Venezuela resulta clave en la configuración del nuevo orden mundial. No solo por su innegable potencial energético y de recursos naturales, sino porque desde la llegada de Hugo Chávez al poder, ha tenido una posición clara contra el hegemonismo y un accionar favorable en pro del Sur global.
Fue este mes de marzo que México vivió unas elecciones trascendentales. Cuando decimos trascendentales no es por apelar el lugar común al que suelen acudir muchos opinadores y analistas, es porque, cómo en todas las elecciones en que se ven involucrados gobiernos progresistas, alternativos, contra derechas entreguistas, pro hegemónicas, son de verdad trascendentales. En México lo fueron porque un triunfo de los restauradores hubiera significado un retroceso en los avances sociales, económicos y políticos que se lograron durante el gobierno de Manuel López Obrador. Hubiera significado también, siendo el país azteca un actor importante en el hemisferio, un peligroso desbalance a favor de las fuerzas derechistas, de las fuerzas genuflexas a Washington.
Las fuerzas que desprecian a los pueblos latinoamericanos, en especial a los pueblos originarios, hubieran tenido un importante envión anímico.
Afortunadamente no fue así. Cómo estaba previsto, la candidata de Morena obtuvo un amplio margen de ventaja. Pero como era de suponer, también, sectores de la derecha mexicana, con sus cómplices mediáticos y algunos personajillos de la derecha latinoamericana gritaron fraude.
Desafortunadamente para ellos, repito, el triunfo fue contundente y el aspaviento se diluyó rápidamente. Pero, cómo ellos son predecibles, se sabía que era un globo de ensayo que pretenderían aplicar nuevamente en Venezuela. Usaron a los mismos personajillos, el ex presidente Fox entre ellos, pusieron la corporatocracia mediática a la orden y le sumaron las llamadas redes sociales. A eso hay que agregar los ataques cibernéticos a diversas instituciones del Estado venezolano, el CNE, principalmente. No se preocuparon de guardar las formas, ni de montar una narrativa coherente. No, no les interesaba. Apelaron a lo irracional a exacerbar emociones primarias, todo en función de cantar fraude.
No importaba si fuera cierto o no. Ni si la diferencia que obtuvo Nicolás Maduro era importante. No. Lo que importaba era generar caos, mortandad, un baño de sangre. Un baño de sangre que justificara alguna intervención norteamericana. Y hubo muertos, hubo destrucción, felizmente no en la magnitud que las fuerzas del fascismo quisieron. Las mismas autoridades norteamericanas se cuidaron de otro fiasco tipo Guaidó. El canto de fraude no les funcionó nuevamente. Inclusive, según mediciones de opinión recientemente aparecidas, el expediente de la violencia les resultó caro. Igual les pasó en 2017. En contraparte, Nicolás Maduro fue invitado a participar al evento de los BRICS el venidero octubre. Es que Venezuela resulta clave en la configuración del nuevo orden mundial. No solo por su innegable potencial energético y de recursos naturales, sino porque desde la llegada de Hugo Chávez al poder, ha tenido una posición clara contra el hegemonismo y un accionar favorable en pro del Sur global. No puede negarse su influencia política a nivel global.
Pero el expediente del fraude no solo se trabaja en Latinoamérica. También se da en Estados Unidos. Ya el presidente Joe Biden habló de un baño de sangre en el contexto electoral. Más allá de los desvaríos de Biden, yo tomaría con cuidado aquella advertencia.
Ya el año 2021, cuando Donald Trump anunció que le habían robado las elecciones, que hubo fraude, hubo disturbios en las calles norteamericanas, aunque la prensa hegemónica trató de minimizar los hechos.
Pese a ello, no lograron ocultar la toma del Capitolio. Eso tuvo una fuerte carga simbólica, personas enloquecidas montadas sobre los escritorios de sus parlamentarios, vestidas con trajes de los superhéroes que Hollywood fue creando a través de muchas décadas.
Se consideraban estafados, robados. No olvidemos, se cuestionó el procedimiento para escoger presidente; se cuestionó el sistema de justicia.
La democracia “más sólida del mundo” fue cuestionada en sus propios pilares.
Por si fuera poco, pasados los años, el polémico Donald Trump vuelve a postularse para la presidencia y sufre un raro atentado contra su vida. Atentado que potencia su postulación, sobre todo porque su entonces competidor, Joe Biden, mostraba severas fallas en su discurso, en su comportamiento.
Todo eso llevó a que Biden renunciara a su candidatura.
Luego de su renuncia en redes sociales, Biden apareció en un vídeo para decir que se había retirado de la carrera electoral “pese a que quería seguir, pero que debía defender la democracia, y para ello debía pasar la antorcha”.
¿Cómo es eso que pese a que quería seguir abandonó la cerrera para defender la democracia? ¿Quién tiene amenazada la democracia norteamericana? ¿Trump es la amenaza? ¿Si Trump es la amenaza debe ser eliminado?
¿Quería seguir en la carrera pero lo presionaron para que abandonara? ¿Quién lo presionó? ¿Quién tiene poder para presionar al presidente de Estados Unidos? ¿Soros, como dicen muchos?
Trump comentó que “el discurso del corrupto Joe Biden en el Despacho Oval era apenas comprensible, ¡y taaaan malo!”.
Posteriormente afirmó: “el corrupto Joe Biden y la mentirosa Kamala Harris son una gran vergüenza para América. Nunca ha habido un momento como este”.
Analistas hablaron de replantear la estrategia del candidato republicano. La duda es ¿sigue con un discurso agresivo, o lo modifica? Pese a lo que se diga, Estados Unidos es una sociedad conservadora en muchos aspectos, una campaña muy dura, muy de agresión a su contrincante mujer podría mermarle popularidad. Podría victimizar a Harris.
Es que Trump, en diversas ocasiones, ha llamado «loca» o «lunática» a la, hasta hoy, candidata demócrata. Durante un mitin el 24 de julio, en Charlotte, Carolina del Norte, cuestionó a Harris por sus posiciones sobre el aborto, sus resultados en política migratoria y de seguridad.
«Ella quiere abortos en el octavo y noveno mes de embarazo. Eso está bien para ella, hasta el nacimiento e incluso después del nacimiento… La ejecución de un bebé», afirmó.
La llamó, también: “lunática radical que va a destruir nuestro país”. El tema del aborto es muy controversial en Estados Unidos. Un importante sector conservador se opone a ello. Ven a quienes están a favor como agentes del diablo. Si Trump es agresivo con Harris en ese tema, ¿le suma o resta votos?
Refiriéndose al Partido Democrático, a la campaña electoral, dijo, en tono sarcástico: “si empezamos a sacar una ventaja de 10 ó 15 puntos, elegirán a un tercer candidato”.
Eso fue hasta fines de julio, los primeros días de agosto. Pero, “sorprendentemente”, las cosas parecen haber cambiado, según gran parte de la corporatocracia mediática y algunos encuestadores.
En efecto, el 8 de agosto, en el portal de El Economista, señalaron que las últimas encuestas a nivel nacional en Estados Unidos reflejan un empate técnico entre el expresidente y candidato republicano, Donald Trump, y su rival Kamala Harris, actual vicepresidenta del país y aspirante por el Partido Demócrata tras la renuncia de Joe Biden a la reelección.
Esa información se desprendía de un balance elaborado por la cadena CNN, que incluye las últimas cinco principales encuestas en el país. Según estos datos, Trump obtendría en torno al 49% de los votos, un punto porcentual más que la actual vicepresidenta estadounidense.
Se dijo, en el mismo informe, que los últimos estudios demoscópicos confirman una tendencia al alza del Partido Demócrata tras el terremoto político de finales de julio, cuando Biden anunció su renuncia y Harris dio rápidamente un paso al frente para postularse como aspirante demócrata.
Afirman que una mayor cantidad de estadounidenses, en torno al 56%, se decanta por Harris como mejor alternativa para gestionar la cuestión del aborto, así como para preservar la democracia (un 53%).
En contraparte, un 52% de los encuestados prefiere a Trump para gestionar la cuestión migratoria. En el apartado económico, algo más del 51% de los encuestados se decantan por Trump, mientras que Harris convence a cerca de un 48% de los estadounidenses.
Peligroso escenario el que se configura allí, teniendo como telón de fondo la palabra fraude. El hecho es que la palabra fraude se ha vuelto peligrosa
Algo que llamó poderosamente la atención, es que Harris ha conseguido en tiempo récord elevar la recaudación de donaciones por encima de los 300 millones de dólares y ha nombrado ya al gobernador de Minesota, Tim Walz, como su aspirante a vicepresidente. Esta decisión suele sopesarse durante varios meses, pero la candidata demócrata ha tenido que tomarla en apenas diez días.
Ahora, ¿es creíble este rápido cambio en la opinión pública norteamericana? ¿En tan poco tiempo Harris logró acortar esa diferencia que tenía Trump?
No olvidemos que, para el establishment, Trump es un recién llegado a la política, que no es tan fácil de manejar como otros, en este caso Harris.
No olvidemos los enfrentamientos del expresidente con varias cadenas mediáticas, tampoco sus rencillas con factores de la comunidad de inteligencia.
Sus declaraciones incómodas molestan a los factores de poder.
Por ejemplo, el martes 13 de agosto, señaló que bajo la presidencia de Nicolás Maduro, Venezuela logró reducir significativamente el índice delictivo. «Bajo su liderazgo, la criminalidad ha disminuido en un 72%», declaró.
Tampoco titubeó al hablar de Vladimir Putin y Xi Jinping, presidentes de Rusia y China, respectivamente. «Conozco a cada uno de ellos. Mantener buenas relaciones con ellos es beneficioso, no perjudicial. Ellos son astutos, son fuertes y trabajan arduamente para garantizar la seguridad de sus naciones«, indicó el candidato presidencial.
Respecto a la Unión Europea, señala que existe una desventaja comercial en las relaciones entre Estados Unidos y el viejo continente.
«Se aprovechan de nosotros en el comercio, mientras nosotros proporcionamos defensa a través de la OTAN; deberían contribuir económicamente al mismo nivel que nosotros en lo que respecta a Ucrania», manifestó.
Esto no le gusta al establishment, pero si conecta con el norteamericano promedio
que ve como los inmiscuyen en conflictos lejanos, cuando la economía de ellos no mejora.
Así las cosas, Joe Biden aseguró que el candidato Donald Trump, “va en serio” cuando habla de “baño de sangre” en caso de no ganar los comicios.
Según reseñó la agencia de noticias EFE, tomado de una entrevista con la cadena CBS, Biden dijo que no confía “en absoluto” en un traspaso de poder pacífico en enero de 2025 si Trump pierde.
“Lo que dice va en serio. No lo tomamos en serio, pero dice de verdad todo eso de ‘si perdemos, habrá un baño de sangre porque serían unas elecciones robadas”, resaltó.
El aún mandatario estadounidense apuntó que las intenciones de Trump ya se ven porque “está tratando de colocar a su gente para contar los votos en distritos electorales locales”.
Peligroso escenario el que se configura allí, teniendo como telón de fondo la palabra fraude.
El hecho es que la palabra fraude se ha vuelto peligrosa. El cantar fraude es sinónimo de muerte, de conflictos entre bandos. La palabra fraude va asociada con atemorizar a la población. No olvidemos que luego del atentado contra Trump aparecieron decenas de personas armadas, identificadas como milicias nacionalistas, señalando que ellos estaban dispuestos a sacrificar sus vidas para salvar a su país del despeñadero al que pretendían enviarlo.