Para intelectuales militantes como nosotros, el estudio de la oratoria de Fidel ha sido durante muchos años una forma de autoeducación, de autoformación; porque hemos tenido, además, el gran honor y la oportunidad de frecuentar los circunscritos ámbitos de compañeros próximos a Fidel, así como el gran honor de haberlo encontrado y escuchado de cerca y de hablar con él. Por esto, podemos decir que también en las conversaciones amistosas su nivel de cultura y de intercambio no es menos interesante, ya que cada palabra suya es nueva, sorprendente y de gran eficacia; porque siempre supo demostrar una riqueza cultural realmente inconmensurable, de la cual hoy todavía nos alimentamos a través de sus Reflexiones publicadas en el Granma, en varios periódicos y sus grandes obras.
Su gran cultura eleva la oratoria a un nivel capaz de satisfacer los más altos niveles científicos en las más diversas materias y, al mismo tiempo, dialogar con la gente simple, con los trabajadores; ya que Fidel domina los contenidos teóricos y prácticos al mismo nivel.
La evolución ideológica de Fidel y Raúl, desde una clase burguesa de origen agrícola hasta las posiciones marxistas, demuestra que las clases son un movimiento real y relacional. Su integridad y coraje, la dedicación a la justicia para todos, su visión y comprensión de los grandes problemas de la nación cubana y la capacidad de cambio, son las razones que lo llevaron a conducir la primera revolución en el hemisferio occidental.
La cuestión, más bien, la planteo en términos de superación del estéril debate convencional en curso, para alcanzar una conciencia de la imposibilidad de salir definitivamente de la misma a través de la naturaleza intrínseca de la cultura capitalista.
Las culturas “convencionales”, o sea aquellas que aceptan el sistema capitalista por vía del reconocimiento de sus leyes económicas y de su legitimidad ideológica, apuntan, de hecho, a introducir correctivos para hacer “funcionar” el sistema adecuadamente. Esta empresa, sin embargo, no ha tenido nunca éxito.
Fidel es el señor de todos los récords de oratoria, ha alcanzado un nivel sin precedentes de comunicación con la población. Ha demostrado una capacidad de explicación cotidiana de los problemas llena de comunicación con la población, hablando desde un gallo que pasa a la venta de productos de exportación. Esto no solamente ha reforzado su liderazgo, sino que le ha hecho comprender como a nadie los factores necesarios para la construcción del socialismo, contra los aspectos puramente materiales. En otras palabras, la necesidad de dar prioridad a los elementos políticos. De esta manera ha conseguido alcanzar un muy alto nivel de consenso sobre las políticas de participación consciente de las masas en el proceso de construcción.
Fidel defiende que Martí ha sido el político cubano más genial y universal, que ha preparado a Cuba para la idea del patriotismo, del amor a la libertad, del rechazo de la tiranía y la fe en el pueblo. En el pensamiento revolucionario de Martí se puede encontrar la base moral e histórica de la acción armada y de la Revolución Cubana y el espíritu y la acción de dirección revolucionaria de Fidel: la patria de todos y por el bien de todos.
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Luciano Vasapollo y Rita Martufi / Redacción Web.