revolucionario que nos legara.
Mientras el Pueblo está llamado a denunciar y combatir, junto al Partido y al Gobierno Bolivariano, cualquier intento de este tipo; y al mismo tiempo, avanzar con su participación protagónica en la construcción del socialismo concreto del que nos hablaba el líder histórico de la Revolución Bolivariana; el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) debe seguirse convirtiendo cada día más, junto al Pueblo y las demás organizaciones que integran el Polo Patriótico Simón Bolívar, en motor para hacer realidad el cometido antes referido.
Esta es una tarea de grandes proporciones, que las y los militantes del partido debemos asumir con valentía, sin dejarnos intimidar ni chantajear; apelando a la conciencia y, por supuesto, con plena lealtad a la revolución y al legado del Comandante Chávez, como debemos hacerlo las y los chavistas; y, por tanto, las bolivarianas y los bolivarianos, las revolucionarias y los revolucionarios, y las y los antiimperialistas, con la eficacia política y la capacidad transformadora a la que hacía mención el compañero Alfredo Maneiro.
III
Hoy más que nunca, a 22 años del arribo al poder de la Revolución Bolivariana, y en medio de una coyuntura como la actual, que sin duda ha puesto a prueba la fortaleza del heroico Pueblo venezolano y su vanguardia: el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y demás organizaciones que integran el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar; las bolivarianas y los bolivarianos debemos mantenernos unidas y unidos en defensa del legado del Comandante Chávez, consecuentes con su ideario, propiciando genuinos procesos de democratización y consulta de las bases, y de profundización de la organización del Poder Popular.
Ello, constituye un acto de fortaleza ética y moral; y al mismo tiempo, una lección que como diría nuestro Comandante Eterno estamos dando “…a esas agrupaciones que se van elitizando, …se van convirtiendo pues en una cúpula, en una franquicia…y empiezan a negociar con la burguesía…Aquí no hay franquicias ni hay nadie dueño de nada, en lo personal, no. Es el Pueblo el dueño y el Partido Socialista tiene que ser una gran vanguardia junto al Pueblo, un gran motor, un gran motor ideológico”.
De allí que, cuando nos acercamos al Bicentenario de la hazaña, de la epopeya bolivariana de Carabobo, rumbo al 2030; las venezolanas y los venezolanos estamos llamadas y llamados a continuar y profundizar el camino de la Revolución Socialista, reafirmando nuestra disposición a preservar este legado, convencidas y convencidos como expresara otro grande de la América Latinocaribeña, de quien hace apenas unos días acabamos de conmemorar 93 años de su nacimiento -me refiero al Comandante Ernesto Che Guevara-, que “en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera”.
Lo que está en juego es nada más y nada menos que el proyecto del Padre Libertador Simón Bolívar y del Comandante Hugo Chávez; es la Patria que como el ave fénix renació de entre sus cenizas, luego de muchos años de ignominia de los gobiernos de la IV República, sumisos plenamente a los designios del imperialismo norteamericano.
Seguro estoy de que el heroico Pueblo de Bolívar y de Chávez, cuyo verbo y praxis revolucionaria nos siguen guiando hoy, continuará manteniéndose firme en defensa de su revolución, garantía de soberanía y auténtica libertad; llevando junto al compañero Presidente Nicolás Maduro el morral de los sueños del Comandante Eterno, Pueblo-partido-gobierno engranando esa maquinaria perfecta que nos seguirá permitiendo sortear las dificultades que una coyuntura como la actual trae consigo; acelerando la marcha para llegar, más temprano que tarde, al punto de no retorno de nuestro Socialismo Bolivariano.