En el marco de esta revolución que iniciamos hace más de 20 años, uno de los principales desafíos que nos ha correspondido enfrentar es descolonizar la mente y hacer valer nuestra voz; hablándoles de “tú a tú” a quienes siempre se han creído superiores y con potestad para darnos órdenes y, peor aún, esperar que las cumplamos. Esa prepotencia tan característica de la derecha y del imperialismo, nuevamente se manifestó en días pasados cuando el Parlamento Europeo emitió una resolución condenando la inhabilitación política de María Machado y otros dirigentes políticos en nuestro país; y no conformes con ello se animan a instar a la convocatoria de elecciones “libres”, y a cuestionar la institucionalidad venezolana. ¿En serio creen tener potestad para ello?
Las oposiciones venezolanas se niegan a aceptar que nuestra sociedad ha cambiado; lo notamos desde hace años en sus discursos, en su práctica, y en las aventuras que permanentemente les han llevado al fracaso; sin embargo, es aún más risible que el Parlamento Europeo desconozca que por estos lares iniciamos la abolición de la esclavitud en el año 1816 con el Libertador Bolívar y su primera proclama en Carúpano; la segunda en Ocumare de la Costa, donde él dijo: “esta porción desgraciada de nuestros hermanos que han gemido bajo las miserias de la esclavitud, ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos”; y así se continuó la lucha política hasta convertirla en ley en 1854. ¿Qué les hace pensar que volvimos a aquellos tiempos de sumisión y esclavitud? Quizás la acción de algunos “compatriotas” que han decidido someterse de manera voluntaria a su mandato, pensando que así recobrarán el poder antes detentado y por ello todas y todos bajaremos la cabeza y nos someteremos a sus designios. Lejos estamos de esa pesadilla, en Venezuela el 54% de la población se autoreconoce afrodescendiente, según el último censo realizado por el INE; y en nuestra Carta Magna quedó prohibida la esclavitud de manera expresa en el artículo 54. Entonces, señores, no se equivoquen; pues además de alzar la cara y la voz en las últimas dos décadas, también hemos escrito nuevas y hermosas páginas de la geopolítica internacional; lejos de las declaraciones altisonantes, bravuconadas mantuanas o aventuras golpistas, y a pulso; con estrategia firme y política real, avanzamos en la construcción de la multipolaridad y en el reconocimiento de nuestra autodeterminación y soberanía. Como dijo el Presidente recientemente: “con modo todo se puede”; y por acá añadimos que más nunca seremos esclavas o esclavos de nadie; la sangre y el esfuerzo de nuestras ancestras y ancestros guía nuestro accionar cotidiano.
¡Venceremos!
¡Palabra de mujer!