La Iglesia de Santa Rosa, en Valencia; el Club Táchira, en Caracas; el Hotel Moruco, en Mérida; el Museo de Arte Moderno, en Caracas; la Iglesia del Santo Redentor, en San Cristóbal; la Iglesia de la urbanización de Zapara, en Maracaibo; el Hotel La Cumbre, en Ciudad Bolívar; el Pabellón Venezolano, en Hannover Expo; el Proyecto para la sede de la ONG Vidas Recicladas, en Santos, Brasil; el Complejo de Árboles Para la Vida, en Puerto La Cruz; La monumental obra La Flor de Venezuela, en Barquisimeto; decretada luego como Monumento Nacional y Patrimonio Cultural de la nación. El Mausoleo que se encuentra en el Cuartel de la Montaña, donde reposan los restos del Comandante Hugo Chávez…
La arquitectura en Venezuela se llama Fruto Vivas. Fruto, fallecido el 23 de agosto a los 94 años, era una leyenda. Así lo recordaron diputados, colegas y familiares en la sesión especial celebrada en el parlamento venezolano. El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, destacó el trabajo realizado por Vivas y su lucha por la “sostenibilidad de la vida humana; mucho antes de que se comenzara a hablar del cambio climático”.
Recordó su participación en la Gran Misión Vivienda Venezuela; en la construcción de las residencias ubicadas en Santa Rosa, en la Avenida Libertador. Contó así una anécdota sobre la construcción del Mausoleo para Chávez: “Uno de los días más tristes de nuestra vida, el 5 de marzo de 2013, a eso de las ocho de la noche, me llama el Presidente Nicolás Maduro y me dice: ‘anda a hablar con Fruto, ya sabes para qué’. Apenas me abre la puerta de la casa me dice: ‘ya sé para que vienes, ya estoy dibujando; mañana lo tienes’. Mientras el pueblo lloraba a Chávez, Fruto se quedó viviendo en el cuartel de la montaña; salió de ahí el mismo día que terminó el Mausoleo de Hugo Chávez. Me dijo: “yo siempre soñé con hacerle una casa a Chávez; me duele mucho que está casa que le construí sea la última morada del Comandante Hugo Chávez”.
El presidente de la AN anunció también que, por órdenes del presidente Nicolás Maduro, se aprobaron los proyectos relacionados con el Collar de Oro para el Waraira Repano y la exposición de las obras del arquitecto. Por su parte, el Diputado José Gregorio Correa solicitó a la Asamblea Nacional crear un premio anual que lleve el nombre de Fruto Vivas: “este parlamento, representante de la voluntad popular, dijo, debería pensar en un premio anual al trabajo arquitectónico, un premio que lleve el nombre de Fruto Vivas y que sea entregado por este parlamento”.
Las obras de José Fructoso Vivas Vivas, conocido como Fruto Vivas, llevan la impronta del Gran Siglo XX, en particular del Movimiento moderno, o Racionalismo, o Estilo Internacional; la principal tendencia arquitectónica que se desarrolló en todo el mundo entre 1925 y 1965, y que incluye obras extraordinarias como las de Le Corbusier.
El paradigma de la vivienda como máquina de habitar, que considera cada espacio funcional para la vida de sus habitantes, y parece colocada sobre el paisaje, basado en los cinco puntos de Le Corbusier para una nueva Arquitectura, también se encuentran en la obra de Fruto Vivas.
Fruto, que colaboró incluso con el maestro brasileño Oscar Niemeyer en el proyecto de un Museo de Arte Moderno en Caracas, sin embargo, combinaba varios estilos en los que se identifican influencias naturalistas y humanistas, y la presencia del tema ecológico.
Como se sabe, la Flor de Venezuela está inspirada en los tepuyes de la Gran Sabana y en la flor nacional, la orquídea. La que se erige en Barquisimeto, estado Lara, es una orquídea de 3 niveles que cuenta con 16 pétalos los cuales se abren y cierran por medio de un tallo hidráulico. En el monumento, que permite una vista espectacular de la “ciudad de los crepúsculos”, se organizan exposiciones, ferias y diferentes actividades culturales, y se encuentran jardines, cafés, y un museo de antigüedades indígenas.
La Flor de los Cuatro Elementos es el lugar donde reposan los restos de Chávez. La flor —explicó Fruto—- representa la metáfora del florecer de los ideales de la Patria Grande. El fuego al frente de la flor simboliza la intensidad de los ideales del Comandante, sustentados en los principios de El Libertador Simón Bolívar.
Fruto incluyó el viento porque corre libre como el proceso revolucionario que nació el 4 de febrero de 1992 y que viene de Miraflores. La tierra, representada por el granito nacional, refleja la firmeza de la roca en los ideales inculcados, por el Comandante, en la patria.
El agua que brota de la fuente que rodea el sarcófago es símbolo del amor irrenunciable del Comandante al pueblo, hasta el último suspiro de su vida. A la izquierda del sarcófago está Simón Rodríguez y a la derecha Ezequiel Zamora.
Durante una conversación en una cena, después de un encuentro internacional, hace cuatro años, Fruto nos habló de su primer trabajo como arquitecto: “A los 12 años, dijo, mi padre me pidió que hiciera una capilla para una santa cruz. Así que trabajé todo el día con los obreros. Cuando llegamos al octavo bloque me dijeron: antes de que se seque el friso, píntalo. Yo pude pintar un caramelo, y esa fue mi primera obra arquitectónica».
Luego, nos contó de cuando, siendo un estudiante de arquitectura que desde Barquisimeto venía a Caracas a estudiar, había participado en la construcción de una villa para el dictador Marcos Pérez Jiménez, que le había regalado la empresa para la que trabajaba.
Pero, en tanto, Fruto ya era militante del Partido Comunista de Venezuela, activo en la guerrilla de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) desde los 14 años: “Yo era experto en explosivos y armamento, dijo. Con muchos de esos guerrilleros continué entonces la actividad política legal, fui comunista toda la vida; y después también en el proceso bolivariano”.
Fundamental, añadió, había sido la permanencia en Cuba a fines de los sesenta en proyectos de arquitectura popular «durante tres años, en un hermoso centro de investigación, y fundamental fue la presencia de Fidel. Tuve una vida compleja y muy rica, recibí muchos premios», nos dijo, antes de que su joven ayudante nos lo «robara», para llevarlo a casa.
Entre los muchos recibidos, Vivas obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura en 1987 y fue galardonado con un reconocimiento especial en la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo de 2014.