A ti, camarada, que te lanzas por la chorrera constituyentista, te dirigimos unas palabras que son inmaterial avío para que nos ayudes a cumplirle a la Patria. Te advertimos que no es prosa florida, discurso fresita o comeflorismo mediático: es un llamado vehemente, porque no andamos jugando carrito.
Nos es cualquier concha de ajo el patriótico reto que te toca asumir. Hay por ahí una cuerda e` bichos echando varilla, pretendiendo que nos odiemos, nos caigamos a zipotazos y nos desintegremos. Luego usted ya sabe el cuento: vienen los gringos a “arreglarnos” la vida con unas bombas inteligentes que la verdad son bien brutas.
Por eso lo primero que debes hacer es asumir la vaina con total seriedad. No se puede llegar a una Asamblea Nacional Constituyente, ni siquiera postularse a ella, para tirar flechas o hablar gamelotadas. Estás construyendo una Patria y eso merece la mayor solemnidad.
Así que si es cacho en los saberes, salga corriendo a aprender. Júntese con los que saben, lea libros, aprenda del pueblo y deje de estar mirando tanta basura en televisión y redes sociales. Mucho guillo con el aburridor y vacío lenguaje consignero y panfletario. Y pilas con el empleo de los manidos verbos “consolidar”, “profundizar” “acelerar” y fortalecer, porque la gente se le puede quedar dormida… o salir corriendo.
Póngase a aprender, pues.
Y si sabe mucho, o usted se lo cree, pregúntese para dónde vamos, para dónde queremos y debemos ir y pregúntele al pueblo. Si es alto dirigente, por favor, no se las sepa todas, tenga humildad y aprenda lo que dicen las viejas llaneras: 5 bobos piensan mejor que un inteligente.
En todos los casos es el juicio del pueblo quien mejor orienta a los dirigentes, o a quienes pretenden serlo.
Llévese en la libretica, escrito con mayúsculas y extrabold, las dos frases lapidarias de Lenín que sirven como faro guía para momentos donde se discuten los penalties de la política: 1) El revolucionario jamás cree todo lo que le dicen; y 2) El revolucionario jamás teme decir la verdad. Así que agárrese las gónadas y échele pichón sin miedo.
Vaya también acompañado, bien acompañado, a la Asamblea Nacional Constituyente: llévese a Guaicaipuro, a Andresote, a Juana La Avanzadora, a Miranda, Sucre, Rodríguez, Bello, Rondón, y mil etcéteras: a todo ese gentío de próceres militares y civiles que han construido nuestra hermosa nacionalidad. Y por supuesto, en lugar profundo y aparte en el corazón y el espíritu, lleve a Simón Bolívar y a Hugo Chávez con sus legados.
Lleve nuestro cariño y apoyo para cumplir su mandado patriota y tenga nuestro juicio severo si pone la torta. Porque hoy la Patria exige nuestro compromiso militante, nuestra lucidez y nuestra fuerza para labrar la paz y el futuro.
Vaya con Dios, camarada. Vaya con nosotros. Vaya con el pueblo venezolano.
Pedro Gerardo Nieves