Los buscan porque dominan el manejo de drones, tienen experiencia en contrainteligencia y están entrenados en espionaje. Los cárteles mexicanos han forjado una peligrosa alianza con exmilitares colombianos que va más allá del interés por su habilidad en fabricación de explosivos.
Según un reportaje publicado este lunes por Milenio, estos antiguos miembros del Ejército colombiano se han convertido en un activo clave para el crimen organizado en México. Reclutados mediante falsas ofertas laborales o suculentas sumas de dinero, aportan conocimientos que fortalecen las capacidades de grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Espionaje y guerra asimétrica
La semana pasada, el cónsul de Colombia en México, Alfredo Molano Jimeno, confirmó la existencia de al menos un militar en activo que recluta —voluntaria o forzosamente— a uniformados colombianos para trabajar con los narcos mexicanos.
De acuerdo con Milenio, estos exmilitares diseñan estrategias de inteligencia basadas en su experiencia contra grupos insurgentes en Colombia. Su manejo de drones y técnicas de vigilancia permite a los cárteles monitorear despliegues militares, obteniendo datos sensibles como ubicaciones de tropas y rutas de operación.
Drones y explosivos: la nueva frontera del terror
La combinación de estas habilidades con el poderío armado de los cárteles representa un desafío sin precedentes para la seguridad nacional. Las organizaciones criminales no solo espían al Ejército, sino que ahora tienen la capacidad de lanzar ataques con drones cargados de explosivos, evitando enfrentamientos directos.
Sin embargo, una fuente consultada por Milenio ofrece otra perspectiva: el creciente uso de tecnología reflejaría el «debilitamiento» de los cárteles tras la caída de varios de sus líderes. Ante la escasez de sicarios, optarían por tácticas remotas y letales para reducir riesgos.
Un llamado a la acción
Esta alianza transnacional entre el narcotráfico y exmilitares especializados marca un punto de inflexión en la violencia organizada. Urgen estrategias binacionales para frenar el reclutamiento y blindar la seguridad frente a esta amenaza híbrida, donde la tecnología y la inteligencia militar se ponen al servicio del crimen.