Por primera vez en la historia una mujer conduce al país azteca. Claudia Sheinbaum ha logrado un segundo mandato para Morena, frustrando las aspiraciones de la coalición conservadora
La trascendencia histórica del resultado expresado en las urnas del domingo en México se resume en las palabras de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, candidata a continuar el proyecto de Cuarta Transformación iniciado por Amlo: “Por primera vez en 200 años me convertiré en la primera mujer presidente de México”, dijo Sheinbaum, al conocer los resultados, que le atribuían más de 30 puntos sobre la candidata de centro-derecha, Xóchitl Gálvez, dejando el tercero, Jorge Álvarez Máynez, igualmente de derecha, entre el 9 y el 10%. “Hemos ganado mayoría calificada en Cámara de Diputados y muy probablemente en el Senado”, añadió Sheinbaum tras el conteo rápido de votos del domingo por la noche.
México tiene entonces por primera vez a una mujer como presidenta, y una mujer de izquierda. Por lo tanto, no ha funcionado la poderosa campaña de la derecha para presentar Xóchitl Gálvez, de “Fuerza y Corazón por México”, como la candidata indígena, a pesar de su programa neoliberal, respaldado por los viejos partidos: Pri, Pan, Prd. Claudia Sheinbaum, ampliamente favorecida en las encuestas, se ha presentado por la coalición “Sigamos Haciendo Historia”. Un tercer candidato, Jorge Álvarez Máynez, se ha postulado por el “Movimiento Ciudadano”.
Casi 99 millones de personas han acudido a las urnas para elegir, además del presidente, más de 20.000 candidatos a nivel local, estatal y del Congreso. Segundo los resultados que han premiado a los candidatos y candidatas de la IV Transcormación, se renovarán 128 escaños del Senado y 500 diputados, nuevos gobernadores por nueve estados, 1.098 diputados locales, elegidos en 31 conferencias estatales y en 1.803 municipios.
Según la Constitución, el presidente saliente, Manuel López Obrador (Amlo), que ha finalizado su mandato con un nivel de popularidad muy alto (agrada a dos tercios de la población), no ha podido volver a presentarse. Y apoyó y felicitó a Sheinbaum, quien a su vez proviene del partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), confiado en poder continuar el proceso de cambio desencadenado por la Cuarta Transformación (4T). Un proyecto que ha modificado visiblemente la cara del país, creando una discontinuidad sustancial con el sistema partidista tradicional, que parecía imposible de socavar.
Los resultados son visibles a nivel económico, social y cultural, y también a nivel de la formación política de los militantes, que crecieron en la escuela de un pragmatismo dinámico, pero no sin un horizonte ideal. Combinando de manera realista la cuestión social con la de la independencia nacional y regional, Amlo inmediatamente dirigió su mirada hacia el sur, defendiendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua: teniendo en cuenta (por ejemplo en la cuestión de los migrantes) el famoso dicho «pobre México, tan lejos del cielo y tan cerca de los Estados Unidos”, pero también intentando desmentirlo. De hecho, apoyó la integración latinoamericana, se opuso a los «golpes institucionales» en el continente y respaldó firmemente la libertad del pueblo palestino frente al régimen sionista, en el diseño de un mundo multicéntrico y multipolar.
Un proyecto sólido, orientado hacia un progresismo consecuente, capaz de implementar también reformas estructurales a favor de los sectores populares. Capaz, por ello, de contrarrestar los numerosos ataques de la extrema derecha, bien apoyada por los grandes medios de comunicación, por las corporaciones judiciales y por los think tanks de Washington, decididos a replicar también en México (donde han organizado varias conferencias internacionales), la ola negra que tiene el viento en popa ahora. Pero sin éxito.
México, con Morena, los sectores populares, a pesar de todo lo que aún falta por hacer en el gigante azteca y a pesar de todas las contradicciones, no se han quedado sin representación, y no se han desviado hacia falsas banderas. De hecho, los resultados borran el temor de que un aumento del consenso entre los candidatos de la oposición conduzca a un estancamiento de las reformas debido a la falta de mayoría abrumadora en el parlamento surgió claramente durante la campaña electoral.
Estaban en juego dos modelos diferentes de país: por un lado, el retorno al neoliberalismo, representado por Xóchitl y Máynez, por el otro, el humanismo mexicano de Obrador, que en los últimos años ha funcionado porque ha socavado las causas estructurales de la injusticia social, y que Sheinbaum promete continuar. Los indicadores muestran una reducción de la pobreza del 41,9% en 2018 al 36,3% en 2022, lo que significa haber emancipado de la pobreza a más de 5,1 millones de personas, tanto en las regiones ricas como en las marginadas del sur.
Claudia es una física de 61 años, ganadora de un Nobel colectivo de estudios climáticos, nieta de judíos perseguidos por el nazismo, quien dirigió el gobierno de la Ciudad de México, nuevamente ganado por la izquierda.
Sheinbaum ha prometido continuar la agenda de Amlo, consolidando proyectos de infraestructura y manteniendo medidas de bienestar, como los subsidios a la electricidad, que han beneficiado a millones de mexicanos.
Uno de los temas principales de la campaña electoral fue, con dos diferentes enfoques, el de la violencia de los cárteles criminales que también caracterizó esta elección, durante la cual muchos candidatos a la alcaldía fueron asesinados. El lema de la izquierda fue: “Abrazos, no Balazos”, en las antípodas de lo que le gusta a la derecha y que hace referencia a la represión de Bukele en El Salvador o la de Milei en Argentina. En cambio, la IV Transformación apunta a ofrecer a los jóvenes mayores oportunidades laborales y formativas.
La nueva presidente también tendrá la tarea de nombrar un nuevo juez de la Corte Suprema. Ahora se espera que se elija a un progresista para equilibrar el tira y afloja que se ha producido contra el gobierno progresista. La derecha latinoamericana y sus aliados europeos, han intentado manipular las encuestas que eran a favor de la candidata de Morena, como lo están haciendo para las elecciones presidenciales en Venezuela. Hasta el último, han esperado que la coalición de izquierda no tenga una mayoría sólida en el parlamento, para intentar lastrar las reformas: como se ha visto en Brasil y como lo estamos viendo en Colombia contra el gobierno de Gustavo Petro. Pero el pueblo mexicano decidió de otra manera.